La mejor manera de lograr una certera manipulación de las masas es que los integrantes de esos grupos no tengan capacidad de discernimiento, es decir, que no puedan ser dueños de su propio criterio, que no tengan capacidad de razonar, comparar y concluir nada por sí mismos. Ese fue, es y será uno de los mayores objetivos del mal llamado socialismo del siglo XXI.

Obtener la genuflexión garantiza el mantenimiento del poder. En eso no se guiaron tanto por los planes de la Revolución cubana, que puso en marcha un sistema educativo primario que sirvió principalmente para aleccionar y hasta ahora da sus frutos. Aquí Chávez y su combo no tuvieron interés porque se dieron cuenta de que precisamente la falta de educación les garantizaba lo mismo.

Y sigue siendo parte del plan de la patria del difunto y ahora de Nicolás Maduro. Él cree que está inventando el agua tibia, o por lo menos así lo transmite, pero se le ven las costuras. Tanto el presidente chavista como sus lugartenientes deben saber que la principal característica de un país desarrollado es la inversión en la educación desde el nivel más básico. Por eso hacen todo lo contrario.

Aquí le están ofreciendo a los integrantes de la misión chamba juvenil (sin mayúsculas porque ese nombre da vergüenza) la posibilidad de ocupar los puestos de los docentes en las escuelas públicas, aquellas que sí fueron ejemplo para toda Latinoamérica en los años democráticos de Venezuela. Como si ser maestro fuera cualquier cosa, como si moldear a los niños, hacerlos ciudadanos de bien, fuera una tarea sencilla. Mientras humilla y despoja de todo mérito a los profesores que se han formado en nuestras universidades, pone en manos de gente sin preparación alguna el futuro del país.

Pero eso no se queda allí. El anuncio de que Tibisay Lucena se va a encargar de la educación de tercer nivel es espantoso pero elocuente. ¿Qué preparación, qué experiencia, qué disposición puede tener esta funcionaria para encargarse de algo tan delicado? A menos que el objetivo de su gestión sea terminar de rematar las universidades autónomas, no vemos cómo podría ella desempeñar ese cargo.

Allí está la respuesta, el chavismo no busca la superación del ciudadano a través de objetivos tan nobles como la educación y la preparación en un área de trabajo o carrera. Quiere que todos los venezolanos pierdan su capacidad de razonamiento lógico para seguirles mintiendo. Y el fin último es que todo permanezca igual, ellos haciendo de las suyas y la gente sufriendo.


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