Frente a la arremetida del socialismo del siglo XXI, que quiere destruir la democracia en América Latina imponiendo dictaduras comunistas mediante el método democrático de elecciones, camuflando candidatos de centro o directamente ganándose la favorabilidad de los más pobres y desesperados frente a las crisis, y a pesar de no haber un esfuerzo concertado de liderazgo democrático continental para enfrentar el sí organizado por el Foro de Sao Paulo, los últimos eventos electorales son propicios para la democracia continental.

Argentina en sus elecciones parlamentarias de medio término dio un vuelco total derrotando la versión kirchnerista del socialismo del siglo XXI, dándole la mayoría al macrismo y despuntando algunos candidatos libertarios-liberales que predicen futuros triunfos para la derecha más radical, pero sobre todo, deteniendo la orgía totalitaria que el neoperonismo quería instaurar en ese país sureño.

Al lado, Chile en primera vuelta de elección presidencial, corroboró una tesis que he planteado repetidamente, la cual es que los electorados prefieren las versiones puras y radicales de la polarización política, que se plantea en el continente entre democracia y comunismo, a las versiones tibias y edulcoradas de un centro inexistente.

A segunda vuelta pasaron los candidatos Gabriel Boric, del comunismo y el terrorismo urbano de la Primera Línea, que propugna la instauración del socialismo del siglo XXI, acabando con casi medio siglo de prosperidad y estabilidad económica en Chile, de los cuales 30 en democracia; y José Antonio Kast, que propugna un Chile en democracia, con libre mercado y desarrollo sostenible. Sobre Kast se presenta una paradoja y es la propuesta Kast es libertad, orden y seguridad. Eso no es extrema derecha, eso es liberalismo puro. Locke y Smith. La propuesta Boric es socialismo del siglo XXI, con Partido Comunista a bordo y propuesta de indulto a terroristas. Eso es extrema izquierda. Pero curiosamente los titulares mundiales de prensa lo pintan al revés, Kast de extrema derecha y Boric de izquierda, no, es al revés, Kast de derecha y Boric de extrema izquierda, pero el dominio sorista en los medios impone una narrativa falsa.

Como dijimos el electorado en  Chile se polarizó, las propuestas tibias de centro izquierda de Provoste y de centroderecha de Sichel se fueron al foso, pues incluso en tercer lugar se impuso la sorpresa de Parisi, candidato liberal en su versión radical, casi de extrema derecha, si no fuese por ciertos matices más hacia el estado de bienestar en lo social. Insisto el electorado entiende que hay un dilema entre comunismo representado por Boric y la democracia, representada por Kast, los que se perdieron en el camino por no haber existido una candidatura única de derecha, votando por Parisi y Sichel, seguramente votarán mayoritariamente por Kast, asegurando también acá una fulminante derrota al socialismo del siglo XXI.

En Colombia, el pasado lunes se decidió la candidatura del Centro Democrático, partido fundado por Álvaro Uribe, el mejor presidente de la historia colombiana, el líder fundamental de este siglo y quien por la persecución judicial del comunismo internacional representado en Colombia por el farcsantismo se encuentra en una tormenta jurídica, que de no decidirse la celebración de un referéndum el próximo año que modifique el acuerdo de paz y reforme la justicia, irá a la cárcel por una justicia politizada que sigue las órdenes del narcoterrorismo comunista, que quiere implantar un narcoestado en Colombia.

Pues bien, si se hace un análisis objetivo de la labor gubernamental de Uribe y de las propuestas programáticas del Centro Democrático, se concluirá que este partido se enmarca claramente en la derecha dentro del conflicto izquierda-derecha, que insisto siguiendo a Ian Budge (Ian Budge et. al. Ideology, Strategy and Party Change, – Cambridge University Press, 1987, 2008) es el conflicto fundamental de la democracia contemporánea. Por un método extraño y que a todas luces debe ser eliminado en el futuro por unas elecciones directas de su militancia, el Centro Democrático, repito, eligió el lunes su abanderado presidencial. Se presentaban cinco candidatos, pero las apuestas se polarizaban entre un discurso radical de María Fernanda Cabal, quien lideraba la tendencia en las redes sociales y un discurso más moderado de Oscar Iván Zuluaga, quien lideraba la maquinaria partidista.

Se demostró una vez más que las campañas presenciales directas, el cara a cara con el elector y los medios tradicionales todavía predominan sobre las burbujas digitales de las redes sociales. Se impuso pues la candidatura de uno de los pocos estadistas colombianos contemporáneos, el mejor ministro de Hacienda de las últimas décadas y un gran líder político, de clara afinidad conservadora y fiel seguidor del legado de Uribe.

Así como la narrativa ubica erróneamente a Kast en la extrema derecha, en Colombia ubica a Zuluaga en el centro, si se revisa detalladamente su trayectoria y sus propuestas se tendrá que ubicar definitivamente a Zuluaga en la derecha. En Colombia,a fin de cuentas, se repetirá la historia de Chile: la elección se polarizará entre el candidato del socialismo del siglo XXI, que es Petro y el que embanderará la propuesta de democracia, libertad y seguridad.

Obviamente la realidad política actual obliga a llegar a alianzas, Petro liderará la de la extrema izquierda, seguramente Fajardo y Gaviria se disputarán la candidatura de la alianza de la izquierda “light” compañera de camino de la anterior y la derecha (que se llama Equipo por Colombia) tiene como precandidatos a los exalcaldes Peñaloza, Char y “Fico” Gutiérrez, al senador Barguil, a la líder del partido de la U Dilian Francisca Toro y al camuflado santista exministro Echeverry.

Estos precandidatos han dejado transpirar que no quieren que participe en las primarias Zuluaga, craso error, insisto, el voto se polarizará y frente a la opción del socialismo del siglo XXI de Petro, no se puede ir con medias tintas, tiene que haber un candidato que polarice hablando claro y demostrando una trayectoria coherente anticomunista, recalco la disyuntiva será entre comunismo y democracia. Esta disyuntiva es vital y no se puede darse el lujo de que se presenten dos candidaturas de derecha en la primera vuelta, pues no pasaría ninguna a la segunda y en una hipotética elección entre la versión radical de la izquierda y una “light” tal como se ha demostrado varias veces recientemente el electorado prefiere la original, de manera que se aseguraría el triunfo del comunismo.

Considero que el discurso de los precandidatos del Equipo por Colombia es una finta y que la realidad se impondrá: no se puede menospreciar al candidato de un partido que es mayoritario en Colombia, con casi 700.000 electores, además de que el uribismo, quiérase o no, es la tendencia política predominante junto a la comunista de Petro, habrá primarias del Equipo por Colombia y en esta se impondrá la maquinaria del Centro Democrático.

Tendremos pues en las elecciones de Chile en diciembre el triunfo de Kast, pues el pueblo chileno es conservador y no querrá repetir la horrífica experiencia comunista de los setenta y en Colombia en 2022 el también conservador pueblo colombiano y que detesta el comunismo, elegirá la propuesta de coherencia antisocialismo del siglo XXI, que seguramente será representada por el estadista Oscar Iván Zuluaga.

Kast y Zuluaga representan la muralla al socialismo del siglo XXI en sus respectivos países. Se compone el mapa político latinoamericano frente al peligro del socialismo del siglo XXI, sopla una “brisita de libertad” en la región. ¡Enhorabuena!

 


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