Una de las consecuencias más complejas de advertir en medio de la incertidumbre de estos días es el costo de que la inercia económica que traía el país haya casi desaparecido.

Por décadas, el buen marco que estableció la Constitución del 93 impidió que desde el Estado se practique la farra fiscal y la locura monetaria. Con estas dos variables bajo control y con la minería creciendo por la constante demanda internacional que azuzó los precios, el —mal llamado— ‘piloto automático’ de la economía peruana tomó posición.

La cantidad ridícula de personas que gobernaron el Perú desde 2016, sumada a la retahíla de actitudes bananeras con las que nos hemos acostumbrado a vivir, hicieron del 2021 tierra fértil como para que un invertebrado como el delincuente Castillo Terrones, aupado por izquierdistas todos, llegue a Palacio. Desde allí todo fue cuesta abajo. Y desde que Castillo Terrones intentase —sin éxito como en todo— dar un golpe de Estado, la violencia y parálisis se han sumado a la ecuación de parálisis que hoy nos agobia.

La minería está en caída libre y no hay grandes proyectos en camino. Las compañías internacionales de análisis de riesgo han empezado a ver como riesgoso a nuestro país y un medio de relevancia mundial como The Economist dejó de considerarnos una democracia. La inercia del buen marco constitucional y las variables que mencionamos primero han dejado de existir. Y este es quizás la más grande tarea que el próximo gobierno deberá enfrentar y todos los peruanos deberemos apoyar juntos.

Por primera vez en mucho tiempo, el gobierno que se elija en las elecciones venideras deberá operar la economía para empezar a correr desde cero en muchos aspectos y no simplemente dejarse llevar por la inercia. El grupo de habilidades que se necesita para lograrlo es bastante diferente que el que se requiere para mantener las cosas en marcha. No es que uno sea más difícil que el otro, pero son distintas tareas esencialmente y el Estado cumple roles bastante diferentes también en cada uno de esos dos escenarios.

Así las cosas, quizás mucho más que en décadas recientes, elegir a un grupo, partido o frente que tenga cuadros muy capaces en economía, será fundamental. La altura del reto lo demanda y el momento muy sensible que atraviesa el país lo requiere. No solo para manejar el Ministerio de Economía y Finanzas y el Banco Central de Reserva, sino para alinear a todos los ministerios que llevan consigo la producción del país. Una vez más nos repetimos ese “mucho por hacer” de Vallejo. Pero lo hacemos sabiendo que podremos.

Editorial publicado en el diario El Reporte de Perú


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