Foro Cívico y Maduro. Archivo

A Luis Manuel Esculpi.

«Venezuela se arregló» es la frase acuñada en las redes sociales que de forma reduccionista y burlona simplifica la visión de una recuperación económica en el país. Hay consenso en que la economía venezolana ha dejado de caer – en 13 años había caído 80%-  y en que el  crecimiento del PIB fue en 2021 de 3% y puede llegar cerca de 7% en 2022. Es lo que los economistas de Ecoanalítica llaman estabilización en la miseria.

No vislumbrándose la posibilidad de un cambio político emergió con fuerza un pragmático sálvese quien pueda en distintos sectores del país. Empiezan a  observarse signos de reactivación e importantes  sectores empresariales abogan por separar la recuperación económica del cambio político. ¿Se trata de coexistir?

Son muchos los opinadores y políticos que respaldan esta corriente, algunos muy apasionados arremeten contra los que no la respaldan con argumentos de salvación de la nación agónica. Yo me pregunto de qué país están hablando: ¿El de las zonas fronterizas tomadas por la guerrilla colombiana, del Arco Minero en manos de mafias asesinas, de la Caracas destartalada, del interior mucho más castigado por las carencias de los servicios más primarios? Puede haber recuperación sin luz, sin gasolina, sin agua, con una migración millonaria; con la educación devastada, y sin Estado de Derecho? Podrá contribuir esa activación a la recuperación de la educación, de la salud, de la nutrición, y disminuir las cifras de pobreza extrema que según Encovi ronda 76%?

Como buen calculador, Nicolás Maduro está montado sobre esta ola ofreciendo algunas dádivas. Devolución de las empresas expropiadas y arruinadas sin ninguna reparación. Aumento del salario mínimo que pasó de 1,6 dólares al mes a cerca 30 dólares (la canasta de supervivencia está en 12,5 dólares semanales) lo que le ha comenzado a dar buen resultado; según la última encuesta de Datanálisis, 52% de los encuestados consideran que su situación personal, no así la del país, ha mejorado.

A pesar de que creo que hay que hablar hasta con el diablo cuando es necesario, estoy un poco confundida con la motivación de los integrantes del Foro Cívico en la reunión de Miraflores. Presentaron demandas sobre prioridades y urgencias en el ámbito del sistema de salud, la  recuperación del salario y el respeto de  la contratación colectiva, la defensa de las libertades cívicas, la autonomía universitaria,  los presos políticos y la constitución de un TSJ más equilibrado, demandas inobjetables.

Pero tienen expectativas de que Maduro atienda estas demandas o  están conscientes de que la reunión forma parte del reinicio o reformateo del diálogo entre el gobierno chavista con la oposición política en México, apelando sin orden ni concierto a diversos sectores políticos, sociales, económicos, religiosos del país… hasta Nicolasito, la intención declarada es la de ir hacia un proceso más inclusivo, más amplio, o sea un diálogo con una oposición dispersa y variopinta que le reste peso al G4 y al factor político real en la negociación.

Por cierto, muy oportuna la observación del presidente de la Apucv sobre la tónica amistosa de la misiva al despedirse de Maduro con estima y consideración, a pesar de la manifiesta honestidad de algunos participantes. Quizás sea parte de un camino que confunde coexistencia distante con amancebamiento que contribuye a ir borrando la faceta del tirano por la de un hombre concertador y bonachón.

 


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