Tienen rango democrático todos los que asumen los valores incluidos en la Pirámide de la Libertad, hay un extenso abanico de pensamiento político-ideológico que podemos denominar rango ideológico de la democracia y qué clasificamos siguiendo el uso histórico que va desde la izquierda a la derecha pasando por el centro. Esta ubicación ideológica podríamos concretarla en siete grupos: izquierda radical, izquierda, centroizquierda, centro, centroderecha, derecha y derecha radical, tal como se representa en el siguiente gráfico.

En el rango democrático caben desde socialistas y liberales hasta las ideas más radicales a ambos lados de la escala, siempre que cumplan con la condición de libérrimos, qué significa estar a favor de la libertad, la democracia, los derechos humanos, la fraternidad, la libertad económica, la honestidad y la igualdad. Incluso, como hemos mencionado, algunos llamados comunistas siempre que hayan abandonado las restricciones de libertad, derechos humanos y libertad económica, lo aclaren, rectifiquen y que se llame como quiera y la derecha radical siempre que acepten y respeten la libertad en todas sus expresiones. Por eso mencioné antes que, en el rango democrático cabe el Partido Comunista de España de Santiago Carrillo, igual que el antiguo dirigente del Partido Comunista italiano, Enrico Berlinguer, ambos conformaron junto al líder del Partido Comunista francés George Marches una nueva teoría revisionista del comunismo que denominaron eurocomunismo. Se definían por el rechazo al modelo de la Unión Soviética, aceptando la democracia y la economía de libre mercado. No tengo tan claro que Podemos y el PCE actual, que defienden y apoyan distintas dictaduras liberticidas, estén dentro del rango democrático.

En la derecha radical española encontramos el partido Vox de Santiago Abascal, realmente están entre la derecha y la derecha radical, algo rancios y anticuados, pero dentro del rango democrático. El PSOE es claramente de centro izquierda, tal vez más cerca de la izquierda que del centro, el PP de centroderecha, en la actualidad está girando más hacia el centro. Ciudadanos, antes con Albert Rivera y ahora con Inés Arrimadas, es claramente un partido con unaideología de centro. El viaje al centro del PP, del que hemos hablado con una clara necesidad hace décadas para España y para el futuro de su partido, podría culminar con la fusión de Ciudadanos o con la incorporación de sus antiguos líderes, algunos de ellos ya están, tal vez podamos esperar la integración de Albert Rivera o de Inés Arrimadas. El PSOE en cambio, liderado por Pedro Sánchez, está impulsando con fuerza el viaje hacia la izquierda que ya inició Zapatero, todo apunta a que lo hace más por quedarse en el poder a toda costa que por una convicción ideológica, aunque no por eso le hace menos daño a su país y al partido, pues en su extraño viaje y con compañeros con comportamientos liberticidas, les hacen a él y a su partido responsables de esas actitudes y formas de actuar poco libérrimas.

El periodista Borja Puig del diario El Mundo publicó un artículo el 16 de julio de 2021 titulado “No cesa el acoso a los jueces” en el que acusa al gobierno de Pedro Sánchez de purgas cesaristas y ofensivas de deslegitimación institucional refiriéndose al Poder Judicial y por lo tanto atacando la separación de poderes. El 2 de julio de 2021 el periodista Manuel Trillo escribió un artículo para el diario ABC que lo tituló “Bildu y el PCE estrechan lazos con el chavismo para el avance de la izquierda en Europa”, donde explicaba que el régimen de Nicolás Maduro recibió en Caracas a las, denominadas por ellos, delegaciones del País Vasco y del Estado español de diversos cargos de Bildu, Sortu y el Partido Comunista de España con el objetivo de estrechar lazos de solidaridad. El PCE, a través de Podemos, es socio y miembro del gobierno; Bildu es un partido independentista vasco procedente de la antigua HB vinculado a la organización terrorista ETA y, en cierta medida, socio desde fuera del gobierno, que lo apoyó en la conformación del mismo, desde la moción de censura y en las votaciones importantes, como fue la última aprobación de los presupuestos del Estado.

