Estamos frente a una opinión pública perdida, extraviada

Arturo Uslar Pietri

Esta semana Arturo Uslar Pietri cumpliría 114 años y su legado cada vez tiene más vigencia, aunque ya parezca una frase trillada. Recordarlo no es quedarnos anclados ante el retrovisor de la historia ni mucho menos ante la nostalgia de aquello que se pierde en el tiempo. Reflexionar sobre la obra de Arturo Uslar Pietri siempre es ver hacia el futuro.

No es momento de hacerse la pregunta ya trillada “¿hacia dónde vamos?”, sino que ya es tiempo de señalar -sin tapujos ni medias tintas- el camino correcto que nos saque de este laberinto de barbarie y decadencia. A todos los venezolanos nos hace falta una “cura de verdades”. Hoy, más que nunca, sentimos una sensación profunda de extravío político y depresión colectiva dada la falta de claridad de quienes conducen la alternativa democrática. No se trata de ofender ni criticar, es que nos pongamos ya -sin perder más tiempo- a señalar las rutas correctas. Hoy, ya no hay tiempo ni para sacar el pañuelo para lloriqueo, ni mucho menos de ofrecer medidas populistas de baja ralea.

La primera medida que debemos tomar es educar. Necesitamos explicar dónde estamos y hacia dónde debemos ir con total claridad. Esto nos obliga a borrar viejos dogmas y clichés socialistas que sembraron distorsiones suicidas en la opinión pública. Es decir, la primera batalla a ganar es la de las ideas y el lenguaje. Y de aquí llegamos a la necesidad de aclarar que «privatizar» no es una palabra maligna, al contrario: es el término correcto para definir nuestra ruta hacia las libertades y el desarrollo. El futuro de Venezuela depende de un proceso de privatización serio y profundo.

La industria petrolera debe ser privatizada. Pdvsa está quebrada y no hay producción petrolera. Nadie nos va a prestar ni a regalar nada para reactivarla. ¡Bajémonos de esa nube! La producción petrolera sólo se reactivará si vienen las grandes multinacionales a nuestros campos. Sin esos grandes capitales quedaremos con el petróleo enterrado, empobrecidos y arruinados, solo viviendo de las añoranzas históricas como la familia venida a menos que habla de su pasado glorioso para justificar su desdeñable presente y su condena de futuro.

Una sociedad que vive y depende del Estado estará siempre condenada a la tiranía. Por ello hay que privatizar a fondo para desmontar este Estado tiránico que hizo que la sociedad viviera de sus migajas. Es el Estado quien debe vivir de su sociedad. Privatizar no es regalar; al contrario, es quitarle al Estado una inmensa carga que hace que descuide sus servicios y funciones más elementales. Es convertir lo que hoy es una carga en una fuente de ingresos. La experiencia ya la vivimos los venezolanos con la privatización de Cantv y Sidor durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. De empresas obsoletas, que generaban pérdidas al Estado, pasaron a ser empresas productivas y generadoras de empleos de calidad que pagaban a la nación altas sumas de dinero en impuestos.

El Estado venezolano, para que pueda tener una agenda social eficiente, debe optimizar al máximo el uso de sus recursos. Por ello, debe deslastrarse de toda esa carga infernal de gastos burocráticos y centrarse en cuatro áreas fundamentales: educación, salud, seguridad y justicia. El resto, a manos privadas.

Otra medida que debemos tomar cuanto antes es asumir el dólar como moneda oficial. El bolívar ha quedado liquidado, ya no existe, y el país ha quedado desmonetizado. Nuestra moneda fue utilizada como un vulgar billete de monopolio para mantener un gasto público exacerbado y corrompido. El Banco Central fue convertido en la gran guillotina que terminó robándose las prestaciones, jubilaciones y el salario de los venezolanos. Mientras el régimen mantenía subsidios demagógicos para continuar engañando a los venezolanos, se robada su poder adquisitivo hasta desaparecerlo. En castellano criollo: pagamos hasta con el plato de comida el falso precio de la gasolina, de los pésimos servicios públicos y de las nóminas fantasmas del partido de gobierno.

Señores, siempre hemos insistido que la única ruta que nos conduce al desarrollo es la educación. Pero, no entendida como la escuelita con cuatro pupitres mal puestos. Se trata de educar a la sociedad para el desarrollo y por eso hemos comenzado esta agenda. Debemos educarnos y formarnos como sociedad, eliminar los obstáculos mentales que nos han creado y salir de una vez de estos terrible tiempos de decadencia.

La mejor forma de rendirle homenaje Arturo Uslar Pietri en su natalicio es poner en práctica sus ideas. Por eso insistimos que, la brújula para los extraviados está en la educación.

 


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