Para aproximarnos a la economía tripartita, debemos entender el tripartismo.

El tripartismo surge como un planteamiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el fin de crear un mecanismo de consenso que logre las mejoras salariales a partir del diálogo social, en economías donde el salario está depauperado, con base en la incorporación a un proceso de negociación entre los representantes de Estado, los trabajadores y el sector empresarial.

“Tripartismo: La interacción del gobierno, empleadores y trabajadores (a través de sus representantes) como asociados iguales e independientes para buscar soluciones a asuntos de interés común”.[1]

Basados en los propios documentos de la OIT podríamos resumir que:

«El tripartismo, al igual que el diálogo social en general, es más un proceso que un objetivo; un proceso a través del cual los gobiernos y las organizaciones representativas de los empleadores y de los trabajadores discuten sobre las políticas y objetivos que tienen repercusiones en los planos social y del mercado de trabajo, siendo el objetivo de dicho diálogo lograr el consenso».[2]

En sistemas políticos complejos, donde la ruptura institucional predomina en las estructuras del Estado, para replantear el sistema, podríamos tomar como referencia este mecanismo tripartito y expandirlo al sistema económico general, para lograr un mecanismo de consenso que garantice la gobernanza en democracias fallidas:

“Destacamos, en primer lugar, la asociación del tripartismo con el concepto de gobernanza, que implica un reconocimiento de la gravitación de las instancias ciudadanas, para ‘catalizar’ junto al Estado (SIC) y los empleadores, el desarrollo integral del continente”.[3]

En el campo laboral, Carlos Aloisio nos plantea el mecanismo como un instrumento de reinstitucionalización basado en el diálogo social:

“El autor intenta aportar argumentos hacia la pregunta de por qué es deseable mejorar los niveles de diálogo social del país. Divide el artículo en cuatro partes. La primera parte sostiene que es razonable entender la negociación tripartita como un importante instrumento para mejorar los niveles de diálogo social, aunque este mecanismo no es una condición necesaria ni suficiente para que el diálogo social tenga lugar. Plantea la esencialidad de pensar en un conjunto de instituciones que aseguren no solo mayor simetría dentro del relacionamiento entre empleados y empleadores, sino que además aumenten los niveles de inclusión de los diferentes sectores activos y potencialmente activos (formales e informales) en materia laboral.”[4]

Y para nosotros en Venezuela, se convierte en un mecanismo efectivo hoy para el restablecimiento democrático de la gobernabilidad y la gobernanza.

Una economía con una fuga de capitales que hemos estimado en más de 650.000 millones de dólares, con un salario mínimo de 15 dólares y en baja, que ha fluctuado en los últimos 2 años entre los 3 y 30 dólares, producto de la hiperinflación y devaluación derivada de una economía improductiva por la quiebra de sus principales industrias, producto del mal manejo estatal en los últimos 22 años, genera una situación de ingobernabilidad económica que solo con la participación activa del sector privado, los trabajadores con los que se tiene una inmensa e incalculable deuda social, y un Estado que debe dejar de estar hipertrofiado, para pasar a cumplir las verdaderas funciones para lo que se crea el pacto social que da origen a su existencia moderna, podrá generar los cambio reales para la modificación eficiente de una economía sana.

Es así como pasamos, de un tripartismo para las mejoras salariales, a un modelo de economía tripartita que sobre la base del diálogo social y económico podrá generar las condiciones para la implementación de un “gobierno abierto”, en el que predomine la transparencia de los procesos y cuentas del Estado y el sector privado, que impacte directamente en una mejor planificación económica.

Una mejor Venezuela es posible, si se desarrolla un gobierno de puertas abiertas, que tenga como objetivo la democratización ordenada de los procesos decisionales que afectan a toda la población, en especial si afecta la posibilidad de tener salarios, servicios y calidad de vida dignos.


[1] OIT; https://www.oitcinterfor.org/taxonomy/term/3563?page=21 , descargado el 28/08/2022

[2] OIT; Diálogo social y tripartismo, fundamento y significado (Documento de información); Ginebra, https://www.ioe-emp.org/fileadmin/ioe_documents/publications/Policy%20Areas/social_dialogue/ES/(2003-12)%20Dialogo%20social%20y%20tripartismo.pdf ; diciembre de 2003; descargado el 28/08/2022

[3]“La Gobernanza Tripartita: Estado, sector empresarial y ciudadanía como catalizadores del desarrollo integral en las Américas”; sin autor; file:///C:/Users/User/Downloads/MensajeFinal_GobernanzaTripartita.pdf , descargado el 28/08/2022

[4] Aloisio Duffau, Carlos M.; Inseguridad económica y diálogo social en Uruguay: los retos de una nueva normativa laboral;  https://www.oitcinterfor.org/node/5703 , descargado el 28/08/2022


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