Las declaraciones de Nicolás Maduro sobre el papel de la mujer en la sociedad indignan por lo extremadamente arcaicas. Decir que su responsabilidad es parir y criar a los niños es de una ignorancia superlativa. Pero además es un insulto, pues desconoce el aporte que miles de mujeres, miles de venezolanas, le han hecho al país y al mundo.

Debe ser que con ese discurso se siente como el “padrecito” Stalin, como el “patriarca”, sobre todo porque dijo esas palabras frente a un auditorio lleno de “feministas”, que si no se molestaron por lo que decía Maduro es porque tienen de feministas lo que el presidente chavista tiene del dictador ruso (el de antes o el de ahora).

Pero es comprensible, dentro de su ignorancia, que Maduro se haya olvidado de Luisa Cáceres de Arismendi, por ejemplo; o de Teresa de la Parra y Teresa Carreño. En el campo religioso, la madre María de San José y muchas otras. ¿Sabrá quién fue Morella Muñoz, que con su voz brilló en los escenarios? O Estrella Laredo, Gloria Buendía, Ana María Font, Isbelia Marín, Lisseta D’Onofrio, todas egresadas de universidades autónomas venezolanas y que han destacado en el campo de las ciencias duras.

Es lógico que no le vengan a la mente mujeres como Sofía Ímber o María Teresa Castillo, porque su padre político le enseñó a despreciar la excelencia en la cultura para que intentara destruir todo lo que estas dos insignes mujeres crearon para los venezolanos. Por eso solo se le ocurre decir que el papel de ellas en la sociedad es parir, como cuando en 2020 las mandó a tener 6 hijos para “poblar la patria”.

Tener un hijo, lejos de un deber, es un derecho y una escogencia que puede hacer cada mujer en su vida personal. No está obligada a ello, pero cuando lo hace, lo asume y eso se respeta.

La venezolana se destaca en todos los campos en los que se lo propone y, además, es buena madre, responsable y amorosa. No se pone límites, es sacrificada pero también brilla con luz propia. Todo esto a pesar de que el gobierno chavista ha sido el peor maltratador que ha podido padecer. La ha hecho pasar hambre y trabajo, le ha arruinado su calidad de vida, le ha quitado los servicios del agua y la electricidad, le ha quitado hasta sus hijos. Y con todo y eso sale todos los días a trabajar. Y es por eso también que hay tantas por el mundo destacándose como médicos, gerentes, educadoras, ingenieras, administradoras, artistas, científicas, conservacionistas, músicos.

La venezolana es la mejor representación de Venezuela. Por eso, tener un presidente que solo las reconozca como “paridoras”, o como le dijeron algunas periodistas en Argentina, como “vacas lecheras”, es la mayor prueba de que este presidente, además de ignorante, es misógino y no debería hablar de feminismo. Son demasiadas las conquistas y victorias que han conseguido las mujeres para tener tan siquiera que escuchar semejantes bobadas.


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