El pasado 2 de junio reciente se celebró por videoconferencia la 29ª Reunión Ministerial de la OPEP y no OPEP, la llamada OPEP Plus, la cual apenas duró 11 minutos. Las expectativas antes de este conclave era que este organismo iba a darle continuidad, en los términos aprobados, al programa de reposición de la oferta retirada en abril de 2020 debido al colapso del consumo mundial por la pandemia del covid-19, hasta completarlo en septiembre próximo y en el marco de la duración formal de la Declaración de Cooperación, léase OPEP Plus, hasta diciembre de este año.

Asimismo, este encuentro virtual en Viena estuvo precedido de una gran presión por parte de los países consumidores, reunidos bajo el G7, donde se exhortaba a los países productores a incrementar sus suministros ante el choque de oferta implícito en las medidas de embargo aprobadas por Estados Unidos, la Unión Europea y países aliados contra las exportaciones rusas de petróleo, carbón y gas natural por su invasión a Ucrania desde fínales de febrero pasado, lo cual de acuerdo con estimaciones de la AIE crearía una escasez de crudo ruso por el orden de hasta 3 millones de barriles diarios (MMB/D) en el corto plazo.

Por su cuenta, Estados Unidos venía ejerciendo presiones diplomáticas sobre Arabia Saudita con miras a una respuesta más proactiva en cuanto a producción petrolera, por extensión ello significaba igual petición para los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, por ser estos tres países los únicos con capacidad de producción ociosa.

Sin embargo, desde Riad se estimaba que no se justificaba una respuesta diferente a la que se venía ejecutando desde julio de 2021 cuando se aprobó el plan de reposiciones mensuales de 400.000 B/D, vigente hasta abril de 2022, y de 432.000 B/D desde mayo de 2022, ya que consideraban que no había una escasez genuina y que el elevado nivel de precios reflejaba una prima por riesgo al suministro temporal por razones políticas, aunque esto chocaba con una caída de los inventarios por debajo de su niveles promedio de cinco años, previos a la pandemia y una muy inclinada curva de futuros, espejo de una falta de oferta en el corto plazo.

La OPEP Plus, Rusia y la demanda

La reticencia saudita reflejaba, por otro lado, razones políticas encuadradas en su necesidad de preservar la unidad de la OPEP Plus ante el riesgo de una ruptura debido al peligro real de una caída de la producción rusa, el colíder de la OPEP Plus. Es decir, había que discutir con mucho cuidado las medidas que se fueran a aprobar y que sin mencionar directamente el colapso ruso en ciernes de su producción, y por consiguiente el rol estabilizador de esta unión de productores, preservara su demostrada eficiencia desde mayo de 2020.

Este trabajo de filigrana política debería considerar que los únicos países con capacidad de producción excedentaria real dentro de la OPEP Plus eran Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y debería descartarse que por circunstancias extraordinarias pudieran absorber cuotas de mercado ocupadas por Rusia, que hicieran tambalear la cohesión hasta ahora exhibida entre Moscú y Rusia luego de la guerra de precios de abril de 2020, que llevó al contrato futuro del WTI con entrega a un mes a valores puntuales negativos de 37 dólares el barril en el NYMEX.

El guion previsto de darle seguimiento a un restablecimiento gradual de la oferta chocaba, sin embargo, con la realidad de una demanda creciente en ciernes al empezar China, el principal importador mundial de petróleo, a levantar los bloqueos en sus grandes ciudades debido a las campañas de confinamiento a causa del rebrote de la pandemia del covid-19.

A esto se sumaba el repunte estacional en el verano boreal del consumo de gasolina por el mayor flujo de manejo en las carreteras, agravada esta circunstancia por el cuello de botella de un parque refinador mundial que se ha ido quedando corto, y que se expresa en precios records de los derivados en las estaciones de servicio. También importaba el aumento estacional de más consumo interno en el Medio Oriente por el uso de combustible para hacer frente a las elevadas temperaturas, lo que impacta sus exportaciones.

