Desperté con ansías, desesperanza, ira y frustración. El lado humano toma el poder y con él las fuertes dosis de las emociones más negativas que agobian a cada hermano venezolano todos los días de esta pesadilla. Amanecí dominado con aquello que combato cada segundo en la batalla más difícil que nos toca superar: la batalla interior.

Estamos librando las batallas de antaño que nos narraban nuestros abuelos. Las leyendas de aquellas epopeyas entre sables y cañones ahora se han transformado en realidades de balas, gas y deserción. Una generación entera se levanta en conciencia y en alma porque no escogió luchar por decisión sino, por accidente. Pues, debemos hacer que valga la pena. La sangre ha corrido, los caídos nos han impulsado, la Corte Suprema Celestial nos ha bendecido y ahora nos falta empezar a batallar en unidad. Eso, aún resulta un poco difícil.

Cada tic tac que pasa la situación no se suaviza. Las despedidas a los seres queridos se triplican. Parecemos convictos contando en vez de los días los “nos vemos pronto” en nuestra celda. Los carcelarios siguen perjudicando despiadadamente nuestro núcleo. La familia venezolana se fractura como una galleta en el bolsillo de un niño. Nos damos cuenta de que los ideales no son la morfina que creíamos y las convicciones empiezan a ser cuestionadas cuando esos momentos se cruzan en nuestro porvenir. ¿Qué pecado habremos cometido para pasar por este calvario? Las respuestas se quedan en silencio y por la ventana empiezan a caer gotas, pero no de lluvia sino de lágrimas.

Un nuevo día comienza y una nueva oportunidad se asoma. La calma se ha hecho presente y luego de tantas lecturas, tertulias y salidas, en mi afligida mente y desordenado corazón surgió una frase radiante como el sol que alumbra el alba cada mañana, una frase que retumbó como las trompetas en tiempos de guerra, una frase que fue la luz fulgurante para combatir la oscuridad: ¡Nacimos para triunfar!

Aún tenemos la fuerza necesaria para seguir porque por nuestras venas corre la sangre libertaria de nuestros héroes. Aún podemos dar nuestro más sublime aliento en esta epopeya histórica que estamos librando en contra de la tiranía que quiere eternizar su maldad.

¡Nacimos para triunfar! y bajo ninguna circunstancia por más cruel que sea, jamás vamos a defraudar a aquellos que se han ido al cielo o al extranjero. Nuestros «Próceres del Asfalto» nos guían junto al Supremo Autor desde lo más alto, nuestros valientes hermanos que empacaron sus sueños en una maleta nos impulsan desde otras costas hasta recobrar el destino de una nación de las garras del despotismo y el atraso ya que están ávidos de retornar.

Nuestro espíritu sigue firme, nuestro estandarte sigue resplandeciente, nuestros ideales siguen ardiendo con intensidad y el tiempo está a nuestro favor. Ellos no podrán. Seguiremos luchando hasta vencer porque ¡NACIMOS PARA TRIUNFAR!

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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