PEP en Colombia
Foto AFP 

Quienes se van de su país nativo hacia otros países tienen las razones más diversas para hacerlo. Un país donde impere la violencia, o donde el hambre haya hecho su nido, o donde la gente no encuentre trabajo y modo de vivir, lleva a muchos habitantes a buscar mejores condiciones de vida en otros países. Algunos lo hacen para reunirse con familiares. Otros se sienten indignados con el régimen político y se niegan a someterse a sus abusos. Todavía otros, quizás los menos, se van del país porque tienen medios de fortuna y desean vivir en países donde pueda disfrutar de un alto nivel de calidad de vida.

De Venezuela se han ido durante este siglo entre seis y siete millones de habitantes, casi el 25% de la población, algo que tiene poco o ningún precedente en la historia latinoamericana. Esta avalancha de venezolanos que ha abandonado a su país no presenta el mismo perfil.

Perfiles de la diáspora

El emigrante

Aunque no existe una definición clara y legal de emigrante, digamos que es aquel quien se ausenta sin que esté obligado a hacerlo, porque desea mejorar su condición de vida en otro país,. Simplemente decide salir del país a buscar trabajo o educación en algún otro país en búsqueda de su felicidad y plena realización. En el caso venezolano este perfil aplica, quizás, a 40% de la diáspora. Este emigrante es de clase media media a clase media alta, tiene alguna capacidad financiera que le permite llegar al nuevo país a instalarse de manera modesta o más holgada. Generalmente posee un nivel educativo medio a alto y, al llegar al nuevo país, puede encontrar con cierta rapidez un lugar de trabajo. Le resultará relativamente fácil insertarse en la nueva sociedad elegida. En el corto plazo se convierten en un activo social para el país de adopción pero representan una pérdida neta de activo social para Venezuela y su partida tiende a reforzar la miseria venezolana.

El asilado

El asilado es una persona que sale de su país porque ha sido objeto de persecución a manos del régimen político imperante. Ese compatriota quien llega a otro país plantea al nuevo país su necesidad de permanecer entre ellos, ya que huyen de un riesgo físico inminente. Aunque muchos venezolanos pueden legítimamente sentirse generalmente son pocos los compatriotas que utilizan esa vía, la cual requiere de comprobaciones y procesos de larga duración. Conozco el caso de un abogado, ahora finalmente residente con todos sus beneficios, quien estuvo en un limbo por casi diez años antes de ser admitido. Aunque el asilo es un derecho consagrado por las leyes internacionales representa un largo camino. No creo que más de 5% de la diáspora venezolana esté en esta clasificación.

El refugiado

Un refugiado es quien se ausenta de su país en desesperación, sin poder hacer planes para lograr una transición armoniosa hacia un nuevo país, generalmente en las condiciones más precarias imaginables, caminando, utilizando caminos verdes para salir, atravesando selvas inhóspitas, cruzando ríos, arriesgando la vida en familia, impulsados por la necesidad de sobrevivir alejándose de la pesadilla y de la tragedia que existe en Venezuela, aunque su huida contenga aún mucho de tragedia y de riesgo. Este grupo no tiene claro su llegada a otro país, solo sabe que no puede seguir en su Venezuela. Generalmente no está preparado física, intelectual o financieramente para salir pero lo hace porque no tiene alternativa. Es una huida desesperada de un régimen político que le amenaza, le reprime, le humilla, le condena a vivir en la más espantosa miseria. Este grupo, en mi opinión, representa más del 50% de los venezolanos que han salido. Su fuga ha sido más reciente que la de los emigrantes, coincidiendo con los últimos años caóticos de la autocracia de Hugo Chávez y acelerándose bajo el sainete del grotesco Maduro, quien es apoyado por un ejército traidor.

Una agresión a toda la Latinoamérica democrática

Este inmenso grupo de refugiados no se desplaza hacia los países amigos del régimen venezolano, Cuba, Nicaragua, Bolivia, etc. Se desplaza hacia los países democráticos de la región o a Colombia, por su cercanía, a pesar de la presidencia de Gustavo Petro. Para esos países nuestros compatriotas refugiados representan un grave problema dado el carácter aluvional de su aparición y al relativo bajo nivel  como productores que caracteriza a sus integrantes. Aunque en este grupo de refugiados hay de todo, obreros especializados, maestros, enfermeras, agricultores; también hay muchas madres desvalidas y muchos niños, quienes requieren inmediata atención. Aunque este grupo puede eventualmente incorporarse beneficiosamente a la nueva sociedad, transcurrirán meses o años antes de que ello sea posible.

El régimen venezolano que ha generado esta inmensa diáspora representa una amenaza de desestabilización para todo el hemisferio y debe ser expulsado del poder.

La acción represiva, empobrecedora y prostituyente del régimen combinado de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, acompañado de una pandilla de unos 600 civiles y militares cómplices, debe ser objeto de una limpieza a fondo porque representa una amenaza inminente a su estabilidad política y social. La masiva fuga de venezolanos destituidos de sus derechos sociales más elementales, famélicos y desvalidos, hacia países de la región, representan una carga trágica para esos países, por lo cual ello debe ser definido como un acto de agresión por parte del narcorrégimen venezolano, merecedor de una acción profiláctica colectiva.


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