¿Cuántas personas han muerto a causa de la pandemia del covid-19?

La respuesta depende tanto de los datos disponibles como de la «causa». Muchas personas que mueren mientras están infectadas con covid-19 nunca se someten a pruebas y, por tanto, no ingresan a los totales oficiales. Por el contrario, algunas personas cuyas muertes se han atribuido al covid-19 tenían otras dolencias que podrían haber terminado con sus vidas de todos modos. ¿Y qué pasa con las personas que murieron por causas evitables durante la pandemia, porque los hospitales llenos de pacientes con covid-19 no pudieron tratarlos? Si esos casos cuentan, deberían compensarse con muertes que no ocurrieron pero que sí se habrían producido en épocas normales, como por ejemplo, las causadas por la gripe o la contaminación del aire.

En lugar de tratar de distinguir entre tipos de muertes, el enfoque de la publicación semanal británica The Economist es contarlas todas. El método estándar de seguimiento de los cambios en la mortalidad total es el «exceso de muertes». Este número es la diferencia entre cuántas personas murieron en una región determinada durante un período de tiempo determinado, independientemente de la causa, y cuántas muertes se habrían esperado si no hubiera ocurrido una circunstancia particular (como un desastre natural o un brote pandémico). Aunque el número oficial de muertes causadas por el covid-19 es ahora de 4,6 millones, la mejor estimación de The Economist es que la cifra real es de 15,2 millones de personas (3 veces más). Dado que la metodología incluye un intervalo de confianza, The Economist afirma que hay un 95% de probabilidad de que el valor real se encuentre entre 9,3 millones y 18,1 millones de muertes adicionales.

La razón por la que The Economist solo puede proporcionar una estimación aproximada, adicional a una amplia gama de incertidumbres involucradas, es que calcular el exceso de muertes para todo el mundo es complejo e impreciso. Incluidas las estadísticas publicadas por unidades subnacionales como provincias o ciudades, entre los 156 países del mundo con al menos 1 millón de habitantes, The Economist logró obtener datos sobre la mortalidad total de tan solo 84 países (54% de 156). Algunos de estos lugares actualizan sus cifras con regularidad y otros no.

En el portal de The Economist, usted puede explorar los números para el mundo en su conjunto o desglosados por región y el modelo proporciona una estimación central y sus extremos inferior y superior. Cuantos menos datos estén disponibles en un país determinado, menos seguro se puede estar sobre cuántas muertes en exceso se han producido allí realmente y, por lo tanto, más amplio se vuelve el intervalo de confianza. Los totales acumulados más recientes también están disponibles allí pues el portal se actualiza diariamente.

Los cuadros interactivos en el portal de The Economist también permiten comparar el exceso de mortalidad a lo largo del tiempo por país y hacer la comparación por ejemplo, entre dos países.

El caso es amigos lectores, que los datos de The Economist dejan en claro que el covid-19 ha provocado la muerte de muchas más personas de lo que sugieren las estadísticas oficiales.

Medido por el exceso de muertes como porcentaje de la población, muchos de los países más afectados del mundo se encuentran en América Latina. Aunque el recuento oficial de muertes de Rusia sugiere que ha protegido a sus ciudadanos aceptablemente, sus cifras sobre la mortalidad total implican que, de hecho, ha sido bastante afectada por el covid-19. De manera similar, se estima que el número de muertos en India es en realidad de millones, en lugar de cientos de miles. Por otro lado y en contraste, en un puñado de países, han muerto menos personas durante la pandemia que en años anteriores.

El modelo, como todo modelo, tiene sus limitaciones. Aunque las estadísticas de exceso de muertes son la medida más completa del costo humano del covid-19, solo están ligadas de manera vaga (por lo dicho en el primer párrafo) al número de personas que se han infectado con el covid-19. Debido a que el virus es mucho más letal para las personas mayores que entre los jóvenes, el número de muertes está fuertemente influenciado por la estructura de edad de la población de un país. Manteniendo constantes otros factores, se necesita un número menor de infecciones para producir un número determinado de muertes en exceso en lugares donde muchas personas tienen más de 65 años que en aquellos donde relativamente pocas personas son vulnerables. Como resultado, los datos de exceso de muertes solo se pueden usar como un buen indicador de la propagación del covid-19 si también se tiene en cuenta la demografía.

El modelo tampoco incorpora datos sobre vacunas, mismas han reducido drásticamente la tasa de mortalidad por infección en 2021 en muchos países. El modelo tampoco utiliza información sobre la prevalencia de nuevas variantes de covid-19, mismas que pueden tener un grado diferente de virulencia de la cepa original. A pesar de las tres limitaciones mencionadas, este enfoque al menos proporciona un punto de partida para estimar cuántas personas han contraído el virus que no depende de las circunstancias particulares de los programas de prueba.

Hay dos formas principales en las que las cuentas de exceso de muertes de The Economist podrían tergiversar la realidad. La primera es que se basan en el supuesto de que las cifras de exceso de mortalidad publicadas oficialmente son precisas. Dada la interrupción que ha causado el covid-19, es muy probable que algunos gobiernos hayan cambiado la forma en que compilan los datos sobre el total de muertes durante la pandemia. Esto podría conducir a publicar cifras incorrectas para los países en cuestión y también podría introducir errores en las estimaciones que produce el modelo para todos los demás países.

En segundo lugar, debido a que la mayoría de los países que informan un exceso de muertes son ricos o de ingresos medios, la mayor parte de los datos utilizados para entrenar el modelo proviene de esos lugares (esta frase sugiere que el modelo de The Economist consiste en una red neuronal). Los patrones que detecta el modelo en estas áreas podrían ser una guía inexacta de la dinámica de la pandemia en los países pobres. Una salvedad similar se aplica a las estimaciones para los países que han sufrido un gran número de muertes en exceso por razones distintas a la pandemia, como la guerra o los desastres naturales.

Para el 4 de septiembre, fecha en que escribí este artículo, las cifras oficiales de muertes en Latinoamérica y el Caribe fueron de 1,45 millones, la cifra más alta del total de 4,6 millones para las 6 regiones reportadas o el 31,5% del total. Para la misma fecha y Latinoamérica y el Caribe, el modelo The Economist arroja entre 2,0 y 2,2 millones de muertes con 95% de confianza. Lo anterior se traduce, mediante un sencillo cálculo, en un exceso de 45% en muertes en Latinoamérica y el Caribe.

En dicha región, los países que presentan, según el modelo, la mayor cantidad de muertes acumuladas para mayores de 65 años y, en consecuencia, la mayor tasa implícita acumulada de infección, son: México, Guatemala, Belice, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Perú y Bolivia.

Por si es el caso y le quieren “echar un ojito” (Elías Pino dixit) a los resultados del modelo y comparar países (como por ejemplo Venezuela y Cuba) les dejo a continuación la dirección electrónica: https://www.economist.com/graphic-detail/coronavirus-excess-deaths-estimates

 


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