Desde aquellos viajes fastuosos que hacía el comandante muerto a Medio Oriente los venezolanos saben que hay una “conchupancia” con estos regímenes totalitarios que tienen a sus ciudadanos con una camisa de fuerza religiosa. Chávez los llamaba hermanos y muchos por estos lados se preguntaban qué tenían en común con una cultura tan diferente a la occidental, y más, a la de estos lares.

Pero allá iba a parar cada vez que quería darse un viajecito lujoso, con la excusa de hablar de petróleo, del “imperialismo yanqui” y del invento de la “justicia de los pueblos”, palabras vacías para la mayoría de los oyentes, sobre todo los iraníes, interesados más bien en hacer negocios para burlar las medidas occidentales en su contra.

Muchos ciudadanos iraníes han venido a esta tierra a formar parte de los equipos que asesoran al régimen. No se sabe a ciencia cierta en qué colaboran, pero sí se tiene certeza de su presencia.

Entonces, cuando el jefe del régimen se llena la bocota y el mostacho hablando de “conchupancia” de la oposición con el gobierno de Trump, lo menos que se puede pensar es que es un discurso armado por su vicepresidente de Comunicaciones, especialista en proyecciones psicológicas de todo tipo.

Conchupancia puede llamarse la presencia de agentes terroristas de aquellas tierras lejanas que entrenan a ciertos grupos armados del régimen. Conchupancia se puede llamar a los negocios sucios con el oro venezolano a cambio del control de refinerías. Conchupancia se puede llamar el envío de estos tanqueros con gasolina que no fueron por solidaridad ni por bondad, sino por intereses bien sopesados.

Pero el jefe del régimen insiste en que los hermanos iraníes “valientemente” sortearon todas las dificultades para ayudarlo a él. ¿Cuáles dificultades? ¿Quiénes los persiguieron? Llegaron sin ningún apuro y descargaron gasolina hasta para Cuba. Allí se les cayó la farsa, nadie va a armar una guerra porque un dictadorzuelo empeñe los bienes de su país para comprar gasolina para un mes.

Conchupancia es sinónimo de contubernio, es una alianza vituperable. A estas alturas todo el mundo en el país debe tener claro que no es precisamente la oposición la que hace este tipo de nexos con regímenes cuestionados y acusados de terrorismo.

Por lo pronto, lo único que quisiera el ciudadano común es que algo de estos buques llegue para su beneficio y no solo para los cubanos. Lo insólito es que a pesar de las muchas sanciones que tiene el régimen iraní, aún pueden producir gasolina para exportar. Que aprovechen la conchupancia y les pregunten cómo hicieron.


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