El rol de los partidos demócrata cristianos en la historia nos sirve de guía para estos momentos oscuros que vivimos en Venezuela.

Después de la Segunda Guerra Mundial aportaron en la reconstrucción de las naciones.

Durante el llamado comunismo real en la Europa del Este fueron resistencia organizada, manteniendo la esperanza hasta lograr la unión necesaria de esos pueblos, de todos sus sectores, especialmente el de los trabajadores, logrando su libertad.

También en medio de las dictaduras en centro y sur América, los encontramos accionando, derrotándolas para traer desarrollo, inclusión social y prosperidad.

En el caso venezolano, Rafael Caldera, un yaracuyano ilustre, se destacaba tempranamente en las lides de la política. En su juventud formó parte de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), denunciando el autoritarismo y planteando ideas democráticas para una nueva Venezuela. Egresado abogado en la UCV, el doctor Caldera dicta cátedra en nuestra alma mater haciendo grandes aportes en justicia social y materia laboral. Haciendo historia con el Pacto de Puntofijo, aportó a la vida de la naciente democracia, logrando años después materializar sus propuestas de gobernabilidad. Siendo electo 2 veces presidente de la República, priorizó la paz, la inclusión social, el desarrollo, la prosperidad económica y la vigencia de la institucionalidad. Siendo un hombre que no tuvo enemigos, en todo momento promovió el respeto de los derechos humanos a todos, incluyendo sus adversarios más radicales. Con su teoría y práctica política, el fundador de los partidos Copei y Convergencia dejó claro que la dignidad humana es un asunto muy serio para los demócratas cristianos.

Hoy la superación del autoritarismo amerita de todos. Ante un gobierno de facto, ilegal e inconstitucional, está planteado un gran reto.

En medio de una emergencia humanitaria compleja, inducida desde el poder para ejercer control social, los hombres y mujeres de bien tienen la capacidad y la voluntad de unificar a un pueblo que sufre, para romper las cadenas y volver a ser libres.

Los valores, principios, formas de entender y hacer política desde la democracia cristiana, constituyen una gran fortaleza para colaborar con la salvación de Venezuela:

Practicar la política desde la honestidad y el esfuerzo por el bien común, para impulsar el desarrollo social a través del fortalecimiento de las comunidades; la familia, la escuela, el sindicato y todas las formas de organización y participación.

En ese esfuerzo colectivo, asumir la solidaridad como un compromiso, sobre todo con los más necesitados. Con la práctica cotidiana es necesario reconstruir el tejido social, desde la responsabilidad individual y colectiva, para superar la crisis y desarrollarnos plenamente como sociedad.

Reivindicar la Unidad, como única vía que permite la conformación de la fuerza necesaria para hacer respetar nuestra dignidad como pueblo y la dignidad de cada venezolano, como fines en sí mismos, como seres humanos valiosos, hijos de Dios merecedores de una vida que valga la pena ser vivida.

La patria nos llama, en momentos cuando hemos sufrido derrotas, debidas no tanto a la fortaleza de la dictadura, sino a la falta de verdadera unidad. Convergencia es un partido demócrata cristiano fundado en el año 1993, hoy, cuando la recuperación de nuestras fuerzas nos permite articularnos en toda Venezuela, cuenten con nuestro aporte en la constitución de direcciones unitarias nacional, regionales y municipales que sean expresión del consenso de los múltiples factores que conforman la oposición a la dictadura. Direcciones integradas por la diversidad que ha resistido la barbarie en estos últimos 23 años. Con las mejores representaciones de hombres y mujeres de cada organización hermana, de la sociedad política y civil, la tarea es interpretar las aspiraciones y enrumbar los esfuerzos de un pueblo que está destinado a ser libre y a vivir en democracia.

 


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