Es la hora de la impertinencia y de llamar al “pan pan y al vino vino”, sin que nos importe de lo que seamos tachados por supuestamente salirnos del redil de esa trampa cazabobos denominada “lo políticamente correcto”, que ha servido para cobijar a quienes, en comandita, no ven más allá de sus propios intereses subalternos que,  a su vez, son parte integrante del ecosistema criminal.

Opto definitivamente por la incertidumbre de la verdad que termina siendo liberadora, en lugar de la incertidumbre de la mentira que produce efímero sosiego pero mantiene a una población sometida y desmoralizada.

Hemos perdido un país  por la tolerancia con la corrupción y la impostura. Hagamos lo que hay que hacer y mantengámonos en la ruta fijada sin hacer caso al extravío de las inconvenientes transacciones.

Sé lo que la verdad quiere que seas. Basta de silencios cómplices. Grita con 100.000 lenguas, porque por haber callado el mundo está perdido. Proclama la verdad y no te quedes callado por miedo.

No se diga más. La írrita AN designó a un írrito CNE. La usurpación está clara: “Llegamos al poder y nunca más lo entregaremos”. Le saca rédito al mantenimiento de la pobreza y el resentimiento: piezas de su sistema de mentiras y opacidades.

Por tanto, se votará cuando el régimen salga y se depuren las instituciones chavistas podridas. Lamentablemente, la oposición oficial no ha capitalizado en forma de conocimiento 22 años de errores. No aprender de ellos es una forma de corromperse. La política así entendida y practicada se convierte en la superestructura del ecosistema criminal.

El pensamiento venezolano ha sido deficiente. No hemos realizado sistemáticamente los esfuerzos de comprensión sobre la hora aciaga de la afrenta e ignominia que atravesamos, que ha disuelto la nación en cotos fragmentados con la fatal pérdida de soberanía. Hoy las gobernaciones y alcaldías solo existen nominalmente; las que controlan y mandan son las REDI y las ZODI junto con los  grupos irregulares. Apure y Bolívar son ejemplos elocuentes.

Es hora de asumir estas verdades incómodas. Se acierta en el diagnóstico y nos perdemos luego en un mar de acciones incoherentes. La comprensión del momento es fundamental. La transición a la democracia se alcanza con el cese de la usurpación.

El que camina en tinieblas no sabe adónde va, es preferible caminar en la luz de la verdad que siempre fortalece nuestras debilidades y fragilidades. Hay que voltear el falso sistema de adentro hacia fuera y exponer a la luz sus falsos valores.

La lucha digna es por una Venezuela próspera, segura y libre. Habrá justicia y se sabrá la verdad. Haremos realidad los sueños de Juan Pablo Pernalete y tantos mártires de que Venezuela sea una república en la que los jóvenes puedan desarrollar sus vidas y sus talentos.

¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!

 


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