Es sorprendente la conducta del venezolano de la diáspora en Norteamérica, que en general ha transferido su sentir ideológico a esa parte del continente, tomando parte en la diatriba entre los partidos Republicano y Demócrata, asociando a esas divisas una posición conservadora y a la otra, condición aparentemente socialista. La postura se ha hecho viral y ha dado lugar a la eterna controversia entre ambos extremos, pero lo hacen por lo general sin comprender adecuadamente la cultura norteamericana y menos aún su sistema electoral; simplemente, muchos de ellos, asumen opinión cuyas expresiones públicas los hace sensibles negativamente a la comunidad local, incluso a los representantes de las instituciones democráticas de ese país.

El elemento a discernir está centrado en lo que los socialistas denominados cínicamente progresistas vienen practicando con visión interesada, enfrentando a los que no lo son porque suponen defender al “odioso capitalismo”. Otros, moderados aparentemente, manejan el argumento de la necesidad de un modelo político intermedio con el fin de evadir la controversia manejando la vieja estrategia de ir a un sistema de gobierno socialista de centro.

A estos argumentos los elementos opuestos ripostan que la política socialista es complaciente con las dictaduras de la región, sopesando que la misma favorece el apoderamiento del comunismo en su fase más activa de expansión en las Américas, afectando a los países democráticos, imponiendo los intereses globalistas, destacando el tema de los intereses económicos y financieros del cual se nutren y los vinculan con el terrorismo, al crimen organizado y a los gobiernos antidemocráticos de la región los cuales van de la mano a la galopante corrupción, y a las estrategias de aprovechamiento económico.

La discusión lleva al problema central de una posición polarizada inducida por los “progress”, la cual constituye uno de los puntos más destacados de la agenda socialista, orientada imponer la tesis más nueva de un socialismo disfrazado de progresismo. De lo que se trata, entre otras cosas, es de exacerbar las acciones desestabilizadoras aparentemente democráticas de grupos de activistas cuyas acciones son financiadas y estimuladas en las redes sociales, confundiendo a los  cotidianos lectores, quienes por lo general ahora dudan de los argumentos de ambos lados tras discusiones aireadas e inútiles creando el clima adecuado para contribuir del lado socialista a imponer sus objetivos.

En general, las corrientes de opinión administradas por las grandes cadenas audiovisuales y fundaciones, comprometidas con el movimiento globalista, divulgan por adelantado la potencial ganancia de los demócratas en las elecciones norteamericanas afirmando con vehemencia, e interesadamente, que el gobierno republicano es representativo del capitalismo más extremo, desprestigiando públicamente al presidente de la nación, y que es un peligro su continuidad en el poder, al efecto, se está dando una gran batalla con relación a los resultados de dichas elecciones, alimentadas por las fallas detectadas en los procedimientos electorales, los cuales han puesto en peligro al propio sistema democrático ante la potencial invasión de intereses extraños en el pastel electoral.

El tema se profundiza cuando se rompe el mito de la verdad, fundamento de la sociedad norteamericana al estimular falsas verdades pregonadas por los grandes medios de comunicación, que ahora se arrogan el poder de proclamar los resultados electorales frente a un conjunto de anomalías que han sido ya denunciadas masivamente, y la comprobación de irregularidades tales como las deficiencias de los sistemas informáticos puestas de manifiesto a través la operación de empresas cuestionadas mundialmente y modelos científicos de comprobación, como por ejemplo la aplicación de la Ley de Benford https://gnews.org/534248/, que anuncian las irregularidades en la votación en varios estados de la unión.

Hubo frecuentes denuncias de cómo se cambiaron la fecha en los sobres de votación por correo, la votación de cientos de miles de personas fallecidas, la pérdida y secuestro de boletas en el correo, dudas en el manejo de la data, y la participación de empresas de apoyo logístico propiedad de relevantes dirigentes de los denominados grupos globalistas. Incluso, las auditorías ponen de manifiesto problemas en el conteo definitivo que hacen que la controversia se profundice rompiendo la credibilidad del sistema electoral, en la cual tanto confía la sociedad norteamericana, de tal manera, que se pone en duda la confiabilidad del sistema cuyos resultados los hace parecer mucho al comportamiento de viejos vicios electorales desarrollados en Venezuela, cuyo modelo por cierto es objeto de exportación.

La consecuencia de jugar adelantado tomando partido en los resultados electorales norteamericanos por parte de las cadenas noticiosas y de algunos líderes regionales, sin importar que el proceso electoral está contaminado, cuyos resultados definitivos estarán sujetos a las leyes y a los poderes del Estado. Sus actuaciones ponen de manifiesto la ambivalencia y doble moral de los dirigentes del socialismo e incluso de políticos de otros países, en especial de la oposición venezolana, quienes también toman partido de manera oportunista y precipitada.

La estabilidad de las políticas nacionales en los países democráticos es atacada como primer objetivo socialista, apoyada en la tesis de Puebla, diseñada por connotados intelectuales de la izquierda, quienes han sembrado con sus acólitos al sistema institucional de los gobiernos como un caballo de Troya para ir ablandando al sistema con fines de apoderamiento y explotación.

La lucha en verdad tiene efectos sobre la democracia y en su mantenimiento, cualquier lucha por mantener la trasparencia es imprescindible ante el daño de no creer en el sistema electoral. Como siempre, son los socialistas o comunistas los que tienen un plan y lo ejecutan fielmente y sin pausa. Sin duda que hay un movimiento a nivel global para cambiar el actual orden mundial, mientras las ideologías de derecha y centrista van perdiendo espacios y no se unen ante este peligroso fenómeno. Los hechos políticos nos deben hacer reflexionar y poner en guardia en defensa de la democracia y diseñar las acciones necesarias sobre la supuesta llegada de los socialistas al poder en Estados Unidos y la retoma del poder en varios países latinoamericanos.

 


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