La caja

Lorenzo Vigas nos tiene acostumbrados a enfrentarnos con nuestras emociones más intrínsecas, las más profundas, las arraigadas y las que no queremos soltar, nos enfrenta a nuestros miedos mas primales. Si creía que Desde allá era su tesis de grado, La caja es su posgrado, luego de convertirse en 2015 en el primer latinoamericano en ganar el máximo galardón del Festival de Cine de Venecia. Esta película está cargada de rabia y dolor, desde que empieza nos adentramos en la cabeza de Hatzín, su joven protagonista, contado a través de planos más largos de la costumbre, de esos que nos incomodan y nos generan ansiedad.

La figura masculina y la relación padre-hijo es nuevamente la columna vertebral del relato de Vigas, tercera y última entrega que forma parte de una trilogía sobre este tema que a tantos de alguna u otra manera nos hace reflejo en nuestras propias vidas. Podemos negarlo, o que no nos hace falta, pero la verdad es que todos quisiéramos un padre ejemplar, o algo más simple: un padre presente. Y a Hatzín esa posibilidad se le escapa muy joven, iniciando esta historia cuando viaja desde la Ciudad de México a buscar los restos de su padre cerca de la mina donde murió tras un accidente laboral.

El conflicto de la historia arranca cuando Hatzín viene de regreso, con las cenizas de Esteban en mano, y a través de la ventana del autobús ve a un hombre en la calle idéntico a su padre. Todo lo que nosotros como espectadores tenemos para reconocerlo también es la identificación que el niño carga consigo. No conocemos más nada de su padre, salvo lo que vamos descubriendo a medida que avanza el largo. Tranquilo. Todo esto aparece en el tráiler, no te haría algo que a mí no me gusta que me hagan.

Hatzín se baja del autobús y enfrenta al hombre, quien se presenta como Mario Enderle, desligándose de ser el padre. Pero esto no le impide al joven a seguir sus pasos e insistir en crear un vínculo con él, hasta que Mario lo toma bajo su tutela y se desencadenan situaciones que no te voy a contar aquí. Uno de los aspectos técnicos que me llamó la atención de esta película es que no tiene ni una sola pieza musical, no muchos cineastas se atreven a esto, y Lorenzo Vigas lo logra. Tanto así que obtuvo el apoyo de la Academia de Cine de Venezuela para que sea la película que nos represente en los premios de la Academia a la mejor película extranjera. Estoy de acuerdo que no pudo haber mejor elección, y no entraré en la discusión que esta película ha estado sobre si merece o no estar en la selección.

En Estados Unidos pueden ver la película en la plataforma de streaming Mubi y en Amazon Prime. Sin duda es la película venezolana del año y le deseo el mayor de los éxitos en la carrera por el premio Oscar de la Academia a mejor película extranjera.

 


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