La decisión de la OPEP Plus no pudo ser más, políticamente, equilibrada y simbólica, en el sentido de dejar a todos contentos. Se aprobó adelantar el ajuste de producción que culminaba en septiembre a agosto, lo cual dejó en el aire la pregunta sobre un reordenamiento de las cuotas dentro de la OPEP Plus que sincere los cumplimientos y los niveles reales de producción.

El restablecimiento mensual de oferta que desde mayo venía siendo 432.000 B/D, va a ser a partir de julio y con cumplimiento hasta agosto de 648.000 B/D. Es decir, matemáticamente, se incrementa la producción de la OPEP Plus en 216.000 B/D.

Este ajuste al alza se reparte cónsonamente entre los países integrantes, incluyendo a Rusia, quien extraoficialmente ya estaría por debajo de lo que le toca producir hasta en más de 1 millón de B/D, y según voceros oficiales vería declinar 17% su producción en 2022. Además, en este reparto teórico se asignan porciones de mayor producción a países que acumulan varios meses seguidos de incumplimiento por razones de desinversión, deterioro de infraestructura y problemas políticos locales, hasta el punto que están en deuda con los mecanismos de compensación y reposición de obligatorio cumplimiento. El déficit de la OPEP Plus, a los niveles de producción objetiva, alcanzó alrededor de 3 MMB/D en mayo frente a 2,6 MMB/D en abril. De este déficit de oferta casi 1 millón B/D corresponde a Rusia. Por cierto, que las exportaciones de productos refinados de Rusia han caído en 600.000 B/D desde los niveles anteriores a la guerra, lo que agrava los altos precios en las estaciones de servicio.

Precios y geopolítica petrolera

La reacción de los precios al volver a dispararse por encima de 120 dólares el barril revela la convicción dentro de los participantes en los mercados, de que esta decisión de la OPEP Plus no está agregando mucha oferta al mercado y apenas, lo que se descuenta como seguro, es lo que pueden aportar Arabia Saudita y EAU, los únicos con capacidad ociosa probada. Pero también pudiera revelar es que la variable geopolítica imperante por el conflicto Rusia-Ucrania tiene mayor ponderación a la hora de concurrir a la formación del precio del petróleo. El primero de ellos, de entrada podrá producir 57.000 B/D adicionales y el segundo 18.000 B/D en julio y agosto. Pero Arabia Saudita tiene alrededor de 820.000 B/D como capacidad ociosa, mientras que los EAU alrededor de 800.000 B/D, según Platts Analytics.  Entonces, surge la pregunta, si ante esta cruda realidad de un agregado poco relevante de oferta, frente a la aguda escasez que reflejan los precios del petróleo, cuál es el mensaje que se envió desde la OPEP Plus.

Una visión extrema que se ha dejado colar, seguramente con alguna mala intención, es la irrelevancia de la OPEP Plus sin el agregado, en la práctica, de la producción rusa que haga efectiva cualquier decisión en pro de la estabilidad del mercado petrolero. No es, por lo demás, una posición peregrina ya que sin el concurso de Rusia podría ponerse nuevamente en el tapete la otrora inefectividad de la OPEP y Rusia, por separado, para hacerle frente a la penetración y captura de mercado por parte de los productores de petróleo de lutitas.

En efecto, la creación de la OPEP Plus surgió para encarar la producción de lutitas en el país norteño. Esta lucha que se vivió hasta marzo de 2020 cuando se vio un auge por encima de los 13 MMB/D en la producción estadounidense, apuntalada por las cuencas de lutitas, quedó de lado por los terribles estragos de la pandemia, que llevaron a un retroceso de casi 2 MMB/D en la producción de Estados Unidos.

Igualmente, la ausencia de una Rusia mancomunada en la OPEP Plus destapa la caja de Pandora, tal como ya se está observando en la guerra de descuentos llevada a cabo por este país para colocar en Asia -y a como dé lugar-, particularmente en China y la India, el crudo que no puede comerciar en Europa. Basta recordar que estos dos países, conjuntamente con Corea del Sur y Japón, son los principales compradores de crudo del Medio Oriente, y ello está encuadrado, parcialmente, en acuerdos de largo plazo que incluyen el derecho a proveer, preferencialmente, crudo en complejos refinadores y plantas petroquímicas.

