Partiendo de la idea de que todos los individuos tenemos nuestras propias convicciones y que estas nos identifican, influyendo además en los distintos aspectos de nuestras vidas, así como en nuestro comportamiento, se puede decir que representan los preceptos, principios y valores que tenemos ya establecidos. Así mismo, es acertado recordar que no se generan por sí solas, ya que son el producto de los procesos que vivimos.

Mucho influyen en su formación, el seno familiar, el aprendizaje, las experiencias, las relaciones con los demás, la escuela, la colectividad, el ámbito laboral, así como, otros factores, que son parte de nuestra identidad. Estas intervienen en nuestra esencia de forma muy fuerte y determinante, involucrando los compromisos que nos hemos planteado, y así, podremos responder a la motivación presente en nosotros.

Por otro lado, debemos tener en cuenta, además, que las convicciones hablan sobre nosotros, definen lo que somos, el tipo de vida que llevamos y nuestros actos. Por eso resulta  conveniente escuchar esa voz interna antes de manifestar lo que pensamos, pues nuestra opinión se expone a la vista de todos, mostrando lo que creemos a través de nuestros hechos y de lo que decimos.

Así mismo, es importante revisar si nuestras acciones y convicciones están apegadas a la rectitud que debemos mantener, pues nos  sirven de guía para responder a los principios y  normas, cuyo cumplimiento es necesario. Se hace oportuno entonces que nos mantengamos firmes y acatemos estas creencias, basados en nuestros preceptos, sin desviarnos de lo correcto.

No podemos dejar de  mencionar que los pensamientos  e ideas determinan lo que somos y cómo es nuestra existencia. En este sentido, las convicciones deben servir de fundamento para justificar la manera en la cual actuamos. Además, todo tu entorno se ve influenciado de forma directa o indirecta por tus decisiones. Por eso, es prioritario que no nos dejemos influenciar por los otros si sus ideas no son cónsonas con nuestras creencias.

Se puede decir  de  forma concluyente que nuestras convicciones caracterizan la  manera en la que actuamos, por eso deben estar fundamentadas en lo correcto, respetando nuestros  valores y preceptos. Resulta pertinente que nos mantengamos firmes demostrando un comportamiento adecuado para reforzar y desarrollar nuestro potencial positivo como ser humano.

Es relevante que nuestras convicciones nos lleven a mantener una conducta que responda a   nuestros principios y que sirvan de ejemplo  para los que nos rodean y para toda la sociedad.


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