La democracia en Venezuela ha sido un tema de gran importancia y debate a lo largo de su historia. El país ha experimentado diferentes etapas en su sistema político, con altibajos y retos significativos. Adoptando formalmente un sistema democrático a mediados del siglo XX, específicamente el 23 de enero de 1958, con el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y luego con la aprobación de una nueva constitución en el año de 1961, que garantizaba los derechos y las libertades fundamentales de sus ciudadanos.

Esto fue el inicio de un período democrático que, aunque no estuvo exento de desafíos, sentó las bases para el desarrollo político y social del país en las décadas siguientes. La nación tuvo elecciones periódicas y un sistema multipartidista, lo que permitió la participación ciudadana en la toma de decisiones y la elección de sus representantes.

Sin embargo, en los últimos años, Venezuela ha enfrentado una serie de desafíos políticos, económicos y sociales, que han puesto en entredicho la salud de su democracia. Acontecimientos como los del 27 y 28 de febrero de 1989, los golpes de Estado del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, comenzaron a erosionar las bases del sistema de libertades venezolano.

Al iniciar el siglo XXI, el país comenzó a experimentar un proceso de polarización política y una creciente concentración de poder en manos del gobierno. Estamos hablando de la aparición en escena de Hugo Rafael Chávez Frías, quién a través de la revolución bolivariana, impulsó una nueva Constitución y cambios en las diferentes leyes, que le permitieron extender su dominio y controlar los demás poderes del Estado.

De esta forma, se crearon instituciones paralelas y se debilitó la separación de poderes, lo que socavó la capacidad de los otros órganos del Estado, como el Judicial y el Legislativo, para ejercer su función de contrapeso y control, lo cual originó y origina en la actualidad, denuncias de falta de pluralismo político, restricciones a la libertad de expresión, represión a la oposición, encarcelamiento de los disidentes y exiliados.

A todo lo anterior, hay que agregar la crisis económica que ha afectado a Venezuela, en el cual ha tenido un impacto significativo en la calidad de vida de sus ciudadanos y ha generado tensiones sociales, tales como las del 11, 12 y 13 de abril de 2002, cuando al comandante eterno se le solicitó la renuncia la cual aceptó, sin olvidar las manifestaciones de febrero de 2014 y las protestas del año 2017, solo para nombrar algunos hechos relevantes.

Además, la escasez de alimentos y medicinas, la hiperinflación y el deterioro de los servicios públicos, crearon un clima de descontento generalizado. Asimismo, se han reportado múltiples casos de violaciones de los derechos humanos, represión política y restricciones a la libertad de expresión.

El gobierno revolucionario, ha utilizado la fuerza y la intimidación para silenciar a la oposición, a través de la censura o cerrando medios de comunicación independientes (RCTV, emisoras de radio y medios impresos), a la vez, persiguen a periodistas, activistas y líderes políticos críticos. Igualmente, se han denunciado casos de detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones extrajudiciales.

En este contexto, se han originado controversias en torno a la celebración de elecciones libres y justas. La oposición ha acusado al gobierno de manipulación electoral y de socavar las instituciones democráticas. A su vez, el poder ejecutivo ha argumentado que ha sido víctima de intentos de desestabilización y ha defendido la legitimidad de su administración y sus elecciones.

Es importante tener en cuenta, en el momento de realizar un análisis de la realidad de la nación, que la situación política en Venezuela es compleja y está en constante evolución. Diferentes actores políticos y organizaciones internacionales continúan trabajando para promover el diálogo, la reconciliación y el fortalecimiento de la democracia en el país.

Pero no ha sido suficiente lo que se ha hecho hasta ahora, porque la realidad de la democracia en Venezuela aún es objeto de debate y preocupación, tanto a nivel nacional como internacional en los últimos años. Desde la llegada al poder del fallecido presidente Hugo Chávez en 1999, y posteriormente bajo la presidencia de Nicolás Maduro, se han observado una serie de cambios que han generado controversias en cuanto al respeto a los principios democráticos.

En Venezuela, se han planteado diversas críticas y denuncias relacionadas con la falta de separación de poderes, la erosión de las instituciones democráticas, la restricción de las libertades civiles y políticas, y las irregularidades en los procesos electorales. Organizaciones internacionales de derechos humanos, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, han expresado preocupación por la situación en el país, incluyendo la represión a la disidencia política y la censura a los medios de comunicación.

