Desde tiempos inmemorables hasta hace algunas pocas décadas era habitual en la sociedad y en lo político el debate franco y abierto entre los diferentes sectores, sin que hubiese una supresión dictatorial de las expresiones más allá de las normas legales y de las buenas costumbres. A partir de la década de los ochenta la izquierda mundial ha impuesto normas de lenguaje, que van más allá de aquellas habituales ya descritas. Siguiendo la estrategia gramsciana de la dominación cultural se ha impuesto que los humanos debemos expresarnos acorde con lo que los intelectuales orgánicos del socialismo dictan, es la corrección política o sea que debemos expresarnos según se impone acorde con lo “políticamente correcto” que es ni más ni menos, lo que las instituciones dominadas por esa izquierda dictan.

Una vez que el socialismo perdió su dominación sobre las clases obreras y medias, se vio obligado a transformar el eje de su acción de la lucha de clases, entendida entre los capitalistas y los obreros, a una nueva lucha, inventada por este, que es la lucha identitaria. Se han creado conflictos entre grupos sociales artificialmente, para poder imponer su modelo de acción violenta, así se ha puesto en contra a las mujeres y los hombres, los de una coloración de piel diferente contra los blancos, los de una orientación sexual desviada contra lo normal heterosexual, y así sucesivamente han creado cada vez más sub-grupos sociales “identitarios” que supuestamente están dominados por los hombres y los blancos.

Todo el que no sea hombre blanco está supuestamente esclavizado por este y por lo tanto deben ser “liberados” de esta esclavitud. El término políticamente correcto “se ha referido a evitar el lenguaje o el comportamiento que pueda ser percibido como excluyente, marginador o insultante en relación con grupos considerados desfavorecidos o discriminados, especialmente grupos definidos por género o etnia” (Wikipedia).

De esta manera el socialismo ha impuesto es su guerra cultural una dominación lingüística y comportamental que va en beneficio de su objetivo de creación del conflicto social. Así supuestamente es machista ser cortés y alabar la belleza femenina, utilizar las normas de las gramáticas de las lenguas que tienen los géneros femenino y masculino, designar a los de piel negra como negros y un largo etcétera de sandeces, con la finalidad de imponer esa guerra cultural que solamente beneficia al socialismo, como doctrina política del conflicto social.

Paralela a esta estrategia de guerra cultural se han impuesto paradigmas dominantes sobre los cuales nadie puede osar hacer una crítica, como es propio del totalitarismo comunista, en consecuencia, hay la tendencia a un dominio de opiniones dominantes en la sociedad como el feminismo, el ambientalismo, el animalismo y otros.

La sociedad democrática liberal propicia la libertad de pensamiento y expresión, por lo tanto cada quién es libre de tener sus ideas y expresarlas, lo que va en contra de esa sociedad democrática liberal es que se impongan normas excesivas que en un supuesto fin de ayudar a los marginados quieren imponer sobre la sociedad una dictadura social favorecedora de las normas que en la guerra cultural la izquierda quiere imponer.

Así el paradigma feminista dominante lleva q que el #Metoo propicie que todo hombre acusado de abuso sexual sea condenado instantáneamente por la sociedad y hasta por la justicia, sin el debido proceso, como el caso Wenstein lo demuestra; el paradigma ambientalista lleva a la imposición de políticas “verdes” que no van encajadas con la racionalidad científica y económica, se quiere prohibier expresiones culturales tradicionales como las corridas de toros, que no son normas propiamente animalistas pues van en detrimento de la supervivencia de la raza del toro bravo, que desaparecería sin estas; se quiere imponer una política social anti familia alardeando del homosexualismo, de una forma tan irracional, que ya hay decenas de “orientaciones” sexuales supuestamente por ese paradigma dominante y así sucesivamente se podrían nombrar actitudes irracionales aupadas por lo políticamente correcto en su guerra cultural por imponer nuevos conflictos sociales, que al imponer la anomia social, desbaratan los pilares de una sociedad liberal en beneficio de una sociedad totalitaria socialista.

Mención aparte merece la imposición de políticas editoriales en detrimento de la diversidad cultural que ha llegado al extremo de censurar obras por no seguir ese canon izquierdista o peor aún mutilar o deformar obras de autores clásicos reeditados en versiones woke de las mismas

Esta imposición de lo políticamente correcto ha sido aprovechada por el socialismo para imponer un discurso dominante en contra de la democracia, así los socialistas en su inversión de la realidad que acostumbran usar para imponer sus intereses describen a los terroristas de Hamás como esclavos de los dominantes judíos, a los ucranianos como nazis que deben ser liberados por los rusos, a los narcoterroristas de las FARC y el ELN como luchadores por la paz y la igualdad social, a los corruptos de los gobiernos del socialismo del siglo XXI (incluido el español) como víctimas del “fango” corrupto del fascismo, cuando se denuncia esta corrupción y así un largo etcétera de prácticas abusivas por supuestas minorías víctimas del “fascismo”, que es todo lo que no sea socialismo.

Esta dictadura de lo políticamente correcto lleva a que las universidades de élite estén perdiendo su calidad académica y hasta la posibilidad de convivencia, pues el socialismo impone sus reglas como se ven en las más importantes universidades gringas, en donde por ser mujer negra se tiene el derecho de plagiar tesis y ser rectora de Harvard, o donde se prohíbe la libertad académica en nombre del antisemitismo o hasta la violencia contra los judíos y cuando se le quieren poner límite, pues se toman las instalaciones y no se permite el libre funcionamiento de las instituciones. La dictadura de lo políticamente correcto impone comportamientos corruptos e ilegales si se es de izquierda, como la designación de la esposa del jefe de gobierno español como directora de maestrías cuando solamente es bachiller en la más importante universidad de ese país, la Complutense o en una de las más prestigiosas escuelas de posgrado en comercio de Europa, la IE.

Toda imposición de lo políticamente correcto va en beneficio de la imposición del socialismo en su guerra cultural contra la democracia liberal y el socialismo ha sido tan victoriosa en su objetivo que los mismos antagonistas de esa doctrina totalitaria caen en sus redes, así la derecha europea impone normas “verdes” que van en detrimento de su desarrollo económico, los republicanos de Estados Unidos son aliados de Putin en la guerra contra Ucrania y ya sabemos el desastre de la academia estadounidense por la dominación del wokismo, es esa precisamente la mejor expresión de que vivimos bajo la dictadura de lo políticamente correcto.

 


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