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El famoso poema “Ítaca” de C. P. Kavafis invita a emprender el viaje sin apremios, seguro de que todo lo ganado en el viaje valdrá la pena, de manera que, al llegar a tu destino, estarás satisfecho. El viaje de los venezolanos se inició hace 20 años y a lo largo del camino todo ha sido pérdida: perdimos la libertad, la democracia, la república, la educación, la economía y tantas otras cosas. Quizás hemos ganado la experiencia y el conocimiento del camino que jamás debimos a emprender.

Lo peor del camino es que no tuvimos la esperanza de una Ítaca adonde llegar, un sueño que alcanzar o una visión por construir, sino la realidad de una banda de delincuentes que se encontraron con un país rico al cual saquear, y a ello se dedicaron con una pavorosa habilidad.

Se puede volver a emprender el camino de Ítaca, no lo dudo. Podemos iniciar un nuevo camino a la Venezuela posible. Pero de lo que sí estoy convencido es que ese camino será largo y lento su recorrido, porque cada paso tiene que estar marcado justamente por las virtudes que nos apartaron de la ruta correcta, con base en un serio cambio cultural de cada uno de nosotros y de todos como colectivo. “Si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo” nada tenemos que temer.

“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca

pide que el camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al colérico Poseidón,

seres tales jamás hallarás en tu camino,

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes

ni al salvaje Poseidón encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si no los yergue tu alma ante ti.

 

Pide que el camino sea largo.

Que muchas sean las mañanas de verano

en que llegues – ¡con qué placer y alegría! –

a puertos nunca vistos antes.

Detente en los emporios de Fenicia

y hazte con hermosas mercancías,

nácar y coral, ámbar y ébano

y toda suerte de perfumes sensuales,

cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias

a aprender, a aprender de sus sabios.

 

Ten siempre a Ítaca en tu mente.

Llegar allí es tu destino.

Mas no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años

y atracar, viejo ya, en la isla,

enriquecido de cuanto ganaste en el camino

sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.

 

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.

Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte.

 

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Ítacas”.

C.P. Kavafis.


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