Entre las múltiples redes oscuras detrás del poder durante el gobierno de Pedro Castillo, no todas con cargo público, la prensa y la inteligencia parecen haber olvidado a Ahmed Abdullah Qasem, siniestro asesor yemení, estrechamente vinculado a Evo Morales, que se reunió por lo menos 11 veces con el entonces primer ministro Guido Bellido en los primeros dos meses de gobierno del golpista. Algunas reuniones, de acuerdo con el registro de visitas de la presidencia del Consejo de Ministros, duraron más de 10 horas.

Ahora que Evo Morales encabeza la marcha contra la institucionalidad democrática peruana y no oculta ya su estrategia secesionista, es necesario recordar que, entre los años 2016 y 2019, Ahmed Abdullah Qasem trabajó como asesor en la Asamblea Nacional de Bolivia cuando Evo Morales era presidente y su partido político, Movimiento Al Socialismo (MAS), presidía el Congreso boliviano.

Fuentes de inteligencia en la frontera peruano-boliviana, informaron desde el inicio del gobierno de Castillo el reiterado ingreso ilegal (por el lago, sin pisar aduanas migraciones) de Evo Morales y por lo menos una docena de operadores políticos con abultados maletines y mochilas, conteniendo presumiblemente dinero para comprar alianzas y financiar actos violentos. Lamentablemente, la presencia de Castillo y su entorno en el poder imposibilitó la acción policial, pese a las múltiples notas de inteligencia al respecto.

Es importante recalcar algo que pocos conocen en el Perú, la cercanía de Evo Morales y el MAS con la República Islámica de Irán y su apoyo al grupo terrorista Hezbolá. Bolivia bajo el gobierno de Evo Morales y el MAS son, junto con Venezuela, los socios más importantes de Irán y Hezbolá en América del sur.

Hezbolá, además de ser un partido político en el Líbano es un grupo declarado como una organización terrorista por más de 60 países en el mundo, incluyendo 5 países en América Latina. Responsable por el atentado más grande de terrorismo islámico en la historia de América Latina contra el centro judío AMIA en Buenos Aires.

En 2017, las fuerzas de seguridad de Bolivia frustraron un complot de operadores vinculados a Hezbolá en los suburbios de La Paz, con más de dos toneladas de material explosivo. Tres años antes, en 2014, unos integrantes de Hezbolá viajaron a Chile y Bolivia para fortalecer una red clandestina. Ese mismo año, la Dircote arrestó en Surquillo al libanés Muhamad Ghaleb Hamdar tras un año de vigilancia. Se le encontraron fotos sospechosas, memorias encriptadas, documentos falsos y trazas de nitroglicerina en su mano y apartamento, además del pasaporte falsificado de Sierra Leona con el que habían ingresado fraudulentamente al Perú.

En su primer interrogatorio Hamdar no solo aceptó ser integrante de Hezbolá, sino también que dicha organización le entregó el pasaporte falso y (ojo con esto) que Hezbolá envía a personas con su perfil para hacer inteligencia en varios países del mundo. Nadie invierte recursos en inteligencia si no pretende utilizarlos. ¿Qué diablos hacía Hamdar en el Perú? Si recordamos la cercanía entre Evo y Castillo, empiezan a aparecer matices que merecen investigarse.

Si Hamdar hubiera dicho que pertenece a Sendero Luminoso ya estaría condenado y sentenciado, pero como en el Perú no hay poco conocimiento sobre Hezbolá fue absuelto en primera instancia de los cargos de terrorismo, pero sentenciado a 7 años de cárcel por el ingreso usando documentos falsos.

En octubre de 2020, Hamdar salió en libertad, pero enfrenta cargos de terrorismo gracias a una nueva audiencia que empezó en 2019, después de que la Corte Suprema de Perú anuló la decisión previa y reconoció que Hezbolá sí es un grupo terrorista.

El nuevo caso judicial de Hamdar está a punto de finalizar la próxima semana. Está en las manos de PJ decidir si Perú entra en la historia como el primer país en Iberoamérica en condenar y sentenciar a un operador de Hezbolá por el delito de terrorismo.

Es relevante conocer que Hamdar ha sido designado como terrorista por la Oficina de Sanciones del Departamento de Tesoro de Estados Unidos y nombrado en todos los informes anuales de contraterrorismo del Departamento de Estado desde el año 2016 que Interpol reconoció que este caso en Perú podría establecer un precedente que ayudaría a todos los países en Iberoamérica a luchar contra el terrorismo y que tanto Alemania como Inglaterra, y Australia, recientemente, reconocieron que no es solo el “brazo armado” de Hezbolá que opera con tácticas terroristas, sino que toda la organización lo hace.

Derrotar judicialmente a Hezbolá es ganarle una batalla a Evo Morales, a Nicolás Maduro y a sus fuerzas oscuras, que quieren llevar a Perú a una guerra civil y el desmembramiento.

Medio Oriente suena lejano al Perú, pero es imprescindible entender que no solo el conocimiento y el comercio se han globalizado. El Perú está en la mira de las redes de terrorismo internacional.

Artículo publicado por el diario El Reporte de Perú


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