Si alguna constante registra la sociedad a escala planetaria es el cambio y por ende una serie de transformaciones en diversas escalas, ámbitos y niveles. Esa constante evolución no es lineal o del todo progresiva. Sin embargo, los avances en términos de progresos científicos, reconocimiento y ampliación de derechos y garantías, expectativas de vida son incuestionables y conforman un logro para el ciudadano y la condición humana.

El siglo XXI no tiene parangón con otros periodos o etapas en términos del advenimiento de transformaciones, emergencia de nuevas dinámicas, mutación del sentido del tiempo y espacio, roles, obligaciones, etc, etc.   Ciertamente no podemos desconocer el advenimiento de importantes cambios y por ende de transformaciones en los modos de concebir el mundo, la economía, la sociedad, los procesos de socialización y la propia cotidianidad trastocada en sus diversas aristas en la contemporaneidad actual. Nuestras sociedades están registrando procesos indetenibles de cambios, algunos implícitos otros de forma solapada o moderada, unos para bien otros no así, pero lo que es indiscutible es el vector de cambio que trae aparejado, además, desafíos y retos en todos los ámbitos para la condición humana.

Creemos que los cánones, códigos y esquemas con que hemos pensado el mundo y la sociedad hasta hace poco se han quedado cortos, o son de poca utilidad en la actualidad y ello implica una revisión profunda de nuestros abordajes, esquemas analíticos y demás. El mundo no sólo cambio con el advenimiento de la globalización en la segunda mitad del siglo XX, sino que en pleno siglo XXI el mundo sigue cambiando y de manera acelerada. Las formas de concebir la vida, los hábitos, el espacio, el tiempo, las obligaciones, la educación, los roles, las ideologías, el papel del Estado, el trabajo, la familia, las estructuras, la comunidad, las instituciones, la pareja, la inteligencia artificial, los crímenes, el amor, los delitos y sanciones y para usted de contar estimado lector están mutando día tras día y las ciencias sociales, entre ellas, el derecho, la ciencia política y de manera particular la criminología le corresponde auscultar, intervenir y dar cuenta de dichos fenómenos.

Disponemos de un variopinto andamiaje teórico en los trabajos sesudos de autores como Zygmunt Bauman, Tzvetan Todorov, Daniel Innerarity, Tony Judt, Ulrich Beck, Arjun Appadurai, Anthony Giddens, Manuel Castells, Yuval  Noah Harari, Daniel Kahneman y otros más para significar e inferir que nuestras vidas se desenvuelven en medio de una vorágine que pareciera replantean repito los cánones establecidos. Asistimos a una época ciertamente confusa y excesivamente afanosa y mutante, emergen un sinnúmero de dinámicas, situaciones, fenómenos y demás que perfilan e impulsan insistimos transformaciones y cambios en muchos ámbitos, y especialmente en nuestras concepciones, replanteándose precisamente los parámetros a través de los cuales pensamos, tomamos decisiones y existimos.

Han transcurrido treinta y dos años desde que el ímpetu y la visión adelantada por lo demás, junto a la filigrana de valiosos académicos de diversas procedencias quienes se establecieron en Mérida (cuna de la Universidad de Los Andes que acaba este 29-03-2024 de cumplir 239 años de fundada), entre ellos Christopher Birkbeck, Luis Gerardo Gabaldón, posteriormente David Delgado Iturriza junto a otros profesores más, fundamentalmente de nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas – Universidad de Los Andes en Mérida – Venezuela, quienes concibieron lo que en un principio fue un proyecto que parecía ciertamente muy ambicioso al proponer nada más y nada menos que estudios de criminología, no como especialización o maestría que existían para el momento en el país, sino con pie de plomo, disciplina estoica y audacia académica proponer una carrera de pregrado de cinco años, literalmente una licenciatura en criminología, constituyéndose nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la ULA en albergar en ese momento y al día de hoy la única carrera de criminología en toda América Latina y el Caribe.

