En mi blog verdadeconomica.com hablo extensamente de temas económicos, con más de 80 artículos. Mi formación es principalmente de economista y, sin embargo, considero que la economía es más un medio que un fin, y que debería dársele más importancia a lo espiritual que a lo material.

Una vez leí que la Guerra Civil Española, además de una tragedia humana, también fue un desastre económico, y que la producción nacional retrocedió hasta niveles de principios de siglo XX. Inmediatamente pensé que, de ser así, toda la historia de España antes del siglo XX habría sido una tragedia económica, pues el nivel de producción fue más bajo que en dicha fecha.

En esa misma línea de pensamiento, es curioso cómo, a pesar de que siempre la economía suele mejorar con el tiempo, pues la tecnología y las técnicas de producción siempre van a más, suele existir una sensación de frustración general sobre la situación económica. Siempre parece que hay mucho desempleo, la inflación es demasiado elevada y los tipos de interés muy altos.

Y es que a lo material le ocurre como al azúcar. Te llena en el corto plazo, pero no te nutre como debería en el medio y largo plazo. Son mejores los hidratos. Y el hidrato a nivel global es lo espiritual.

No cabe duda de que la satisfacción material es decreciente en la cantidad. Existe lo necesario materialmente pero luego está lo superfluo cuando se llega a un cierto nivel de ingreso. Por decirlo de otro modo, tener un coche es de gran utilidad, pero si tienes dos coches, el segundo sirve para mucho menos.

A escala mundial es de destacar que economías muy avanzadas, como la japonesa, llegan a un punto en que su crecimiento es mínimo. Esto es debido a que la mayoría de las necesidades de su población están ya cubiertas y no existe una gran necesidad de producir nuevas cosas en principio.

Esta situación crea problemas a la economía. El capitalismo está basado en el crecimiento y, al no tenerlo, la situación se presenta complicada. Japón comenzó con la política de tipos de interés bajos y la política monetaria no convencional, y aún así el crecimiento no llegó.

Pero, ¿qué es lo espiritual que puede sustituir a lo material? Por supuesto todos sabemos las cosas que nos dan satisfacción en la vida que no son materiales: el amor, la amistad, la cultura, las virtudes de ser humano.

En general se trata del concepto nietschiano del superhombre. Es decir, el ser humano si que es un fin, no un medio. Y como tal, puede ser cada vez un ser más avanzado, más complejo, más sutil, tener más virtudes, tanto en lo individual como en lo colectivo.

Como la economía, el ser humano con el tiempo debería ser cada vez mejor. Bien es cierto que muchas veces nos llevamos decepciones, como es el hecho de que haya una guerra en pleno siglo XXI en Europa. No debemos, sin embargo, sorprendernos, pues hace pocos años también había guerras como la de Yemen o Siria, y otras.

En definitiva, lo material en su justa medida no solo es necesario sino además placentero. Pero si este deseo se hipertrofia y aparca a un lado la parte más espiritual de lo humano, la insatisfacción se apodera de las personas y nos lleva a situaciones no recomendables.


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