Luego de la victoria de Gustavo Petro en la segunda vuelta de las elecciones de Colombia el pasado 19 de junio, el tirano de Venezuela celebró la llegada al poder de su probable aliado de cara a los próximos años. Maduro escribió en su Twitter: “Nuevos tiempos se avizoran para este hermano país”. Lo cierto es que el exguerrillero Petro es una pieza atractiva que el chavismo intenta encajar dentro del rompecabezas de sus intereses en las fronteras del territorio venezolano y colombiano, un espacio tomado por grupos irregulares que se pelean por el control total.
Esta semana durante una entrevista telefónica que le realicé al presidente del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero, para un reportaje de un medio de comunicación nuevo, me comentó detalles sobre la posible implicación del régimen de Maduro con el narcotráfico internacional. En ese contexto es conveniente resaltar que desde hace tiempo han salido a la luz los verdaderos intereses que tiene en este momento el actual gobierno de Venezuela en la región. Un gobernante de izquierda radical en Colombia, quien además de haber sido amigo cercano de Hugo Chávez fue guerrillero, es justo lo que necesita Maduro y los suyos para sentirse totalmente apoyados y poder intentar operar sin restricción alguna los negocios que en este momento están buscando expandir los grupos irregulares en los que estarían involucrados los jerarcas del chavismo. Sólo el tiempo permitirá saber si Petro se prestará o no al juego.
Nicolás Maduro está acusado por la justicia de Estados Unidos de ser el líder del Cartel de los Soles, una organización criminal y narcotraficante, que de acuerdo con lo denunciado por Norteamérica tiene más de 20 años “facilitando la importación de cocaína hacia Estados Unidos».
En este momento el mapa de Latinoamérica está teñido de rojo. La izquierda ha llegado al poder y con ello la posibilidad de repetir la misma historia llena de populismo, corrupción y más pobreza generada por los modelos políticos obsoletos que sólo sirven para hundir el aparato productivo de cualquier país. Encabezando la lista de los peores gobernantes del hemisferio se encuentra Nicolás Maduro, pero gracias a la llegada al poder de Petro ve disuadirse cualquier opción de algún tipo de operación por el rescate de la libertad que pudiesen organizar y realizar los disidentes venezolanos desde el vecino país. Vislumbra en el horizonte la posibilidad de seguirse perpetuando durante mucho tiempo en Miraflores, gracias al dinero que moviliza para comprar conciencias de tontos útiles dentro y fuera de Venezuela a costa de las arcas del Estado y con la alianza de funcionarios corrompidos y los grupos irregulares que lo apoyan sobornando, intimidando o silenciando a quienes le hacen sombra a su régimen.
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