Rodriguez
Foto AP

No lleva un casco de piel de coyote adornado con dos enormes cuernos de búfalo. Tampoco tiene la cara pintada con los colores de la bandera azul. No lleva en su vientre el tatuaje de una enorme daga. En realidad hasta no hace mucho se disfrazaba de epidemiólogo para dar el parte diario de la pandemia que se ha hospedado en el mundo y por supuesto en el país.

Pero lo que sí hace a Jorge Rodríguez parecido a Jacob Chamsley, alias Jake Angeli, el tipo que entró en el Capitolio norteamericano por una de las ventanas derribadas por una multitud que seguía a pie juntillas la arenga de Donald Trump, es su afición patológica a construir conspiraciones de todo tipo.

Claro que mientras el disfrazado de búfalo o de no sé qué animal cree que Trump ganó las elecciones y que estas les fueron arrebatadas, nuestro QAnom criollo inventa explosiones en el Parlamento por un sicario de la CIA que fue contratado por 5.000 dólares.

Léase bien, 5.000 dólares para explotar todo el Congreso y matar a 250 personas. Eso lo dijo Rodríguez. Lo más  asombroso es que para semejante misión el tipo cobraría una suma irrisoria dada la calidad y cantidad del crimen denunciado. Debe ser uno de los sicarios más muertos de hambre y miserable del mundo, imagínense ustedes, pasarse por el pico a 250 personas por una suma  tan insignificante.

Aquí se han inventado atentados, conjuras de militares, de civiles, de paramilitares, de exmilitares, de otra gente que no eran civiles, que tampoco eran militares y que con tres pistolas, cuatro granadas, cinco maicaeras, tres bombas lacrimógenas y un peñero, según el régimen, trataron de tumbar al gobierno de Maduro.

Como ya no es el vocero del parte diario de coronavirus, tarea que ha dejado a su hermana, que como ministro de Economía no tiene nada que decir, entonces él se ha dedicado a develar planes para matar al presidente, al vicepresidente, a los ministros, a los parlamentarios chavistas y, en fin, formar una sampablera en el país y todo esto por el módico precio de 5.000 dólares. Más barato ni en Traki.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!