El 1 de junio de 2018, Pedro Sánchez fue elegido presidente del gobierno de España al lograr el apoyo de 180 diputados, 4 más de la mayoría absoluta. Consiguió ese apoyo con la suma de los votos de su partido, PSOE; 67 diputados de Unidas Podemos, izquierda radical y comunistas; 9 de ERC, centro izquierda e independentistas catalanes; 8 de independentistas catalanes, ultranacionalistas de derecha; 5 del PNV, derecha vasca nacionalista; 2 de EH-BILDU de extrema izquierda independentista vasca; 1 de la nueva centro derecha canaria; y, 4 de Compromís, izquierda valencianista. Un extraño popurrí ideológico político al que Alfredo Pérez Rubalcaba, dirigente histórico que fue secretario general del PSOE (justo antes de Pedro Sánchez) y candidato presidencial, denominó como “gobierno Frankenstein”. De hecho, lo hizo antes de su formación por ir el PSOE en compañía de nacionalistas independentistas que quieren romper la nación española y fue formado de retales de distinta ideología, lo que supone una clara incongruencia e incompatibilidad política.

Este hecho va en línea con la moción de censura en Israel en junio de 2021 contra Netanyahu y la formación del nuevo gobierno de Bennett con el apoyo de ocho partidos que abarcan distintas ideologías, en cierta medida, contradictorias. Francis Fukuyama en su libro publicado en 1992 explica que la lucha de las ideologías ha terminado en un mundo asentado en la democracia liberal, la muerte de las ideologías es más real en el campo de las ideas que en la realidad del funcionamiento político. Solo hay democracias aceptables, pero imperfectas, en menos de la mitad de los países y de su población mundial. La economía de mercado es la única vigente en el mundo entre otras razones por la inexistencia de una alternativa eficaz y justa, pero la libertad y los derechos humanos tampoco funcionan de forma mínimamente aceptable en la mayoría del mundo ni en sus estructuras internacionales.

Es cierto que en el campo de las ideas y, por lo tanto, de las ideologías, solo está asentado y aceptado por la sociedad lo que hemos denominado rango democrático, según el criterio y en línea con la Pirámide de la Libertad que llamo democracia libérrima para no confundir con el concepto liberal del Partido Liberal.

Esto explica también las raras alianzas de rusos de extrema derecha, nacionalistas radicales, supuestos izquierdistas dictatoriales, dictaduras árabes de derechas, movimientos islamistas terroristas, países islamistas en connivencia con líderes socialistas y de izquierda radical de países democráticos. Es evidente que en los supuestos países comunistas de izquierda radical del mundo no hay libertad ni democracia ni se respetan los derechos humanos, pero tampoco hay nada que se parezca al socialismo. En China se practica el capitalismo salvaje, no hay sindicatos, ni derechos sociales para los trabajadores, no hay seguridad e higiene en el trabajo y existen grandes brechas sociales y salariales. Ya hemos hablado de las fortunas de los dirigentes totalitarios de la izquierda dictatorial como es el caso de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Corea del Norte. No hay ni un solo país en el mundo gobernado por la izquierda radical de corte socialista o comunista con libertad, democracia, derechos humanos, igualdad social y económica, todavía peor, pues no se cumple minuciosamente ninguno de los atributos antes mencionados. Nada de nada, todo lo basan en trampas y mentiras bastante evidentes.

Es sensato pensar que con el paso del tiempo las mentiras no funcionarán, pero de momento, contra la lógica y la razón, sí están funcionando. A la vez, el razonamiento lógico se ha sustituido por el emocional. Dentro del campo emocional se justifican todas las atrocidades contra la libertad, la democracia y los derechos humanos. Ahí tienen mucha fuerza los dogmatismos religiosos, nacionalistas, políticos y el supremacismo de todo tipo entre ellos el ideológico. En casi todos los casos, por no decir todos, amparados en sentimientos excluyentes, religiosos, de raza, de nacionalidad, territorialidad e ideológicos. Todos despreciando a los otros colectivos y por lo tanto persiguiéndolos, reprimiéndolos, excluyéndolos, encarcelándolos, incluso matándolos. Es curioso como todos ellos a nivel mundial siendo diametralmente opuestos, actúan de forma conjunta y casi coordinada.

Los partidos políticos pertenecientes al rango democrático tienen planteamientos muy similares y avanzados en los temas como la lucha de la igualdad de género y el respeto a la libertad sexual, incluyendo a los liberales, socialdemócratas, conservadores, democratacristianos, centristas y verdes. En menor medida se pueden incluir a los nacionalistas y a la extrema derecha e izquierda, que se alejan del rango democrático y mantienen comportamientos liberticidas.

