carvativir, gotitas milagrosas

Hace aproximadamente 20 años hizo furor en Latinoamérica una pastillita que inventaron los cubanos, la famosa PPG. Se suponía que era la cura milagrosa para el colesterol, así que la gente la sacaba de la isla y hacía negocios con su venta.

Lo cierto es que los hombres le atribuían otras propiedades, parecidas a las de la también famosa pastilla azul. De igual manera se hizo popular el uso que le daban los cubanos a la placenta de ovejo, con la que dijeron eliminar por completo el vitíligo y la caída del cabello.

A pesar del bloqueo, el régimen comunista cubano debió haber invertido mucho dinero en investigación y en medicina para que se dieran esos resultados. Muchos podrían discutirlos y hasta refutarlos con pruebas, pero lo cierto es que en los años ochenta del siglo pasado, la cúpula dictatorial cubana se dio a la tarea de construir una matriz de opinión positiva hacia su sistema de salud.

Pero no es el caso del régimen madurista. Sobre todo porque en lo único en que ha sido exitoso es en la destrucción del sistema de salud, que con sus bemoles funcionó durante 40 años. Incluso, la capacidad de investigación en esa y otras áreas fue aniquilada por completo. Las universidades han perdido toda capacidad y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas es un cascarón vacío.

Con todo y eso, el sucesor de Chávez el domingo anunció con bombos y platillos que Venezuela había conseguido la cura contra el covid-19. Algo que pasó inadvertido a los científicos de universidades como Oxford o laboratorios privados que han desarrollado vacunas. Son unas goticas que aniquilan por completo la carga viral; lo mata, pues.

“Carvativir” es su nombre. Afirma que se hicieron los estudios y las pruebas pertinentes para comprobar que ni siquiera causa efectos secundarios. Lo que faltaba era que dijera que causaba la misma respuesta que la PPG que tanto les gustaba a los hombres. Afirman que se descubrió en el IVIC y que están en capacidad de producir el medicamento en grandes cantidades para repartirlo dentro y fuera del país, hasta en el último módulo de Barrio Adentro. ¡Ay, no!, perdón. esos ya no existen.

La Academia de Medicina, sin embargo, recomienda prudencia con las «gotitas milagrosas». En un documento que hizo público advierten que “no hay nada novedoso, pues desde tiempos ancestrales los extractos y los productos puros del tomillo tienen una larga tradición como nutricéuticos y agentes terapéuticos”.

Pero el jefe del régimen hacía tamaño anuncio y por otro lado el presidente del parlamento rojito, además psiquiatra, culpaba a Guaidó de haberse robado los recursos para comprar las vacunas anticovid. ¿Entonces? ¿Tenemos o no tenemos la cura? Maduro afirmó que el Carvativir llegará a todas partes, incluso a «países amigos». La salud no espera, señores. No es hora de discursos revolucionarios -¿o vacíos?, es lo mismo-, sino de fortalecer el sistema de salud del país y garantizar que todo el pueblo tenga acceso a la inmunización.

Ojalá José Gregorio Hernández haga en verdad el milagro de protegernos contra tanto cinismo y maldad, pues no les ha temblado la mano para jugar con la vida de los venezolanos.


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