En un país en el cual el jefe del régimen y el jefe del partido oficial del régimen tienen programas televisivos semanales de muy larga duración (ambos muy aburridos) hasta el más despistado entiende cómo anda la salud mediática y política nacional.

Nicolás Maduro y Diosdado Cabello disponen de esos espacios por el poder que ejercen. Ni tienen méritos comunicacionales, ni  audiencia que los avale. Hay siempre un público presente que tiene la misión de aplaudir y asentir para que las cámaras expongan sus rostros satisfechos.

En paralelo, el entramado oficial de leyes al uso, reglamentos y procedimientos expeditos acorrala y reprime a medios y periodistas que se ocupan de buscar información, procesarla –lo que supone en las condiciones actuales del país sopesar cada término-, divulgarla y luego esperar las consecuencias.

En octubre, la ONG Espacio Público registró 35 violaciones de la libertad de expresión:  trece (13) fueron actos de censura, once (11) de intimidación y otros once (11) incluyeron una variedad de opciones: hostigamiento verbal, restricciones administrativas y hostigamiento judicial. Octubre fue el mes en  el cual se realizó la elección primaria de la oposición: se ajustaron un poco más las tuercas.

Noviembre va por el mismo camino. Maduro y Cabello hacen reír a los asalariados en el estudio, mientras sus órganos de actuación (ministerios, alcaldías y gobernaciones bajo su control, cuerpos de seguridad, simpatizantes sin empleo conocido) se dedican al silenciamiento: por las buenas o por las malas.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) –una organización próxima a celebrar 80 años de vida– recoge a finales de este mes lo siguiente:

  • Conatel (Comisión Nacional de Telecomunicaciones, que Cabello dirigió durante un tiempo) sacó del aire a la emisora Class 98.7,  que tenía tres décadas de operación ininterrumpida en el estado llanero de Cojedes. Según el oficio del cierre a la emisora se le venció la concesión.
  • El portal  @el_carabobeno está bloqueado desde el 8 de noviembre por la operadora estatal Cantv y las privadas Digitel, NetUno, Inter y Movistar  (plegarse al régimen puede reportar beneficios).
  • El portal de análisis e información @lagranaldea sufrió un ataque de “denegación de servicios” (a través del uso de bots que saturan de peticiones el servidor).  La Gran Aldea identificó las dos notas periodísticas que suscitaron la reacción contra su plataforma: versaban sobre un par de personajes afines al régimen.
  • Diosdado Cabello (¡quién más!) amenazó con demandar al @ChiguireBipolar, una página de sátira política que no le causa gracia alguna al capitán y diputado. Los tribunales siempre atienden presurosos las peticiones del jefe del partido oficial del régimen, conocidas sus malas pulgas.

Desde que la “revolución bolivariana” llegó al poder mandó a callar. Mes a mes, día a día. Esta es la verdadera “sanción” que pesa sobre el país.


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