Por Yuherqui Guaimaro*

El mundo actual requiere de un conocimiento lo más completo posible según la diversidad de saberes, cuya contribución permita una mirada global más allá de las disciplinas, pretendiendo una comprensión del mundo para dar respuesta a nuevas problemáticas creando representaciones de la realidad de forma integrada.

El surgimiento de una propuesta de investigación integradora, merece ser tenida en cuenta, por representar una alternativa metodológica para atender a la actividad científica, y que Alexander Ortiz (2017) denominó investigación configurológica.

La discusión planteada desde la configurología, deriva en la construcción de nuevas teorías y conceptos que permitan el progreso de investigaciones relacionadas a lo humano considerando a la historia como un elemento clave para comprender los sistemas biopsicosociales.

Este autor, indica que el pensamiento configuracional ha sido fundamentado con el aporte de otras teorías, tales como la holística de Barrera, la de sistemas de Maturana y Luhmann, la complejidad de Morin, y la del caos de Prigogine, caracterizando sus supuestos ontológicos a través del reconocimiento del carácter consciente e intuitivo, holístico, complejo, sistémico, dialéctico, y configuracional.

El valor de este nuevo pensamiento se basa en que permanecen cualidades y procedimientos investigativos habituales que configuran creencias que hace muy complejo desprenderse del quehacer científico cotidiano, lo que demanda una acción diferente buscado en las subjetividad para encontrar la objetividad de los hechos y la verdad científica, siendo necesario un cambio de paradigma alejado de la visión positivista y empirista desde la comprensión ontológica del estudio socio-humano y la demostración epistémica del sujeto investigador.

Esta nueva propuesta sugiere la consideración de saberes que requieren del poder actual que legitiman y fortalecen la credibilidad de las derivaciones de la ciencia. La reflexión hermenéutica exhaustiva realizada por Ortiz le ha permitido aportar algunas ideas que contemplan la necesidad de modificar constructos teóricos y enfoques para la contribución de las ciencias humanas, que no amerita el desconocimiento a los científicos tradicionales, ni el rechazo a la modernidad, por el contrario, las tendencias del siglo XXI implican reconocer la complejidad a través de instrumentos que permitan describir, caracterizar y comprender las relaciones del ser humano en el contexto que lo rodea. Desde la visión de Ortiz, el llamado es a propiciar diálogos transdisciplinarios vinculados a las dimensiones básicas del ser humano que contribuyan a la evolución y transformación de las sociedades que por muchos años han permanecido excluidas.

La investigación realizada de cara a la decolonización de las ciencias sociales apunta al cuestionamiento del eurocentrismo que se ha colocado por encima de los conocimientos coloniales. En este sentido, la investigación configuracional, conforma una clasificación de la investigación socioeducativa según su intencionalidad epistémica, constituida por distintas concepciones científicas, es decir, la explicativa, la interpretativa-comprensiva, la transformadora, y la configuracional.

Por su parte, en las metodologías constructivistas y las sociocríticas se sustenta que la realidad es variada y conformada por sujetos, diferenciando a los fenómenos sociales de los naturales, y considerando el proceso de investigación desde una mirada comprensiva para generar formas de hacer diferentes de los modelos de investigación positivista.

Las ciencias sociales, en la actualidad, deben tomar en cuenta los contextos, por lo que la transdisciplina surge como una respuesta para la comprensión a los descubrimientos ya que plantea un cambio de visión del ser humano y su sociedad para entender los actuales caminos del mundo globalizado. Por ello, un propósito de la investigación social es comprender las experiencias humanas específicas acorde con su realidad contextual permitiendo la configuración de una teoría pertinente.

En síntesis, la configuralogía, desde su rol teórico e incluso metodológico está concebido para analizar, comprender y explicar distintas áreas del saber. Su aporte y pertinencia a la transdisciplina y la complejidad presentan nuevas formas de pensar e interpretar el conocimiento desde una visión humana y de valor social. Se ha sugerido además para comprender este paradigma emergente, mantener una actitud fenomenológica, desvincularse de las creencias e ir más allá de lo conceptual, epistémico y epistemológico. Como investigadores, corresponde hacer un análisis exhaustivo y responder de manera coherente a esta nueva propuesta que surge como un llamado de atención al quehacer científico.


*Docente de la Universidad Metropolitana


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