Todo enseña, si se quiere aprender

Si bien en la coyuntura actual de la supresión del gobierno interino se ha manifestado con claridad la alianza entre los partidos AD-PJ-UNT, se hace necesario poner de relieve que también Voluntad Popular (VP) en principio se manejó dentro de esa cofradía de los 4 jinetes del apocalipsis.

Creyéndose organizaciones superiores por la mayoría parlamentaria, argumento que a final de cuentas utilizaron para deshilachar la Constitución, se impusieron sobre los demás partidos despectivamente. Por ser minoritarios los aplastaban en las tomas de decisiones en lo que se llamó el Frente Amplio Venezuela Libre, primera expresión de totalitarismo de una organización que debía obrar para el rescate de la democracia, sin la práctica de la democracia interna. Sin duda, una penosa contradicción que se trasladó en lo sucesivo a la Plataforma Unitaria.

Voluntad Popular deberá mantener la diferenciación del ahora G3 si desea en lo sucesivo convertirse en uno de los partidos o movimientos políticos que integre a todos los venezolanos. Ese es su mayor desafío.

Ahora bien, después de toda la pugna de intereses y la decisión del G3 de acabar con una herramienta de lucha como lo fue el interinato, en detrimento de la población y la Constitución, se atribuye una victoria por doble partida al controlar la AN 2015 y los activos protegidos en el exterior, además de la derrota de Juan Gerardo Guaidó; pero el liderazgo de este, lejos de extinguirse ha eclosionado a puntos impensables en la conciencia colectiva del pueblo venezolano, que ahora lo asume como el líder nítido que representa a todos los sectores de la población.

De Williams Shakespeare a Juan Guaidó, vale la pena rememorar la obra de teatro Hamlet, príncipe de Dinamarca, escrita alrededor de 1603, en aquella primera frase: “Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Cuál es la más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponerse los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir”. Sin lugar a dudas esta frase profunda sin límites, representa una pregunta esencial de la experiencia humana, atribulada frente a las tensiones, que se producen normalmente en la vida cotidiana, acentuándose en esta oportunidad en un liderazgo joven y necesario, que le abre brechas importantes al país en medio de una realidad tormentosa.

¿Ha muerto Juan Guaidó políticamente? Seguramente es el deseo de una reducida clase negociante enquistada en organizaciones políticas no concebidas para luchar por la libertad del país, sino para negociar su existencia con el tirano, y también en el pulso errático del propio régimen, que se sirve de algunos periodistas u opinadores tasados al mejor postor, con récords oscuros de plegarse a todo el que gobierne, sin distinción moral alguna, siendo los que desarrollan la poderosa maquinaria propagandística del madurismo, delineada con conceptos del nazismo, por supuesto remozados, en el contexto moderno, sobre el abordaje de las masas, pero siempre construidos sobre la mentira y las manipulaciones, partiendo del pensamiento de Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, ejecutada magistralmente por Jorge Rodríguez, el operador político de mayor calidad y frialdad, que no se inmuta ante el dolor de un pueblo.

A pesar de la cascada de ataques que recibe Juan Guaidó, ha logrado no solo mantener vivo su liderazgo, sino aumentarlo exponencialmente, su palabra, su valentía y arrojo en todo momento, lo catapultan con dignidad hacia el futuro de la nación. Su expresión: “No vengo a repartir culpas, sino asumir responsabilidades”, lo hacen distinguir entre un sector que se lava las manos ante los errores, porque los errores se asumen y se superan. Es bueno contar con quien reconoce los suyos y se empina con esfuerzo para superarlos, eso es grandeza, y nadie podrá negársela. En palabras del Libertador Simón Bolívar: “Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas preservaren su honor intacto”.

Unidad con el pueblo

La acción emprendida por Juan Guaidó es correcta cuando convoca la unidad con el pueblo que sufre las políticas desacertadas de la cruel dictadura. Vence de un plumazo el falso dilema de la unidad con los líderes de los partidos para preservar la cohesión política y darle a la población una opción -ha sido parte del error histórico-, creer que esa es la unidad que salvará el país, cuando en realidad es una relación frágil llena de hipocresía y de intereses, en total contravía del sentimiento y clamor de la mayoría de los venezolanos.

Venezuela necesita un liderazgo que unifique, que sane, un liderazgo diferente, capaz de crear y motivar, un liderazgo transformacional, que logre la movilización total hacia el objetivo de la libertad y la democracia.

Mientras un sector, se preocupa  por dar zancadillas, y colocar barreras para impedir la realización de elecciones primarias, que den con el reconocimiento de fuerza electoral e identifique al candidato contra maduro, ya el liderazgo de Juan Guaidó alcanza las dimensiones donde derrota las mezquindades, y logra establecerse con una mayoría sólida y contundente.

Con el torbellino de trampas existentes, de complicidades de opositores con el régimen, dedicados a trabar el país, no sabremos hoy si será posible la realización de primarias. Los partidos AD-UNT-PJ juegan un todos contra Juan Guaidó, el proceso de primarias solo ratificaría la expresión social que se manifiesta abiertamente en todos los espacios con tendencia a crecer, ganaría abrumadoramente.

El nuevo concepto de unidad que debe labrarse es con el pueblo, en todas sus identidades sociales, un vínculo que se ha establecido y debe consolidarse por el bien del país, una fuerza tan poderosa que si finalmente impide la realización de las primarias, allí estará el núcleo que redefinirá la acción y establecerá la dirección política correcta, porque el fin supremo es derrotar a la actual dictadura y desalojar a nicolás maduro del poder que usurpa.

En consecuencia, un ciclo de tragedias, extendido por las torpezas y la mala intención de muchos, ha de cerrarse muy pronto. Nuevos tiempos requieren nuevos liderazgos, Venezuela está dolorosamente pariendo los suyos, liderazgos obligados a abrirse paso con el torrente y la fuerza de un pueblo acostumbrado a renacer de las adversidades.

Muy pronto Venezuela renacerá.

@jufraga12

 


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