La inteligencia artificial, IA, se ha extendido por nuestra vida de maneras inimaginables. El avance de la IA ya no se cuenta en años, sino en días. Actualmente, divisar las fronteras entre lo que está hecho por el hombre y lo que está hecho por las máquinas, se está volviendo casi invisible, dando lugar a grandes cambios en la forma en que percibimos e interactuamos con el mundo, o más bien, como el mundo nos percibe a nosotros mismos.

La IA nos ha sorprendido con la forma en que puede moverse, ver y oír, pero también, con lo que puede crear. La creatividad, que antes se consideraba un rasgo exclusivamente humano, es ahora un tema de debate. ¿Puede la IA dominar completamente el proceso creativo? ¿La IA reemplazará a los humanos en algunas funciones o puestos de trabajos? Estas son algunas preguntas que inundan los infinitos espacios entre partidarios y detractores de la tecnología basada en IA.

Imagen: Bigstock

Más allá de los juegos

En 2016, el sistema AlphaGo de Google DeepMind, derrotó al campeón mundial Lee Sedol (Go es un antiguo juego chino y considerado el más difícil del mundo) utilizando su inteligencia creativa para diseñar una estrategia ganadora. Durante la partida en que AlphaGo destronó a Sedol, el movimiento 37 del sistema de Google fue uno que ningún humano hubiera podido predecir. «No es un movimiento humano. Nunca he visto a un humano hacer este movimiento», dijo un compañero de Lee, antes de añadir que era «hermoso».

A pesar de haber nacido en la década de los cincuenta, no ha sido hasta entrado el siglo XXI cuando la tecnología le han permitido a la IA dar un salto comercial considerable y “cautivar” un sinnúmero de aplicaciones. La verdad es que la IA se está extendiendo rápidamente en nuestra vida cotidiana, y su avance ha comenzado a transformar y ayudar a los procesos creativos, así como a desafiar lo que creemos que es el «pensamiento humano».

Usando su habilidad para procesar vastos conjuntos de datos, “aprender” de estos, y producir rápidamente soluciones a problemas difíciles, la IA está creando un nuevo paisaje de oportunidades creativas. Las aplicaciones de la IA van mucho más allá de los juegos. Actualmente, la IA tiene metidas sus narices en casi todo. Desde el diagnóstico de covid-19 mediante el uso de tomografías computarizadas de tórax (trabajo publicado recientemente en la revista Nature), hasta en la industria de la música, ayudando a los artistas con el proceso creativo de sus piezas. En general, la IA está dando a los artistas y científicos una mayor comprensión de sus procesos creativos y sus capacidades.

Políticos en la IA

Los humanos somos “muy buenos”, a excepción de aquellos que se dedican a la política, para tomar decisiones sofisticadas y seleccionar la mejor solución teniendo en cuenta consideraciones enrevesadas. No obstante, la capacidad de manejar grandes conjuntos de posibles soluciones no la llevamos tan bien. De hecho, perdemos nuestra capacidad de tomar estas decisiones de forma eficiente y consistente a medida que aumenta el número de posibles soluciones.

La verdad es que el uso de la IA está revolucionando el mundo a una rapidez nunca vista. En la última década hemos visto a muchos políticos estudiando las perspectivas de voto de la gente mediante el empleo de técnicas de IA, y luego modificando sus puntos de vista en consecuencia, para ganar más partidarios. El ejemplo más reciente podemos encontrarlo en la campaña presidencial de Donald Trump en 2016. Una investigación conjunta de The New York Times y The Observer revela que Cambridge Analytica, una compañía estadounidense con sede en el Reino Unido, se hizo con una base de datos de entre 50 millones de usuarios de Facebook pretendido uso académico y la explotó sin permiso para elaborar estrategia electoral para persuadir a los detractores de Trump y así favorecerlo en las elecciones de 2016. Este es solo uno de los muchos ejemplos de cómo la inteligencia artificial puede ser una herramienta exitosa en la política o para los políticos, pero moralmente cuestionable.

Sin embargo, hay grandes avances para la sociedad como por ejemplo el uso de IA para la detección de corrupción de funcionarios, empresarios e inclusive entre gobiernos, mediante el entrenamiento de la IA en el reconocimiento de prácticas fraudulentas. Lo cierto es que intentar frenar el avance de la IA sería como querer detener el viento. Más bien, la mejor solución sea intentar comprender aún mejor como estas herramientas pueden mejorar nuestras sociedades a través de una implementación responsable, lo cual solo es posible con mucha educación.

Sin límites

Para finalizar, a juicio de quien suscribe este post, no existen límites para la IA, solo está siendo frenada por las capacidades de cómputo, fuentes de datos estandarizados necesarias para ser procesado por las computadoras y lo más importante, recurso humano…


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!