La cigarra y la hormiga es una de las fábulas atribuidas a Esopo y recreada por Jean de La Fontaine. En ella aparece una cigarra que al venir el invierno se encuentra desprovista de alimento y acude a pedirlo prestado a su vecina, la hormiga. Esta, temiendo no tener suficiente para ambas, le niega el préstamo y le recrimina el haber pasado el verano holgando, en vez de haber hecho acopio de alimentos para la estación fría.

Ahora bien, con permiso de la autoría, la versión que presento es a la venezolana y cualquier parecido con la realidad social, política y gubernamental es mera casualidad.

Una hormiga sacaba al sol, en invierno, todo el trigo que había recogido durante el verano. Una cigarra hambrienta, viendo tantas provisiones, se acercó a pedirle que le diese un poco de aquel trigo; a lo cual respondió la hormiga:

– Amiga mía, ¿qué hiciste tú en el verano mientras yo trabajaba?

– ¡Pues, andaba cantando por los prados! -contestó la cigarra- y por eso no me quedó tiempo para recoger provisiones.

– ¡Pues, si cantabas en verano -repuso la diligente hormiga- baila ahora en el invierno.

¡Y! recogiendo otra vez el trigo en su agujero, se rió de la holgazanería e imprevisión de la cigarra.

La cigarra, molesta, tiritando, sin comida y sin cobijo… ¡organiza una rueda de prensa! En ella se pregunta: ¿Por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida? Cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre.

El canal de televisión de todos los venezolanos organiza un Dossier en vivo, en el que la cigarra sale pasando frío y calamidades, y en programas de TV abierta en el sur del continente pasan extractos del video de la hormiga bien calentita en su casa y con la mesa llena de comida.

¡Todo el mundo se sorprende! Que en un país próspero como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra, mientras hay otros que viven en la abundancia producto de sus inversiones y el buen ahorro.

La iguana cayendo y corriendo organiza a través de Facebook una marcha en apoyo a la pobre cigarra. Las asociaciones contra la pobreza, los sin tierra, los sin techos, los sin departamentos, y el comité de derechos por las alimañas, hacen un “scrach” y se manifiestan delante de la casa de la hormiga y la pitan.

Se organiza un programa especial con un mazo dando en el que se cuestiona cómo la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra. Este insta al público a opinar en sus encuestas telefónicas y online, a través de una mañosa pregunta, si son partidarios de la igualdad o de la discriminación, como la egoísta e insensible hormiga.

En respuesta a los sondeos de opinión, “la asamblea perro caliente” prepara una ley sobre la “paridad económica” y otra con efecto retroactivo desde el verano contra la discriminación. Los impuestos a la hormiga son elevados notoriamente y, por si fuera poco, se le aplica una altísima multa porque no se hizo cargo de la cigarra en el invierno.

La casa de la hormiga es ocupada por los amigos del “Ron” embargada por el impago de los altos impuestos y la multa.

La hormiga, decepcionada, hace el equipaje y termina por irse a otro país, donde su esfuerzo sea reconocido y pueda disfrutar libremente de los frutos de su trabajo, donde no se le juzgue ni se le castigue cuando tenga éxito.

La antigua casa de la hormiga se convierte en albergue social para cigarras que irresponsablemente se reproducen y esperan a que alguien llegue a donarles los alimentos, la cerveza y los recursos para sobrevivir dignamente ellas y sus descendientes.

Se hace una cadena nacional especial sobre la cigarra, ahora bien gorda y lustrosa. Está a punto de terminar las últimas provisiones de la hormiga, aunque la primavera queda lejana todavía.

La antigua casa de la hormiga, ahora convertida en misión y vivienda social para cigarras, se deteriora por la falta de cuidados. Entretanto, la cigarra muere de una sobredosis y es enterrada con más público que una feria.

Los medios de comunicación comentan que es debido a la falta de medios del sector privado a la hora de luchar contra las desigualdades sociales y la injusticia económica.

La casa termina siendo ocupada por una banda de arañas que se habían ido del país, pero con un plan de repatriación volvieron. El gobierno se felicita por la diversidad de alimañas. Las arañas organizan una red de tráfico de droga y tienen aterrorizado a todo el barrio.

Triste pero es nuestra realidad. Si no paramos esto, en vez de tener más hormigas en el país crecerá la plaga de cigarras que ya tenemos.

Debemos trabajar a tiempo para que no nos falte con qué vivir en adelante. El holgazán y descuidado siempre se halla necesitado y menesteroso.

Eliminemos de nuestra mente ser parte de una sociedad criminógena para desaparecer al Estado deletéreo.

 


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