En cuanto a la proyección de la situación en Venezuela en el resto de los países del mundo, es importante destacar, que cada nación tiene sus propias realidades y sistemas políticos. Sin embargo, el caso venezolano ha sido objeto de atención y ha generado repercusiones en la región latinoamericana y más allá.

La crisis política y económica en el país, ha llevado a un éxodo masivo de venezolanos hacia otras naciones de la región, lo que ha generado desafíos y tensiones en términos de migración y seguridad. A la vez, algunos gobiernos y líderes políticos de diferentes países, han expresado su preocupación por la situación y han tomado medidas como sanciones económicas y diplomáticas, para de esta forma presionar por cambios democráticos en Venezuela.

Por otra parte, el caso venezolano también ha generado debates sobre el papel de la comunidad internacional en la promoción y defensa de los principios democráticos en otros países. Algunos argumentan que la situación en Venezuela demuestra la importancia de fortalecer los mecanismos de protección de los derechos humanos y la democracia a nivel global, mientras que otros, advierten sobre el riesgo de intervencionismo externo y la necesidad de respetar la soberanía de cada nación.

En pocas palabras, la realidad de la democracia en Venezuela, es motivo de preocupación y debate a nivel nacional e internacional. Si bien es un caso particular, ha generado reflexiones sobre los desafíos y la importancia de los principios democráticos en otros países del mundo, así como sobre el papel de la comunidad internacional en la promoción y defensa de estos valores.

Por lo tanto, lo expresado anteriormente nos genera la siguiente interrogante, es decir, ¿ya no vivimos en democracia? En Venezuela, desde el gobierno de Hugo Rafael (1999/2013) y con la continuación de Nicolás, quien asumió el cargo en 2013 tras la muerte del expresidente Chávez, no han cesado, más bien han aumentado, las denuncias de irregularidades en las elecciones y de un deterioro en el respeto a los derechos humanos y las libertades civiles.

Tanto los comicios presidenciales del año 2013 y los realizados en el año 2018, fueron objeto de críticas y controversias. Hubo denuncias de falta de transparencia, represión política y restricciones a la participación de la oposición. Varios países y organizaciones internacionales expresaron su preocupación por la legitimidad de los comicios.

Además, la Asamblea Nacional, el órgano parlamentario de Venezuela, controlado por la oposición, por haber obtenido una amplia mayoría en las elecciones de diciembre de 2014, durante su período legislativo del 2015 hasta el 2020, enfrentó obstáculos y restricciones por parte del gobierno de Maduro. Como, por ejemplo, cuando en el año 2017, se llevaron a cabo unos comicios para elegir una Asamblea Nacional Constituyente, que fue ampliamente boicoteada por la oposición y cuestionada por varios países y organismos internacionales.

En fin, luego de realizar un vuelo rasante sobre la realidad de nuestro país, podemos inferir que la situación actual de la democracia en Venezuela es compleja, y ha sido objeto de debates y controversias en los últimos años. Aunque sería prematuro plantear una conclusión definitiva, lo anteriormente descrito, nos explica cómo inexorablemente hemos llegado a este punto.

A pesar de que Venezuela vive sumida en una coyuntura muy desfavorable, es importante destacar que existen opiniones divergentes sobre la situación de la democracia en el país. La percepción puede variar según las perspectivas y los valores de quienes la evalúan. Por un lado, el gobierno y sus partidarios, argumentan que el sistema democrático sigue vigente y que han sido víctimas de una campaña de desprestigio por parte de la oposición y de potencias extranjeras. Por el otro lado, la oposición ha señalado varios puntos, para denunciar que el país ya no vive bajo los principios democráticos, tales como la violación de los derechos humanos, la crisis económica y social, la corrupción y la crisis migratoria.

En resumen, la democracia en el país enfrenta graves desafíos, debido a la continua concentración de poder en manos del gobierno actual y la falta de garantías para la participación política y el respeto a la autodeterminación de los ciudadanos, lo que ha llevado a un debilitamiento progresivo de las instituciones democráticas y la restricción de la libertad política.

Hay que agregar, además, que la nación sigue inmersa en un estado de crisis y polarización. Si bien existen evidencias de violaciones de los principios democráticos, es necesario continuar observando la evolución de la situación, para llegar a una conclusión definitiva, que no es otra que la búsqueda de soluciones pacíficas y el diálogo entre todas las partes involucradas, son fundamentales para superar la crisis y restaurar un sistema democrático sólido y permanente en el país.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!