Corrupción es un término que generalmente indica el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad y los derechos que se le confían, así como la autoridad relacionada con este Estado oficial, oportunidades, conexiones para beneficio personal, contrario a la ley y los principios morales.

La corrupción es un fenómeno que causa pobreza, obstaculiza el desarrollo y hace huir a la inversión extranjera. También debilita los sistemas judiciales y políticos que tendrían que estar al servicio del bien público.

La corrupción produce desconfianza en los partidos y dirigentes políticos, y también en la mayor parte de instituciones públicas. Conduce a mucha gente a adoptar estrategias menos cooperativas y fomenta la deserción con el objeto de no ser explotado por personas involucradas con redes corruptas.

La corrupción implica por tanto una trasgresión a las instituciones del Estado y a la convivencia social, la cual deteriora en el largo plazo la confiabilidad de las personas en las instituciones y en las mismas personas que cuentan con el poder público.

La corrupción también reproduce y consolida la desigualdad social, consolida el clientelaje político y perpetúa la ineficacia de la burocracia y, por lo tanto, impide contar con una administración pública eficiente al servicio de la satisfacción de los derechos de los ciudadanos.

En Venezuela las políticas restrictivas del gobierno central y su control de precios propulsaron la exportación e importación de productos ilegítimamente. Esto provocó la pérdida de impuestos para el gobierno y la proliferación de nuevos niveles de corrupción.

Conviene tener claro, por otra parte, que la corrupción política se refiere a los actos deshonestos o delictivos cometidos por funcionarios y autoridades públicas que abusan de su poder e influyen a realizar un mal uso intencional de los recursos financieros y humanos a los que tienen acceso, anticipando sus intereses personales o los de sus allegados,​ para  alcanzar sus propósitos.

Los delitos más graves y frecuentes que se cometen en la administración pública venezolana son la corrupción política, extorsión o concusión, enriquecimiento ilícito, nepotismo y peculado de uso.

En Venezuela la corrupción se considera alta para los estándares mundiales y es prevalente en todos los niveles de la escala social venezolana, y particularmente en el Poder Judicial, donde incluso la corrupción se ha dolarizado.​

El descubrimiento del petróleo en Venezuela a principios del siglo XX empeoró la corrupción pública y privada.​ Aunque la corrupción es una variable difícil de medir fiablemente, Transparencia Internacional (de sus siglas en inglés TNI) posiciona a Venezuela entre los 20 países más corruptos del mundo.

Los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro acumulan más de 400 denuncias de “gran corrupción” desde 1999, que han comprometido al menos 68.311 millones de dólares del patrimonio de Venezuela, de acuerdo con un recuento del capítulo nacional de la organización no gubernamental Transparencia.

La corrupción en la estatal Pdvsa, la otrora poderosa empresa petrolera, la segunda más grande del mundo, es la más vergonzosa demostración de la corrupción perpetrada a lo largo de la historia, cuyo autor material disfruta de generosa impunidad, pese al daño ocasionado a la nación.

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