El paciente tiene politraumatismos o traumatismos generalizados. Presenta heridas abiertas producidas por armas blancas y señales inequívocas de haber recibido disparos de armas de fuego de distintas clases y variados calibres.

Mención aparte merece la saña, la premeditación y la alevosía y ventaja con que actuaron los agresores. Podemos afirmar que se trata de un paciente en estado comatoso que merece ser atendido con la prontitud, urgencia y rapidez necesarias, y con todos los recursos, métodos o procedimientos con que se dispone en la actualidad. De no atenderse con la emergencia o urgencia señaladas, el paciente puede morir.

Se deja constancia en este informe de que el paciente no pudo defenderse ante la superioridad numérica de los sujetos activos que le infligieron las heridas gravísimas descritas, en el entendido de que nunca será suficiente ninguna descripción que se haga sobre los daños y perjuicios causados en la integridad física y moral del moribundo paciente, por la magnitud de estos y lo dificultoso que podría suponer o resultar restituir o repararlos.

Cabe señalar también la importancia relevante de los daños psicológicos que han afectado en tal medida al paciente, que se aconseja ser atendido -con la urgencia que amerita-  por expertos profesionales que coadyuven a recuperar la sanidad mental del agredido.

Asimismo, se informa que el paciente debe ser resguardado y debe brindársele todas las medidas de protección necesarias estipuladas en el ordenamiento jurídico vigente, tanto en el ámbito nacional como también en el internacional, que aseguren su integridad, su salud y que hechos como los narrados en este informe no se repitan.

De igual modo, se recomienda se tomen todas las medidas necesarias para la restitución de la situación jurídica infringida, la reparación de los daños y perjuicios causados en la humanidad del paciente y el enjuiciamiento conforme a derecho de todos los sujetos activos que cometieron los abominables hechos mencionados, asegurándoles a estos las garantías de juicios justos, oportunos y sin dilaciones.

A todo lo anterior se añade la necesidad de que familiares, amigos, vecinos y la comunidad internacional toda fije la mirada en la gravedad de los daños que exhibe el paciente, contribuya también en la inmediata reparación de los mismos y exhorte a las autoridades correspondientes a evitar que situaciones, agresiones y daños como los señalados se repitan.

Se sugiere la conveniencia y la necesidad de darle la mayor difusión posible al contenido de este informe, en todos los medios que haya o existan dentro o fuera del país, dada la importancia que conlleva y lo preocupante que es, a todas luces, el estado del paciente. De este modo, cree quien suscribe, se contribuiría al ejercicio del derecho a la libertad de expresión, de informar y estar informados, sin que esto implique violación alguna de ninguna norma de derecho.

Porque la verdad sea dicha, es preciso no haber nacido en un país, padecer de un resentimiento muy arraigado o ser bien despreciable para odiar a su gente. No se puede estar tan cerca del dolor y seguir viviendo con normalidad. El sufrimiento es una miseria y exaltarlo una perversión más. Sufrir es malo en sí mismo y punto.

El paciente es una adolorida nación ubicada en el norte de la América del Sur, en plena zona tórrida… se llama Venezuela.


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