Dentro del concepto de la centralidad no son solo estrictamente los de opciones de centro, centro izquierda y centro derecha, aunque éstos sean la inmensa mayoría sino también los que piensan y desean que se gobierne para todos, contando con todos, sino también los partidarios de consensuar la mayoría de las políticas y sobre todo las más importantes con la mayor parte de los ciudadanos. No a quienes se consideran los reyes del diálogo porque consensuan sus políticas con las de su ideología, a veces para enfrentarse al resto, cuando el auténtico consenso y el más necesario es el que se hace con el diferente buscando sus puntos intermedios de convergencia. La centralidad está dentro del rango democrático, pero dentro de este mismo rango hay una parte que considero minoritaria que no busca la centralidad, ni el diálogo ni el consenso. En mi opinión, la centralidad es deseable y el rango de democrático exigible dentro del mundo de la libertad, la democracia y los derechos humanos.

Ahora es más difícil definir qué es izquierda y derecha, puesto que las teorías del socialismo utópico, del comunismo y del socialismo teórico, definido según la RAE como “un sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de bienes”, han quebrado por ineficientes y por profundamente liberticidas. Sí existen actualmente los partidos socialdemócratas que siguen llamándose socialistas con teorías y prácticas muy lejanas de la original teoría socialista, estos, después de abandonar los modelos totalitarios y abrazar la libertad y la democracia durante más de 70 años, se han situado dentro del rango democrático incluso la mayoría en la centralidad. En la actualidad algunos, como los socialistas españoles, han abandonado la centralidad y algunos de ellos se están asociando a posiciones, grupos y partidos políticos liberticidas fuera y dentro de su país, teorías y actuaciones fuera del rango democrático. Espero que este nuevo viaje de algunos partidos socialdemócratas a sus orígenes sea solo un movimiento táctico cortoplacista y retorne de nuevo al rango democrático y si es posible a la centralidad.

Entiendo que este retrógrado proceso, que no es nada bueno ni para ellos ni para la salud democrática del mundo, se ha producido por la pérdida de influencia de la sociedad democrática en el mundo y en la búsqueda de atajos de partidos y gobernantes para volver al poder, aunque sea de forma coyuntural y oportunista, ya que la forma de distribuirse el marco político global se hace como izquierdas y derechas partiendo de la extrema izquierda y llegando a la extrema derecha pasando por la izquierda radical, centro izquierda, centro, centro derecha, derecha y derecha radical. Entendemos que los extremos, tanto la izquierda como la derecha, suelen ser liberticidas y se sitúan fuera del rango democrático, los radicales parcialmente liberticidas y rondando por fuera y por dentro el rango y el resto tanto de izquierdas y derechas moderadas y el centro en el corazón del rango y de la centralidad. Podríamos definir que alguien es más de izquierda en la medida que priorizan la igualdad económica, el colectivismo, las políticas públicas, mayores impuestos e intervencionismo del Estado como máximo valor social, por encima incluso de las libertades, hasta el extremo de llegar a prescindir de ellas. Igualmente, podemos decir que alguien es más de derecha en la medida que prioriza más la libertad, la economía de mercado, la competencia y se hace más radical en la medida que desprecia la igualdad, la colectividad, las políticas sociales y el Estado del bienestar. En su extremo están los partidos que abogan por el capitalismo salvaje, los supremacistas y los nacionalistas, dentro de la extrema izquierda hay también determinados supremacismos, como el ideológico.

En esta definición actualizada del eje político izquierda-derecha se producen acuerdos raros y poco entendibles entre políticos muy divergentes, que solo se explican por la ambición desmedida de poder, del tipo que sea.

En los extremos están los divisionistas, los tramposos, liberticidas, dictadores, tiranos, populistas y, en muchas ocasiones, los criminales de lesa humanidad, los extremos se autoalimentan.

En la centralidad están los libérrimos, los que luchan por la libertad y por todos los conceptos contenidos en la pirámide de la libertad; democracia, derechos humanos, igualdad, economía de mercado, honestidad y fraternidad. Buscan el consenso, el diálogo y que se gobierne para el beneficio de todos, recogiendo el sentir de todos, lo contrario al divisionismo.


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