Monumento La Espiga

Portuguesa. Capital espiritual y agrícola de Venezuela. Geografía donde se asienta el granero del país y tierra natal del centauro de los llanos, y primer presidente de la República: José Antonio Páez.

El llano portugueseño ha esculpido la historia de la siembra desde el siglo XV, cuando Nicolás Federman en el año 1530 describió (Archivo General de las Indias de Sevilla) a un gran pueblo llamado Hacarygua, ¡al igual que su cacique! Organizados en aldeas donde compartieron unos 60.000,00. Desarrollando grandes extensiones de tierra, dedicadas al cultivo del maíz.

Nuestra contribución al desarrollo nacional y a la historia patria no solo queda allí. Portuguesa es el estado donde sus hijos han ejercido, el mayor número de veces la Presidencia de la República. José Antonio Páez, en tres oportunidades (1830-1834, 1839-1843, 1861-1863). Raimundo Andueza Palacios (1890–1892). Victoriano Márquez Bustillos (1922). Gonzalo Barrios (1945–Junta de Gobierno) y Luis Herrera Campins (1979 – 1984).

Esa sensación de sentirnos orgullosos del pasado y de nuestra estirpe es propia y nos identifica. Grandes como la sabana y del tamaño del compromiso que se nos presente. “Bonito noble y sincero, como el amor de un llanero”. Pero: “No hay río que no tenga playa, ni estero sin flor de Bora, ni parrandón sin cañazo, ni rico sin jalar bola”.

Con la llegada de Hugo Rafael al poder, se abrió la caja de pandora. El sueño de Prometeo fue sesgado por esas cualidades divinas y persuasivas, con las cuales el comandante eterno, nos sumió en la mayor desgracia colectiva del mundo moderno. El resucitado Epimeteo, pasará a la historia como el más grande estafador de la esperanza de un país. Nuestra entidad geográfica, también sufre las consecuencias del desatino nacional, al elegir al felón que sembró las bases para entregar nuestra tierra y permitir – por arrogancia y soberbia – el desfalco de nuestras riquezas.

Atrás quedaron los años de progreso y desarrollo del mejor productor de cereales del país. La reforma agraria, logró convertir a Portuguesa en el estado de mayor crecimiento demográfico en los años 80. Solo detrás del estado Bolívar y por la obvia razón de la gran inversión en nuestras industrias básicas. Gurí, Ferrominera, Sidor, Venalum, Alcasa y tantas otras. Este estado fue sembrado, cosechado e industrializado por el pueblo portugueseño.

Veinte años han sido suficientes para que la desesperanza se integre al ADN de nuestra piel. Cuatro lustros de gobernadores sin sangre llanera, sin tono ni copla, sin querencia en el sentir popular y sin valorar nuestra prístina herencia folclórica. Nos han desilusionado.

Hoy, en pleno siglo XXI, rigen los destinos de nuestro desarrollo – desde el ejecutivo nacional y regional – desvergonzados e inútiles ciudadanos, electos por la ignorancia colectiva de un pueblo en mengua.

Bellacos sin principios. Fechores ocultos bajo un falso idealismo de izquierda. Marionetas que se mueven al compás de sus intereses personales. Payasos sin talento, maquillados para ese show mediático, que a diario brindan con pintura, luces y música, sin importarles el futuro de sus hijos.

Todos y cada uno han tenido la oportunidad de hacer la diferencia, transformando con su poder y recursos, el pensamiento criollo, con profundo nacionalismo. Todos y cada uno, han preferido la riqueza personal y traicionar el pensamiento bolivariano, al llevarse su riqueza mal habida a tierras extranjeras –principalmente al imperio.

Muchos de sus seguidores perdieron la esperanza, tras caerse el maquillaje en los gobernantes regionales –luego de sus primeros cien días-. Recuerdo a Luis Herrera al citar como buen llanero uno de nuestros refranes: «Pudiste tomar la rienda, pero pelaste el estribo».

@carluchoOJEDA


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