Cristian Hernández / AFP

 Ambición e inmadurez son las definiciones notables del bloque opositor

Más de 20 años  de gobierno de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro no han bastado para la construcción de un movimiento opositor, con suficiente solvencia ética que represente los clamores del pueblo venezolano.

El gobierno de maduro ha logrado envilecer a la mayoría de los “líderes” opositores, fragmentándose así toda estrategia para hacerle frente a la tiranía, y convertir a los representantes de los partidos en servidores leales a los intereses del régimen, al paso en el que han encontrado provechos de tipo personal.

La tiranía sin argumentos en la eterna queja por el levantamiento de las sanciones, en la búsqueda desesperada de financiamientos que mitiguen las demandas del sector educativo y demás trabajadores que mantienen protestas activas en cada espacio de la nación, utiliza a los gobernadores; Sergio Garrido del estado Barinas, Alberto Galíndez del estado Cojedes y Manuel Rosales del estado Zulia, para que se pronuncien ante el gobierno de Estados Unidos exigiéndoles que levanten las sanciones, y entreguen recursos bloqueados, sin tener presente en su línea narrativa que ha sido el régimen el que ha dilapidado recursos a través de la corrupción desbordante, entre otros elementos destacables en la quiebra del país, la contradicción mostrada es inmensa, y no existe quien ponga orden de forma individual y mucho menos en la dirección política de la Plataforma Unitaria; son un caos.

El exterminio del gobierno interino, por mandato de Nicolás Maduro y ejecutado por los partidos Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, solo refuerza la estrategia de mantener a la oposición en un esquema constantes de fragilidades, sin posibilidad de consolidar un músculo político, al ritmo del desprecio de la mayoría de la población que se ha expresado de distintas formas y no ha encontrado oídos, ni palabras a su dolor, vale la pena realzar el contenido de Williams Shakespeare, en aquello de; “dad palabra al dolor; dolor que no habla, gime en el corazón hasta que lo rompe.”

Solo Juan Guaidó y María Corina Machado mantienen un respaldo popular que va más allá de los partidos, su liderazgo auténtico da palabra al dolor de la población, por ahora entre ellos no son convergentes, cada uno mantiene una línea diferente al otro, Guaidó a pesar del cuestionamiento del G3, y del acecho incesante del régimen, ha mantenido el tono defensor del pueblo venezolano por las violaciones permanentes de sus derechos, sin mostrarse de ninguna forma flexible ante el monstruo que encarna el gobierno, es un articulador inteligente con amplias conexiones y suficiente reconocimiento internacional, e internamente posee las cualidades para lograr reconciliar y perdonar a los distintos sectores de las clases sociales, divididos y confrontados, bajo el diseño del odio que se ha vertido en cascada a la población por parte de la mal llamada revolución.

El G3 amenazante con la propia población opositora más que con el madurismo, argumenta la necesidad de ir a primarias, cuando en realidad hace todo por evadirlas, posicionan a Manuel Rosales, en algunas encuestas para luego establecer una alianza con Henrique Capriles, que en realidad posee números aproximados al liderazgo de Juan Guaido, a quien intentan menospreciar, al punto de tomar una entrevista en el diario el País de España, e impregnarla de ataques contra Guaido, debilitando aun más a la oposición, devenida en ataques y contra ataques.

El resultado de las diatribas internas de la oposición pudiera terminar en la necesidad de apoyarse en el chavismo, para poder desalojar en Nicolás Maduro, en vista de su incompetencia e incapacidad de definir un liderazgo alternativo, probar con una alternativa dentro del propio chavismo es la evidencia de su total torpeza histórica, que seguramente será el elemento para coexistir con aprovechamiento del poder, pero sin su ejercicio, se acostumbraron a ser gobernados.

El duelo entre el chavismo y madurismo

La puesta en escena del mayor general Miguel Rodríguez Torres, bajo el contexto que sea aviva las tensiones existentes entre el madurismo y el chavismo que eclosionó de la mano del propio Hugo Chávez, y mantiene la conexión con la FANB, que sin dudas es el punto de mayor apoyo a la dictadura.

Los duelos a muerte entre caballeros sobreviven en la imaginación colectiva desde tiempos pretéritos, innumerables leyendas nos recrean la posibilidad de resolver un conflicto o una guerra a través de un desafío, las espadas se esgrimen para retar al contrario, desde Alejandro Dumas, en Los tres mosqueteros, en representación del viejo continente hasta la actualidad, y desde otro ángulo las fabulosas películas de Hollywood, con los duelos a mano armada, los conflictos de intereses se resuelven con la anulación de uno de los adversarios, y eso son el madurismo y el chavismo, ninguno podrá sobrevivir en el mismo espacio que el otro.

El madurismo que experimenta momentos de mucha tensión, seguramente aumentará la vigilancia y la persecución a los sectores militares, mientras se agudizan las protestas por reivindicaciones salariales donde han estado impedidos de reprimirlos por el costo que pueda representar ante la comunidad internacional, y de corolario la brecha interna en su propia composición se ensancha cada día, porque el chavismo en su esencia y el madurismo no son lo mismo.

El chavismo que ha sido permisivo y ha aceptado derrotas, desalojos, cárcel de sus más notables dirigentes, persecuciones de civiles y militares, probablemente se esté redimensionando con aceptación plena de sectores de la oposición y de la comunidad internacional, la necesidad en común de salir de maduro, que se reduce al apoyo de Tareck el Aissami, algunos ministros y gobernadores y alcaldes sin tanto calado parece la opción más latente, maduro está llegando al punto donde ni siquiera Cilia Flores le resulta confiable.

Los movimientos en el PSUV recientemente parecen pinceladas de Diosdado Cabello, todas las direcciones políticas regionales recién designadas están constituidas por montones de dirigentes sin mayor proyección de liderazgo, pero en cada estado se coló por lo menos un incondicional de mayor jerarquía de la línea de Diosdado, e incluso pertenecientes de origen al sector militar, más que casualidad, es una causalidad, relación-causa efecto.

Hugo Chávez, en su andanada de errores es el culpable de la existencia hoy de la crisis más grande que haya experimentado algún país en América Latina, una nación petrolera totalmente en ruinas, que va rumbo a los 8 millones de migrantes, producto de la corrupción a niveles impensables, toda la línea discursiva se convirtió en un chantaje de dimensiones incalculables, la soberanía ha sido un juego que terminó en perversas consecuencias para la propia FANB a manos de grupos guerrilleros, como lo son las: FARC-FBL y ELN.

Sin embargo, paradójicamente su aliento a la protesta, la conspiración militar que lo proyecto al poder, son elementos que se conjugan ahora contra el madurismo que ha perdido todos los símbolos y el respaldo popular que en otrora heredó y parecían indoblegables.

Quizás las horas más oscuras del madurismo ya estén en pleno desarrollo.

@Jufraga12


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