Este desajuste del mercado se va a potenciar cuando entre en vigencia el embargo aprobado por la UE al petróleo y el gas natural ruso, ya que aunque hay excepciones hacia países de Europa Central como Hungría, Eslovaquia, Chequia y Bulgaria, el grueso del comercio ruso que se vendía en Europa debe buscar nuevos destinos, con el agravante del veto al crudo ruso cargado en barcos hacia y desde puertos de países de la UE y la prohibición de gozar de la cobertura de seguro domiciliados en la UE y Gran Bretaña.

En verdad, la tormenta que se avecina en el mercado petrolero puede disparar los precios del crudo a niveles no vistos hasta ahora, y por ello el mensaje de la OPEP Plus cabe ser interpretado, para tranquilidad de muchos, como una voluntad para acciones suplementarias más enérgicas por parte de Arabia Saudita y los EAU, con miras a cumplimentar la merma en la producción rusa, ayudada, oportunamente por una entrada importante de crudo de las reservas estratégicas ya programadas para julio y agosto. Por lo demás, una contención de los precios, bien recibida por los bancos centrales en su cruzada antiinflacionaria y lucha contra la estanflación, podría eludir una destrucción de demanda habida cuenta del efecto deletéreo de unos precios muy elevados del crudo y los temores de una recesión global incoada por los precios de las materias primas y la persistencia de los cuellos de botella en las cadenas globales de suministros.

Por lo dicho hasta aquí, se podría entender la decisión de la OPEP Plus como un gesto mas político que económico, ya que en efecto, desde el punto de vista de los fundamentos, sobran razones para mejorar el suministro al mercado ante una evidente escasez que se intensificará en los meses de mayor consumo de petróleo en el año, suficientes para estimular una carrera alcista en el precio del petróleo que, ahora sí, daría lugar a una destrucción de demanda. Pero, al representar, en neto, un agregado de oferta muy por debajo de las expectativas de demanda, se interpreta la medida como una señal que anticiparía un uso más amplio de la capacidad ociosa por parte de Arabia Saudita y los EAU. Lo que aquietaría, por ahora, las presiones del G7, y capearía, temporalmente, el incumplimiento de Rusia dentro de la OPEP Plus, además, se aprovecharía el período de 6 meses que estableció como holgura la UE para hacer efectivo el embargo a Rusia.

De todas maneras, las nuevas sanciones harán que los volúmenes de importación de petróleo ruso por parte de los europeos caigan 92% para fin de año, pero, en lo inmediato afectará 75% de los mismos. Esto pudiera agravarse por los efectos secundarios de la prohibición de la cobertura de seguros a embarques rusos por parte de Reino Unido. Según Daniel Yergin, el reconocido historiador del petróleo y uno de los más agudos analistas del tema petrolero, la prohibición de los seguros agravará la lucha por los barriles, ya que sin cobertura la mayoría de las navieras cuidarán su reputación y saldrán de ese mercado.

Haciéndose eco de lo que se prevé, será un agravamiento de la escasez de oferta, la banca de inversión avizora precios muy por encima de los actuales, hasta alcanzar un rango entre 170-200 dólares el barril. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el mundo enfrentará un déficit de suministro de alrededor de 700.000 B/D en el segundo trimestre de 2022, ya que los stocks de inventario de la OCDE están en su nivel más bajo desde 2014. Mientras que el drenaje de las reservas estratégicas aportado por Estados Unidos a la oferta global (1 MMB/D durante 6 meses, desde el 1° de abril), en su intento de bajar los precios del petróleo nada le hicieron a la oferta, y al igual que en otras oportunidades no tuvo ningún efecto en el mercado y los precios no se movieron hacia la baja, pero sí redujeron en 180 MMB las reservas estratégicas del Estado norteamericano. Por otro lado, las existencias de destilados de Estados Unidos, están llegando a un punto en el que estarán en su menor nivel en los últimos 17 años.

