Apreciado lector, le voy a proponer un estudio de caso imaginario, para que al final de este artículo lo resuelva.

Érase un país llamado Locombia, el cual por seis décadas estuvo bajo el ataque inmisericorde de unos criminales de lesa humanidad, que traficaban droga, secuestraban, asesinaban, violaban menores, incendiaban pueblos, etcétera. Estos criminales eran una banda de guerrilleros marxistas, financiados por una pequeña isla contigua llamada Castriana, se dividían según las diferentes sectas marxistas, en leninistas, maoístas, guevaristas y pare de contar, pero todas con el mismo común denominador: criminales de lo peor que la humanidad jamás haya visto.

El establishment del país, dominado por burgueses de la capital, la verdad nunca hizo un esfuerzo por liquidar esas bandas de criminales de lesa humanidad, la cual la principal era Caquetiana, siempre inmerso en interminables negociaciones de paz, no dándose cuenta o no queriéndose dar cuenta de que Caquetiana en realidad nunca quiso la paz.

El país estaba a punto de sucumbir ante esta horda de inhumanos, ya estaban en las goteras de la capital, el pueblo hastiado y atemorizado, decidió por vez primera no votar por un candidato del establishment capitalino, sino por un hacendado norteño, Furibe, el único que decía que había que acabar con Caquetiana.

En 8 años el presidente Furibe se dedicó a armar una estrategia de aniquilación de Caquetiana, para obligarlos a rendirse en unos diálogos de paz. Era de un coraje inigualable, las tropas estaban en operativos en tierra y él sobrevolando en helicóptero dándoles ánimo y dirigiendo las acciones.

Logró el cometido, Caquetiana se replegó en las selvas fronterizas de 2 países vecinos, cuyos gobernantes, de no haber sido por el apoyo de eso gobiernos marxistas Furibe las hubiera extinguido. Estos presidentes habían llegado al poder precisamente porque el tirano de Castriana, al ver derrotado el marxismo en el mundo, siendo Caquetiana el único movimiento guerrillero que permanecía luchando bajo esas banderas en el mundo, cambió la estrategia violenta por una de toma del poder por la vía democrática camuflándose en “outsiders” que juraban no ser marxistas, y con una cartilla diseñada por la logia continental marxista, casi se toma el continente. Pero Furibe era el hueso duro de roer, sin Colombia la estrategia continental se derrumbaba.

Caquetiana entonces cambió la estrategia, en videos de Youtube se ve al líder político de la misma señalando que la paz era la estrategia para arribar al poder. Inexplicablemente (a todo zorro se le va la liebre) a Furibe se le infiltró un traidor a la patria Juanhampa, quien llegó a la presidencia de las manos de Furibe para con esa estrategia de paz de Caquetiana, entregarles el país.

Así lo hizo, elegido con la promesa de continuar la política anti-Caquetiana de Furibe, desde el mismo discurso de toma de posesión se le volteó y llamó a unos diálogos de paz en Castriana, donde finalmente se redactó el acuerdo de entrega del país a Caquetiana. Insuflado por su ego, creyendo que como tenía comprado con mermelada al establishment igual iba a comprar al pueblo, llamó a un plebiscito jurando por su madre (claro, estaba muerta) que respetaría lo que el pueblo decidiese.

El pueblo no se compra tan fácilmente como a los amigotes de los barrios millonarios como el Chicó de Bogotá (o el Country de Caracas, que igual se dejó comprar por el chafarote súbdito del líder de Castriana) y votó en contra de la propuesta pro-caquetiana en el plebiscito.

Juanhampa, como todo traidor, traicionó otra vez más y no hizo caso al dictamen popular. Para ello estableció la dictadura del Juanhampismo caquetiano:

  • Hizo que el Congreso aprobase el acuerdo de entrega del país a Caquetiana, diciendo que eso era legítimo porque el Congreso era igual que el plebiscito popular (obvio que totalmente falso).
  • A la Corte marxista cultural le ordenó que aceptase esa estratagema para imponer su dictadura con viso de legalidad.
  • Dispuso que el acuerdo estuviese incorporado a la Constitución (ni el más acérrimo dictador se ha atrevido a tanto).
  • Les dio total impunidad a los criminales de lesa humanidad de Caquetiana, les regaló curules en el Congreso, dispuso financiamiento total de sus operaciones, medios de comunicación, partido, a los criminales de lesa humanidad los convirtió en escoltas del gobierno, etcétera.
  • En el acuerdo creó la “Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI)”, la cual tiene poder de veto sobre toda decisión del gobierno.
  • No contentos con todo esto, se creó una justicia especial para asegurar la impunidad de los criminales de lesa humanidad y la persecución de todo el que se quejase de esa ilegalidad. Pero, peor aún, los jueces de esta Corte fueron nombrados por tres extranjeros, representantes de sendos movimientos terroristas marxistas ( no se de ningún otro caso ni siquiera en ocupación de países, como por ejemplo Afganistán, que el ocupante nombre Cortes en ese país, los gringos permitieron que los afganos tuvieran su gobierno, acá no, los marxistas de Castriana impusieron que un español, un peruano y un argentino obviamente marxistas nombrasen a unos títeres que firman los fallos hechos en la capital de Castriana, por esos mismos abogados).
  • A las Fuerzas Militares las desvalijaron y su inteligencia desmantelada, para que no tuviese el coraje de llamar al orden reclamando la restauración de la democracia.
  • Finalmente, lograron no sé cómo que el sucesor de Juanhampa fuese un imberbe tecnócrata que, aunque de nuevo elegido por Furibe (de nuevo otro error de este gran líder perfecto en casi todo, pero definitivamente no en elegir sus sucesores) y prometiendo acabar con la impunidad de Caquetiana, en realidad cogobernó con ellos al seguir al pie de la letra el acuerdo de Juanhampa con Caquetiana y nombrar en el alto gobierno a una mayoría de amigos de este.
  • El próximo año habrá elecciones en Locombia, las últimas en las que se podrá impedir la toma total del poder por Caquetiana, sea a través de un candidato duro exguerrillero, o de algún lambón de ella, pero que se presenta como no amigo de ese grupo criminal, mas si de la “paz” con ella.
  • Es la última oportunidad de la democracia en Locombia, porque Castriana tiene una feroz ofensiva antidemocrática en el continente y con una estrategia de terrorismo urbano, disfrazado de justas protestas sociales está creando un estado de hastío antiinstituciones conducente a la elección de un caquetiano disfrazado de demócrata.

Resuelva usted, pues, el caso:

Si usted es un demócrata locombiano, votaría usted por alguien que haya demostrado fehacientemente ser anticaquetiano, no solamente en discurso, sino que haya sido un baluarte empecinado en la lucha contra la subversión de esos criminales, o arriesgaría de nuevo y votaría por un defensor acérrimo del acuerdo de paz con Caquetiana. Juzgue usted.

 


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