En nuestros talleres -y como lo hago desde hace muchos años en mi trabajo con niñas y niños- compartimos varias lecturas de relatos, cuentos, poesías. ¡Son tantas las vibraciones que puede provocar el compartir la palabra poética! Entre las lecturas favoritas han estado El libro de las preguntas, de Pablo Neruda, así como Preguntario, de Jairo Aníbal Niño.

Después del intercambio de palabras de presentación, luego de leerles algunas páginas a los muchachos, viene otro soplo…. Una brisa en el rostro del alma…  les propongo que escojan algo que les guste mucho y se hagan la pregunta: ¿Qué es? Para darle una respuesta que les provoque. Una respuesta libre, digamos ¡algo que se les ocurra!

Y aparecen entonces nuevos significados, nuevas respuestas a las cosas más sencillas, comunes y corrientes de la vida. Respuestas cándidas, divergentes, respuestas pícaras, tiernas o absurdas, aparentemente… ¡Todas ocurrentes! ¡Todas válidas! ¡Todas valiosas! No hay, en todo caso, calificativos acerca de si lo que se escribió es bueno o malo. Las consideraciones se salen de ese registro terriblemente binario. Cada cual ha escrito lo suyo y eso ya vale. ¡Se elogia la ocurrencia! Lo que convierte al juego con la palabra en una celebración del ingenio humano.

Ese estímulo provocado con la palabra poética podría ser una experiencia cotidiana, hogareña o de la escuela, relajante y excitante al mismo tiempo, intrigante, generadora de nuevas dimensiones en el universo propio del niño, de la niña, de su mamá y su papá, de sus maestras y maestros, de los hermanos, del hogar que es el pequeño país de cada cual. Una posibilidad de ejercitar el don creador que cada quien tiene.

De reciente cosecha, este manojo de respuestas:

¿Qué es el helado? Un pedazo de cielo que cayó en mi barquilla. Juan Pablo, 11 años de edad.

¿Qué es la tortuga? Un animal que siempre, donde quiera que vaya, siempre está en su hogar. Peter, 11 años.

¿Qué son los peces? Son óvalos con escamas, cuatro aletas y una cola al final que navegan por la mar. Sofía, 8 años

¿Qué son los animales? Son seres que me gustan y significan mucho para mí ¡me encanta pasar el tiempo con ellos! Son juguetes vivientes. Kaled, 8 años.

¿Qué es el helado? Es un sueño de chocolate con fresas. Valeria, 10 años.

¿Qué es el fútbol? Es un deporte donde debes tener mucha agilidad, destreza y velocidad con el balón. Es un poco absurdo: de tanto correr, te agotas, te cometen faltas y, si te escapas con el balón…, te cantan falta ¡Jajá! Reinaldo.

¿Qué es un unicornio? Es un caballo con una espinilla gigante en la frente. Daniela.

¿Qué son los gatos? Son unos animales que ayudan a quitarte el estrés. Su ronroneo hace más fuertes los huesos de los humanos. Su pelo es suave como la seda y ahuyentan espíritus con sus ojos blanquinegros. Lucía.

¿Qué es la Torre Eiffel? Es un monumento fantástico en París, también conocido como la dama de hierro. Tardaron 2 años, 2 meses y 5 días en construirla. Mide 300 metros. Todo eso para convertirla en el monumento más romántico del mundo y el amor dure para siempre. Corina.

¿Qué son los perros? Son animales mamíferos, carnívoros, mascotas amadas por los seres humanos. Hay muchas razas, son súper inteligentes y fieles. Los amo y por eso seré veterinaria. Camila, 9 años.

¿Qué es el hacha? Son mis dientes nuevos. Sebastián.

¿Qué es la vida? Una gran pregunta llena de respuestas.

Hay un texto que también nos ha acompañado. Lo escribió Friedrich Hölderlin, lo tituló «Cuando niño» y dice así:

«Cuando era un niño, de los gritos y burlas de los hombres, a menudo un dios me protegía. Y, seguro de su protección, jugueteaba entre árboles y flores, y los vientos del cielo también jugaban conmigo. Y, del mismo modo como regocijas el corazón de las plantas, cuando se dirigen con delicadeza hacia ti, así me alegrabas el alma, ¡oh, padre Helios! Y, como Endimión, ¡oh, clara Luna!, llegué a ser tu favorito.¡Ah, fieles y amistosos dioses, si supieran cuánto mi espíritu os ha amado!

«Aun cuando no sabía llamarlos por el nombre, y ustedes no me llamaban como hace la gente cuando se conoce, los conozco a ustedes mejor que a todos ellos. He llegado a entender el silencio de las esferas celestes, pero nunca las palabras de los hombres.

«Fui educado por los árboles de los bosques más armoniosos, y a amar aprendí entre las flores.

«Crecí en brazos de los dioses».

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