Estados Unidos calculó mal

Sin duda que el inesperado conflicto Rusia-Ucrania tomó por sorpresa al gobierno de Washington, como también al resto de los gobiernos de los principales países del mundo desarrollado, pero fue Estados Unidos el primero que se dio por invitado a pronunciarse y aliarse con Ucrania. En efecto, tendríamos que preguntarnos si el gobierno estadounidense calculó fríamente los efectos y las consecuencias que se derivarían de las sanciones aplicadas a Rusia, sobre todo porque se trataba de un país (Rusia) que es el segundo productor y exportador de petróleo del mundo, y el primer suministrador individual de derivados y crudo al continente europeo; además de formar parte de la OPEP Plus. Y esto, ya aseguraba significativamente el incremento de los precios del petróleo a través de la prima por riesgo al suministro; sin duda, una variable coyuntural de tipo geopolítico, pero con gran ponderación a la hora de integrar la estructura de la formación del precio petrolero.

Fueuna estrategia mal planteada y calculada por parte de EE.UU., pues los precios del crudo se dispararon y con ello una escalada en los precios de los derivados y productos múltiples, destacadamente en los precios de la gasolina que suelen no dar tregua. Ciertamente, los precios de la gasolina llegaron la semana pasada a 30 dólares el galón, que por lo demás han tenido -de inmediato- un efecto multiplicador aguas abajo en las tarifas del transporte público, alimentos, servicios, etc… una especie de escalada de precios boomerang que llevó a la inflación a 8,33%; el índice inflacionario más alto que haya tenido Estados Unidos en los últimos 40 años.

Este escenario lleva al jefe de la Casa Blanca a un bajo nivel de popularidad de 37%, debido al descontento que han traído los notables aumentos en fertilizantes, granos, cereales, trigo, alimentos, restaurantes, gasolina y demás rubros de primera necesidad, que hace reducir significativamente el poder adquisitivo del estadounidense, colocando al presidente Joe Biden y a su partido demócrata contra las cuerdas en su propio ring, ya que ello presagia casi una derrota para las elecciones legislativas del próximo 8 de noviembre.

Esto ha llevado al mismo presidente norteamericano Joe Biden a afirmar que está considerando la compra de petróleo ruso, ante la dramática realidad en que se encuentra el mercado mundial de los hidrocarburos y sus precios. Es decir, el gringo arrugó, diría un pavo hoy en día. En efecto, los estadounidenses no supieron calcular y se dieron un tiro en el pie. Rusia también tiene necesidad de vender su petróleo y seguramente lo haría con buenos descuentos. Una vez más queda demostrado que las sanciones siguen sin dar con sus objetivos y que al final del día, aplíquese donde se aplique, son un gran fracaso; tal como lo afirmaron quienes suscribieron “La Carta de los 25”.

Venezuela

En Venezuela la producción de petróleo durante el primer cuatrimestre de 2022, según fuentes secundarias, fue 694.000 B/D, y en abril se ubicó en 707.000 B/D, reflejando un estancamiento luego del repunte observado desde el segundo semestre de 2021 gracias a la combinación de precios del crudo dentro de una franja de 100 y 120 U$B, y el programa de intercambio con Irán de crudo por condensado, que ha estimulado la producción en la Faja del Orinoco (FO) y el aumento de la mezcla obtenida con el diluente iraní, propiciando, asimismo, exportaciones promedio entre enero y mayo de este año en torno a 620.000 B/D, 5% menos que el mismo período en 2021.

Reuters reportó extraoficialmente una fuerte caída de las exportaciones en mayo debido a retrasos en los envíos por problemas de calidad del petróleo y cierre de dos atracaderos por mantenimiento en Jose (estado Anzoaátegui). Otra fuente mencionó menos cantidad de crudo exportable debido a problemas en dos de los cuatro mejoradores de Pdvsa.

Los datos no oficiales de la producción en mayo revelan una producción de 593.000 B/D, por debajo de lo alcanzado en abril, y que se atribuye a la escasez de diluente. Se observa la reiteración de la falla estructural de producción que arrastra Pdvsa desde hace ya más de 15 años, y mucho antes de aparecidas las sanciones, y que solo ha sido posible capear con el concurso del condensado iraní.