Con ese empuje y visión nació la primera Escuela de Criminología – no sólo en Mérida orgullosamente en nuestra Universidad de Los Andes – sino reiteramos única en América Latina y el Caribe, es decir, es una escuela primigenia, pionera, fundacional con antecedentes y cierto linaje en su campo, en sus estudios, en sus asesorías, y fundamentalmente en sus egresados reconocidos en el mundo entero por su formación, preparación y perfil. Los proyectos de diversa naturaleza incluyendo los académicos requieren tesón, visión, disciplina y audacia y esos ingredientes estuvieron presentes en los insignes colegas profesores proponentes de la creación de la Escuela de Criminología.

Tal osadía o presunción pudiésemos decir tenía un asidero académico escrito en un manto de roca volcánica … los promotores no eran ningunos iniciados, ni mucho menos improvisados, y como todo proyecto necesitaba de responsables, de bujías incandescentes que produjeran la  necesaria chispa y combustión para hacer encender ese motor académico que paso todos los filtros y controles (Consejo de Facultad – Consejo Universitario – Consejo Nacional de Universidades y demás) y cristalizo en la tercera y más joven escuela de nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Los Andes, después de la legendaria Escuelas de Derecho y posteriormente Escuela de Ciencias Políticas.

Mucho podríamos narrar en estos treinta y dos años. Esa Escuela de Criminología de la ULA tiene impronta propia. La conformación de su Pensum de Estudios original, sus profesores, materias, seminarios, y algo muy importante, esa escuela nació – como corresponde a una disciplina de intervención – anclada y vinculada a investigadores, a libros colectivos y proyectos de investigación vinculados en todo momento con el entorno sea Europa, América Latina o más específicamente Venezuela.

Por sus aulas han pasado notables maestros vinculados al campo de la criminología, cientos de egresados regados por el mundo entero en instituciones públicas y privadas, recordemos que el criminólogo es básicamente un analista especializado con capacidad de intervención, investigación y prospección sobre la problemática de la delincuencia y el control social, nuestros egresados están unos haciendo docencia, otros investigación, otros dirigiendo múltiples y variados programas en diversos organismos vinculados a la seguridad, prevención y control social, otros han estado en el alto gobierno venezolano haciendo actividades de diversa índole, la retrospectiva es positiva al ponderar la evolución de aquel proyecto y escuela, que coincidía su nacimiento con la terminación e inauguración de la nueva y actual sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, ubicada en la Avenida Las Américas de Mérida Núcleo Liria frente a la emblemática Monumental Plaza de Toros Román Eduardo Sandia.

Nuestros estudiantes han sido formados con un extraordinario perfil y formación, sobre todo en las dos primeras décadas donde nuestra Escuela de Criminología era literalmente un bastión académico de grandes maestros, profesionales, académicos invitados, laboratorios, libros, colecciones, series, estudios. Nuestros muchachos empezarían como en toda ciencia o disciplina estudiando la génesis de la criminología en las obras clásicas de los precursores Paul Topinard, Rafaelle Garofalo, pasando por Cesare Lombroso, Enrico Ferri, Franco Ferracuti, Ted Gurr y otros.

En la actualidad les compete formarse en torno a los grandes avances de la psicología social, psiquiatría, estadística, legislación, metodología, derechos humanos, prospectiva, derecho penal, derecho procesal penal, investigaciones transdisciplinarias y demás, y en los estudios y aportes de un selecto grupo de académicos de talla mundial, basta nombrar a Vicente Garrido Genovés, Jorge Sobral, Santiago Redondo, Alfonso Serrano Maíllo, María de los Ángeles Luengo, Lourdes Mirón, Eugenio Garrido, Carmen Herrero, Jaume Masip, Christopher Birkbeck, Luis Gerardo Gabaldón, Lolita Aniyar de Castro, Juan Antonio Rodríguez, Carlos Vilalta, David Rodríguez Goyes, Lucia Dammert, Cecilia Chouhy, Hugo Morales, Massimo Sozzo, Roberto Briceño León, Juan José Medina y otros más que han cimentado con sus obras, artículos científicos, proyectos de investigación comparados o estudios de casos, entre otros, ciertamente tenemos un campo muy fecundo de la criminología a escala planetaria.

