Por Mónica Rodríguez*

La criptografía no es algo reciente, sus orígenes se remontan a la antigüedad, donde diversos grupos humanos la utilizaban por medio de la escritura para proteger información confidencial, que solo sea de conocimiento de sus creadores, por el alto grado de importancia que pudiera tener, como vale mencionar, algún plan de guerra o ataque, creación de algún proyecto, o algún secreto que perteneciera a estos grupos. Tal como lo expone Pabón (2010): “Hasta el surgimiento de los ordenadores modernos y del uso de sistemas binarios para las telecomunicaciones, la criptografía se basaba en una matemática relativamente elemental, en el conocimiento de alfabetos y sistemas de comunicación lo más seguros posibles, pero esta seguridad en los sistemas de comunicación, más que el desarrollo tecnológico de éstos, buscaba ardides para ocultar los mensajes” (p. 60).

Con los avances en el mundo de la informática, la criptografía toma cierta relevancia, debido a que ya no solo sería reflejada a través del arte como petroglifos y la escritura, sino que se podría implementar mediante algoritmos matemáticos, teniendo en cuenta que las redes informáticas albergan gran cantidad de información, que no solo está a disposición de los usuarios, sino que también suele ser información clasificada, por lo tanto, requiere de la mayor seguridad posible, y para ello debe ser encriptado mediante códigos y algoritmos.

Haciendo historia, el mercado de las criptomonedas es muy reciente. En el año 1998, Wei Dai habla por primera vez de este tema con la intención de crear una moneda que fuera descentralizada y que no dependiera de alguna entidad bancaria específica. Años más tarde en 2007 es creada una moneda llamada liberty dollar por Bernard von NotHaus, el cual no tuvo éxito alguno, debido a que todo lo que manejaba referente a sus monedas le fue confiscado. Posteriormente, NotHaus, sostuvo un encuentro en una convención de hackers, con Satoshi Nakamoto, quien dijo sentir admiración por lo relacionado con la moneda que intento establecer, la cual sirvió de inspiración para crear una nueva moneda digital, es de allí de donde nace bitcoin, la cual se ha masificado alrededor de todo el planeta. Según Puvogel para el 2008 se crea una nueva solución al problema del doble-pago. En el contexto de una crisis financiera global, se publica un papel elaborado por un tal Satoshi Nakamoto intitulado “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”.

La criptomoneda excluye la intervención de una entidad bancaria, para realizar trámites financieros, donde solo es necesario un comprador y un vendedor, entonces, la criptomoneda rompe el paradigma de la necesidad de participación de un tercero para una transacción financiera, razón por la cual, con esta nueva modalidad de realizar y recibir pagos de forma electrónica, surgen también nuevas formas y oportunidades de negocio y comercio, donde el principal elemento lo representa la confianza puesta en la criptomoneda. De esta manera se compite con las formas tradicionales de negocios, dando paso al comercio electrónico. A pesar de venir registrando un crecimiento, tales actividades no son muy utilizadas debido al desconocimiento de muchas empresas, a lo que se le suma también la poca confianza que se maneja al querer darle credibilidad sin tener el respaldo o la interferencia de una entidad financiera o en su defecto gubernamental.

Así pues, las criptomonedas tienen un gran impacto en la sociedad, porque de alguna forma irrumpen en el funcionamiento “tradicional” de actividades financieras, pero a su vez traen consigo un gran aporte al crecimiento económico por las innovaciones en negocios que estas puedan facilitar, y es por ello que se convierten en un nuevo instrumento de intercambio comercial y educación financiera.

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*Maestrante en Administración de Negocios, UNA


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