Es decir, mientras no haya una inversión notable que permita resolver la rehabilitación de mejoradores, aliente la reactivación de taladros, la reparación de pozos y detenga la canibalización de la infraestructura, no se podrá recuperar la producción, más bien continuará mermando la capacidad de producción e imposibilitándose una recuperación sostenida en torno a 800.000 B/D, lejos de la meta oficial de 2.000.000 B/D para finales de este año, tal como lo señaló Nicolás Maduro y su ministro de Petróleo, el criminólogo Tareck el-Aissami.

Igual reflexión cabe respecto a la tercerización de la recuperación de la Refinería de El Palito y los intentos por apuntalar alguna reactivación de las plantas del Complejo Refinador de Paraguaná (CRP), al dejar en manos de la petrolera pública iraní la reparación de estas plantas, con la inexplicable desincorporación de 800 trabajadores que venían desde hace años laborando en dicha refinería, medida que fue calificada de “arbitraria y como una ‘masacre laboral’ impulsada por el gobierno nacional y la actual gerencia de Pdvsa” (José Bodas). Es decir, por si misma Pdvsa no tiene la capacidad financiera ni pericia técnica para levantar la producción de derivados, amén de la mermada disponibilidad de crudo nacional para refinar, muestra de ello es que en abril, se enviaron más de 200.000 barriles de crudo pesado iraní a la refinería Punta Cardón y llegaron al puerto de Jose 400.000 barriles de petróleo procedentes de irán.

En cuanto al tema de las sanciones estadounidenses, la OFAC prorrogó (por novena vez) sin modificaciones la licencia otorgada a Chevron, luego de que una semana antes le había aprobado a la petrolera una autorización «restringida» hasta noviembre para entablar conversaciones con el gobierno del presidente Nicolás Maduro sobre actividades futuras. Cualquier plan de reanudación de producción de esta empresa va a estar supeditado en el plano político al estado de las negociaciones entre el gobierno y la oposición en México. El gobierno se sienta o simplemente no habrá flexibilización de sanciones petroleras, pareciera decir Estados Unidos.

De todas maneras, el gobierno de Maduro recibió una señal de flexibilización del gobierno estadounidense al autorizar en junio a que las empresas Eni y Repsol empiecen a comerciar desde julio cargamentos de petróleo venezolano para el pago de deudas pasadas. Sin embargo, eso no representa dinero fresco para Venezuela, aun cuando el gobierno de Maduro seguramente intentará intercambiar alguna carga de exportación por diésel, como lo hizo en 2020 hasta que fue suspendido. Hay que acotar que estas empresas europeas básicamente producen gas natural, y seguramente condensado, en el pozo “Perla” frente a las costas del estado Falcón. Ahora la pregunta inevitable es qué petróleo, y cuánto se va a enviar para Europa, puesto que los barriles que actualmente se producen (6,8 MMB/D) ya tienen destino, porque están amarrados a contratos estructurales cuyos compromisos estamos obligados a honrar. Así está desglosada nuestra producción: 395 MB/D para China, 50 MB/D para Cuba, 20 MB/D para unos 9 países de Petrocaribe y 180 MB/D consumo interno (refinación aún insuficiente), por lo que solo viene quedando la irrisoria cantidad de 35 MB/D para Europa a los efectos de “compensar” cerca de 6 MMB/D que se dejará de comprarle a Rusia. Cuando se habla de irrelevantes 35.000 barriles diarios pareciera que fuera una broma, o que se estuviera jugando a Monopolio. ¡Seamos serios¡ El mercado de los hidrocarburos es algo serio, bastante serio. Venezuela en estos momentos, y por mucho tiempo, no está en condiciones de suplir de petróleo a nadie, ni a Estados Unidos, ni a Europa, ni a Asia, etc…solo tenemos producción petrolera para medio comer todos los días, y esa comida, que nos la sigue proveyendo el petróleo, no alcanza para todo el mundo; la Venezuela saudita quedó atrás y no volverá jamás. El 2022 finalizará escasamente con una producción máxima de alrededor de 900 MB/D, tal como lo venimos diciendo desde el pasado mes de enero, muy distante a lo ofrecido por Nicolás Maduro de 2 MMB/D “salieran sapos o salieran ranas”; pues sapos y ranas, y también culebras, salieron de los campos petroleros, pero no salieron barriles.

                                                                                                        

 


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