Reiteramos que la evolución de la sociedad a escala planetaria ha sido compleja, y el final del siglo XX y estas dos primeras décadas y media del siglo XXI observaremos un cúmulo de situaciones, distorsiones, fenómenos, problemas diversos en nuestras sociedades, que indudablemente exigen un abordaje y tratamiento del criminólogo. El campo de estudio, el perfil, desempeño y objeto de la criminología y del criminólogo es amplio destacándose desde el delito (génesis, control y prevención); el estudio y clasificación del delincuente (básicamente su personalidad y tratamiento); por supuesto, la delincuencia (indudablemente su prevención, predicción y medida o cuantificación) pasando por áreas complejas como el estudio y análisis de la víctima, el delito, las conductas como el alcoholismo, la prostitución, drogadicción hasta la legislación, protocolos y administración de justicia entre otros, y de allí su vinculación al derecho penal y procesal penal.

La criminología tiene una gran responsabilidad en la actualidad, pues le compete como disciplina científica de manera particular contribuir a la prevención, investigación, sanción y rehabilitación analizando el delito, el delincuente y la víctima. El pénsum de estudio de la carrera de Criminología en la Universidad de los Andes está concebido de una manera interdisciplinaria precisamente por la vinculación tan estrecha que la criminología por su metodología y objeto de estudio tiene con áreas como la psicología, sociología, antropología, la ciencia política, el derecho penal y procesal penal, la política criminal, pasando por la investigación criminal, la criminalística hasta la biología, la medicina legal y forense y por supuesto la toxicología.

No en vano nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas fundó hace varias décadas una gran plataforma académica, un laboratorio con extraordinaria artillería teórico-práctica. Nos referimos al Cenipec (Centro de Investigaciones  Penales y Criminológicas Héctor Febres Cordero) dedicado al cruce o encrucijada académica e investigativa de la criminología y el derecho penal, cuyos principales aportes y frutos están publicados en la Revista Cenipec, que junto con el centro y sus proyectos de investigación están siendo relanzados académica e institucionalmente en la actualidad a cargo de los profesores Juan Antonio Rodríguez, Francisco Ferreira, Janeth Segovia, Nelson Garrido y Orlando Celis, entre otros; aspecto que revela la preocupación que la criminología y el derecho penal no sólo en el contexto académico sino cotidiano tienen y que ha permitido, entre otros aspectos, establecer alianzas de cooperación con diversos organismos e instituciones, policías nacionales y locales, o incluso con el Cicpc, al permitir la celebración de cursos de profundización en criminología, diplomados vinculados a la prevención del delito, violencia de género, prevención del suicidio, entre otros.

Actualmente la Escuela de Criminología es conducida por el profesor Roberto Barrios, quien viene motorizando cambios y mejoras con la colaboración de los profesores de planta, entre ellos, Félix Ángeles, Jesús Oduber, María Gabriela Contreras, Baudilio Márquez, Aymara Viloria, Rolando Sumoza, Juan Antonio Rodríguez, Maira Duque, Yoana Monsalve, Sonia Boueiri, Miguel Contreras, Nelson Garrido,  Leonardo Sánchez, Jossué Belandria y José Antonio Rivas Leone, profesores de planta de la Escuela de Criminología. Siempre recordando a profesores hoy jubilados como José Francisco Martínez Rincones, Eloísa Guédez, Teresa Salazar, Diego Zambrano, Jesús Manuel Salcedo, Humberto Morales, Héctor Delgado Taff, entre otros. En el tintero está un proyecto motorizado por la Escuela de Criminología y el Cenipec de cristalizar con la colaboración de universidades europeas, brasileñas, peruanas y colombianas la Maestría en Criminología dentro del Proyecto Internacional SuCCESS. Felicitaciones a nuestros profesores, investigadores, al personal ATO, a nuestros estudiantes, a los criminólogos, especialmente los egresados de nuestra escuela en su trigésimo segundo aniversario.

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