Tarek William Saab: El Tren de Aragua es un mito creado para atacar a Venezuela
Foto: GETTY IMAGES

El país está viviendo una situación muy peligrosa, en la que los políticos son vistos como los criminales de la sociedad. No tengo ninguna relación cercana ni comunicación con el actual jefe de la Fiscalía. Así que lo que aquí escribo lo hago con la frialdad del médico que hace una autopsia, en mi caso al cadáver de la sociedad.

Desde hace algún tiempo hay noticias de detenciones a dirigentes políticos, activistas, órdenes de capturas a jefes políticos, sin que la sociedad diga siquiera esta boca es mía.

A la par que la sociedad no levanta la voz por las encarcelaciones y las supuestas acusaciones de conspiraciones contra personas que tienen el oficio de representar al pueblo, al mismo tiempo esa sociedad ha vuelto una moda etiquetar al jefe del Ministerio Público para pedir por ancianos que reclaman una casa invadida, niños violados, mujeres maltratadas o animales sometidos a tortura.

Es una suerte de Macondo, donde quien debería ser uno de los personajes más odiados en la estructura del gobierno se ha convertido en uno de los más respaldados. El fenómeno a la vez que asombroso es aterrador, porque la gente al callar cualquier encarcelamiento político y seguir al jefe del Ministerio Público, como una suerte de vengador que los defiende de invasores, violadores, policías matraqueros, lo que está diciendo es que ya no le interesa ni la política ni los políticos, sino sus problemas cotidianos, personales, y esa es la razón por la que han ensalzado al doctor Tarek William Saab que preside el brazo judicial de Maduro.

El tema hoy es que la gente común confía en ese Ministerio Público y ese fiscal general, aunque los políticos, defensores de derechos humanos y activistas le hagamos oposición. La realidad, para vergüenza nuestra, es que no nos etiquetan, a nosotros, los políticos, para que resolvamos el problema del policía corrupto, del niño violado, la casa invadida, sino al fiscal general.

Como es obvio, no puedo tener ninguna simpatía en lo político ni ideológico por el fiscal general, pero lo que quiero significar es que no sé si nos hemos dado cuenta de que esta suerte de guardia de Maduro es uno de los personajes más seguidos y respaldados por la gente común.

Y todo eso es un signo de la antipolítica que va tomando espacio, porque la gente siente que la política no sirve para resolver los problemas reales de la gente. Y este es un tema que tenemos que abordar los políticos, porque este es un oficio que en Venezuela se está desprestigiando por su inutilidad, tal como desaparecieron en los noventa los reparadores de Atari tras este ser desplazado por Nintendo.

Tarek resolvió su problema, que para todo el mundo era una nimiedad, porque los políticos estamos divorciados de la realidad. Un ejemplo es el caso de Canserbero. El músico tiene más reproducciones en YouTube que el político más importante del mundo. Toda una generación aplaudió que resolvieran el caso de un líder que era un profeta para ellos, pero mientras el fiscal hablaba en televisión, los políticos andábamos buscando en Wikipedia quién era Canserbero.

Tenemos un enemigo que nos va a matar como oficio: la antipolítica.

 


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