Franklin Brito murió el 30 de agosto de 2010

 

Por Andrea Rondón y Nasly Ustáriz Forero

Hoy, 30 de agosto de 2022 se cumple otro año más de la muerte de Franklin Brito (5/9/1960-30/8/2010). Los artículos de este mes están dedicados a su memoria y esta entrega la escribo en colaboración con Nasly Ustáriz Forero, abogado, colaboradora e investigadora del Observatorio de Gasto Público de Cedice Libertad.

De nuevo, el fantasma de la hiperinflación

Los días jueves y viernes de la semana pasada los venezolanos (tanto los que viven aquí como también los que están afuera en tanto ayudan y contribuyen con su gente que sigue en el país) recibimos un nuevo golpe por parte del régimen. Nos despertaron del “sueño” que tuvimos de poco más de un año con la inflación controlada: En cuestión de horas el dólar paralelo, que desde hace poco más de un año iba a la par de la tasa publicada por el Banco Central de Venezuela, se disparó de 6,8 a 9,3.

Desde los observatorios de Cedice Libertad, Observatorio de Propiedad y Observatorio de Gasto Público, lo veníamos anunciando. El esquema aplicado por el Estado era insostenible -por ser fundamentalmente artificial-, y la semana pasada fue una perfecta muestra de ello.

Al leer los reportes del Observatorio de Gasto Público y las redes del economista Leonardo Vera, veremos que la estrategia del régimen llevaba algún tiempo.

El Banco Central de Venezuela (BCV) ha venido implementando un conjunto de medidas de política monetaria que podemos resumir así: i) Encaje legal: en el mes de enero de 2019 el BCV estableció una tasa de encaje legal ordinario para los bancos de 57% y otra tasa marginal que se ubicó en 100%, con lo cual, entre otras importantes consecuencias, quedaba reducido a mínimos históricos el margen de la banca de actuar como intermediaria, es decir, de otorgar préstamos a los diferentes clientes y sectores de la economía. Hoy unificado se mantiene en 73%. ii) Intervención cambiaria: entre los meses de enero, mayo y octubre de 2019 se creó, de manera totalmente unilateral y arbitraria, un mecanismo de “intervención bancaria”, es decir un mercado de supuesta compra y venta de divisas en el que el BCV debita de forma automática los bolívares equivalentes a la operación de cambio a ser ejecutada en la cuenta única que mantienen los bancos en el propio BCV. Así, el BCV les impuso a los bancos la obligación de recibir divisas integradas en el Sistema de Mercado Cambiario, a un tipo de cambio fijado por el ente emisor, para venderlas en su totalidad a sus clientes a la misma tasa. Si la banca no logra concretar ya sea en forma total o parcial las ventas de divisas se les aplicarán auténticas sanciones económicas por el incumplimiento del deber de vender divisas que le fueron a su vez coactivamente transferidas por el instituto emisor. iii) Control tímido del gasto público: esto se hizo a través del eslabón más débil. Entre mayo de 2021 y marzo de 2022 (por 10 meses) Maduro no anunció incremento alguno del salario mínimo para el sector público.

Pero la presión de los empleados públicos de las últimas semanas forzó al gobierno al pago del 100% del bono vacacional, junto con algunos otros compromisos laborales vencidos, pero a través de su reiterada política de una nueva emisión de bolívares a la vez que redujo su oferta de dólares en el mercado cambiario. Dicha situación puso en circulación una enorme cantidad de bolívares de base inorgánica. También introdujo cambios fácticos en el sistema de asignación de divisas a la banca, desde la pura intervención con cuotas directas para cada institución que hemos comentado, para incluir parcialmente el sistema de subastas.

Como evidencian todas estas medidas -comunicadas además a la banca de manera por completo informal- es realmente el manejo artificial de la oferta monetaria lo que generó la escalada del dólar de los últimos días. Es una política monetaria no solo contumaz sino irresponsable la que está detrás de esto. No son los comerciantes quienes aumentan inescrupulosamente los precios. Asociar inflación con aumento de los precios como su causa es absoluta ignorancia aprovechada además por el discurso político del gobierno. Se evidencia así un grave dilema entre un régimen que procura contener el impacto de financiar la mayor parte de su enorme déficit fiscal con políticas monetarias de emisión irresponsable, versus la necesidad de liquidez que la banca y la sociedad requieren, al menos en un punto en el que no peligren las transacciones en bolívares.

La destrucción de la propiedad y de la persona

Lo que hemos visto en los últimos dos o tres años no es la recuperación económica del país sino un cambio de patrón en la destrucción del mismo. Es ingenuo pensar en una recuperación con alguna base real a la vista de los acontecimientos.

Se escogió una forma a todas luces efímera y artificial para frenar la hiperinflación y estos son los resultados.

El jueves de la semana pasada, los comerciantes de inmediato guardaron su mercancía para actualizar precios. Nosotras no hablamos de remarcaje de precios tan perseguido en nuestros países. Fueron sus formas legítimas de defender su propiedad.

La inflación funciona como un impuesto implícito. Pierdes poder adquisitivo por la política monetaria del Estado. La reacción natural es defender el resultado de tu esfuerzo, para quien tenga a su alcance, de alguna manera, contrarrestarlo.

La política de destrucción de la propiedad que llevó a la muerte a Franklin Brito hoy continúa. La destrucción de la propiedad de los ciudadanos se traduce en la destrucción de las personas y el primer paso para detenerla es teniendo claro quién es el responsable de sus funestas consecuencias. La reacción de alarma y condena apuntando nuestro dedo inquisidor de manera indiscriminada a comercios, portales de tasas y demás sectores que no tienen control alguno sobre las políticas monetarias que nos imponen el régimen y su BCV a los venezolanos es, en definitiva, poner la responsabilidad en el lugar equivocado.


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