Contrariamente a cualquier “apuesta’, la generación eléctrica vía nuclear seguirá siendo importante más allá de 2030.

Grandes mercados consumidores de energía como Estados Unidos, China, Japón, Corea del Sur, India y Europa van a ponerse más que creativos a la hora de buscar soluciones de “transición energética” de fósiles a renovables, sin descuidar el gas natural y la nuclear. La industria, comercio y transporte aún no está “cien por cien” descarbonizada y aún hay una importancia real del carbón, y del petróleo en la economía global.

El balance y racionalidad va a primar sobre el “fundamentalista verde” que no aceptan ningún fósil, nuclear, ni el gas; y eso es ya muy riesgoso para la economía.

El equilibrio se traduce en: reducir uso de petróleo y carbón, mejorar condiciones de tecnología de generación nuclear y mejorar costos de producción renovable; siendo realistas y tratando de no entorpecer la economía.

La electricidad generada de fuente nuclear representa 39% de las necesidades mundiales, siendo así, de momento, la generación hidráulica y la nuclear las mayores fuentes de electricidad de origen no fósil (petróleo, carbón).

Hay más de cuatrocientos reactores nucleares en el mundo, cien de ellos en Europa.

No olvidemos que la guerra de agresión de Rusia a Ucrania puso en serio riesgo la confiabilidad del sistema eléctrico europeo. Los europeos siempre dependieron de Rusia. Craso error.

Y para mitigar aquello, en julio de 2022 tanto la energía vía nuclear como la vía gas natural lograron el sello «verde», de manera que Europa considera «sostenibles» todas las inversiones futuras de centrales nucleares con permiso de construcción antes de 2045 y las plantas de generación eléctrica cuya fuente sea gas natural pero que emitan menos de 270 gramos de CO2 por kWh hasta 2031 o menos de 100 gramos en el conjunto de su vida útil.

Fueron soluciones creativas coyunturales.

El objetivo final de todas estas estrategias es: a) reducir el uso de petróleo pero sin dañar la economía; b) mejorar técnicas de exploración de petróleo mucho más sensibles con el medio ambiente; c) dejar de usar carbón especialmente por economías de países totalitarios como China; d) continuar la transición energética utilizando renovables pero con mejores tecnologías que permitan operar a menores costes; e) usar centrales nucleares con mejores capacidad tecnológicas que aseguren mayor fortaleza de sus operaciones.

Esos elementos apunta a cumplir, en lo posible, el ambicioso Acuerdo de París (2015) para alcanzar el cero neto global de emisiones para 2050.

Sólo un apunte para las renovables (en 2022) representaron el 22% del mix europeo (eólica y solar); gas natural  (20 %) hidroeléctrica y nuclear (32,04 %). Y ojo que el Parlamento Europeo votó, (14.09.2022) a favor de un objetivo de lograr 45% de energías renovables para 2030.

Europa (27 países de la Unión Europea) está haciendo bien dos cosas: evitar consumir carbón y gas ruso. De alguna forma hizo algún malabarismo y lo está logrando. En 2022: Holanda (hoy Países Bajos) tiene mayor nivel de generación eléctrica vía solar (14 %), España (12 %). En el caso de generación solar: se produjeron unos 40 teravatios-hora más de electricidad utilizando esa fuente.

Gracias a las renovables, en la gestión 2022, Europa logró un ahorro superior a 10.000 millones de euros versus utilización de gas natural. Importante hecho contable/financiero que debe continuar motivando a investigar y desarrollar tecnologías que permitan aún más la reducción de costes de generación eléctrica vía renovables.

Finalmente, estudios afirman que -en breve tiempo más- la generación eléctrica en plantas nucleares puede ser “competitiva” en tecnología con bajas emisiones de carbono, versus fuentes de generación eléctrica de combustión conjunta, como el carbón más amoníaco y el gas natural con hidrógeno.

Las cartas están sobre la mesa: no se puede desechar ninguna opción. El mundo seguirá creciendo, resta acordar marcos mínimos para la generación y uso de la energía, entre ellas la nuclear.

@BorisSGomezU


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