Biblia aborto
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Hemos llegado a los tiempos de aFErrarnos a Dios porque la vida pasó a ser más ruda y difícil, anteriormente existía pero no con la intensidad de hoy día.

Somos megaacomodaticios para todo y tenemos la visión de los asuntos más importantes, hasta los más pequeños, según la óptica del momento o del cristal con que se mire.

Hemos convertido todo lo natural en algo muy complicado. Cuesta gran esfuerzo y años ver la vida de una manera más sencilla, sin complicaciones, esas que entorpecen lo cotidiano. Para ello hay que pasar por pruebas muy fuertes y no quedar vencidos.

Los puntos de vista acerca de las religiones son parte de esas creencias que hemos impuesto a otros y la han hecho rodar por el mundo.

Obviamente, los disparates suelen notarse con el tiempo. Por ejemplo, en todas las escuelas no es obligatorio la enseñanza bíblica para formar espiritualmente al hombre e incorporarlo a una sociedad con valores, respeto y buenas decisiones. Por el contrario, esa  enseñanza es impartida en las cárceles para los que practicaron sin remedio el hacer daño a ellos y a otros.

En el Vaticano han sido  trabajadores incansables, peregrinos por el mundo como lo manda la Biblia, pero inmersos en asuntos políticos y en los menos indicados.

En Venezuela estamos involucrados en un complicado problema político y de convivencia. Después de tantas metidas de pata a la hora de invocar a Dios para que “meta su mano”, algunos desafían  al Todopoderoso y le piden que arregle este lío de locos creado por nosotros.  “Todo nos es permitido, pero no todo es para nuestro bien”, se lee en el libro sagrado y no en el corazón de los que practican política perversa.

Recordamos  celebrar el Día del Trabajador y no destacamos la labor milenaria de Dios. Creamos líos y buscamos a Dios para que nos saque de los pavorosos problemas.

Se repite que el tiempo de Dios es perfecto, una coletilla usada para aliviar la ansiedad producto de no tener la respuesta inmediata a un problema de corta o larga duración. Ciertamente, el tiempo de Dios no es el mismo que tenemos todos los humanos. Entre nosotros Él mide la fe y el tiempo es de nosotros para perseverar.

Plantearse la razón de la existencia de ricos y pobres en el mundo es una prueba más de un tiempo establecido entre los seres humanos y no del poder soberano celestial. Dios no creó a los pobres, cada quien ha cargado con esa cruz cuando no ve más allá de las posibilidades y dones dados por Dios.

En el caso de los ricos se entiende que, a diferencia de los pobres, han sabido hacer riquezas y otras veces les llega por “derechos adquiridos”. En ambos casos, la prueba está presente. Dios mide la proeza del hombre para salir de la pobreza y a los ricos les mide la capacidad de saber administrar y dar, no engolosinarse con lo que tiene. Todos sabemos que existe la figura de la “quiebra” y no es de gratis. Hay que tener corazón para resistirla después de no haber hecho buen uso de los recursos monetarios, donde también habla mucho el corazón.

Con toda la humildad que debe caracterizar a las iglesias, lo más sensato  es llevar la palabra de Dios hasta los confines de la tierra y no se produzcan distorsiones sobre asuntos políticos y acomodar la casa propia para luego entender y atreverse arreglar la de los demás.

Una prueba de los líos humanos es la existencia de Palestina como Estado, que traducido significa filisteos; no fue creado por Dios y hoy mantienen una guerra milenaria nada menos que con Israel (la niña de sus ojos), para lo cual Dios en su infinita misericordia, finalmente, en su tiempo, ordenará el territorio.

Todo esto para indicar que Venezuela está en las manos de Dios, el lío que nosotros buscamos lo enderezará en su momento el Creador del  Cielo y de la Tierra. ¿Falta poco? Quién lo puede saber. Se puede intuir como un trabajón que nos toca ejercer, no es simple solucionarlo en la tierra, pero debe estar cantado desde arriba cuando el Creador disponga.

¿Dios estará interesado en solucionar el problema político o el problema espiritual del ser humano?  Probablemente el interés primordial de Dios es la salvación del hombre por encima de los problemas que tiene la humanidad en cada país o cada sociedad.

Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino y todo te saldrá bien. Se lee en Josué 1:8.

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