El Estado, un violador sistemático de los derechos humanos e indolente ante el pueblo en esta pandemia indetenible sin vacunas, pretende acorralar jurídicamente a quienes asumimos como ONG la defensa de las víctimas con una legislación que vulnera garantías constitucionales, pactos internacionales y algo sagrado como lo es el principio de progresividad en materia de los derechos humanos.

Solo hay mala intención en el Estado cuando intenta aplicar un cerco jurídico a las ONG y la sociedad civil. Se propone subordinarlas a la Ley de Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, convirtiéndolas en delatores de víctimas con sus testimonios, algo semejante a nuevos sapos cooperantes.

En nada me  sorprende esta nueva escalada en contra de los derechos humanos por parte de un Estado que sigue sentado en el banquillo de la CPI por el expediente en curso en el que la antigua fiscal Fatou Bensouda declaró que existen razones para creer que en Venezuela se cometieron crímenes de lesa humanidad. El informe de la misión independiente de determinación de los hechos de la ONU califica y responsabiliza al Estado de cometer crímenes de torturas, tratos crueles e inhumanos y degradantes, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas de personas, todos tipificados en el Estatuto de Roma, del que Venezuela es signatario al firmar en el año 2000, dando competencia a la CPI una vez que se aprueba el informe preliminar se inicie la investigación.

El Estado nuevamente se equivoca de adversario, el enemigo es la crisis económica por la hiperinflación, la crisis sanitaria con una pandemia de covid-19 que viene azotando a la población sin vacunas con un crecimiento exponencial de contagios y cifras de fallecidos diariamente.

Estoy convencido de que el Estado no tendrá la fuerza suficiente para silenciar nuestras denuncias en defensa de las víctimas de violación sistemática de derechos humanos, siempre se abrirá una ventana para acompañar el dolor y el sufrimiento de los oprimidos, yo seguiré con más fuerzas y determinación hasta ver tras las rejas a los responsables materiales e intelectuales de estos crímenes que no prescriben.

 


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