El avance indetenible de la inteligencia artificial nos hace pensar que pronto no podremos vivir sin usarla a diario en la mayoría de nuestras actividades.

Su desarrollo es tan importante como la aparición del Internet que aconteció hace apenas tres décadas. La conceptualización inicial de Arpanet -como estrategia de comunicación militar- se inició en la década de los años sesenta, pero no fue sino hasta 1991 cuando el triple w vino a cambiar la vida de la mayoría de los seres humanos en el planeta.

Muchos de nosotros crecimos en un entorno donde la memoria y las bibliotecas eran las únicas referencias para el desarrollo de nuevos conocimientos. El conocido portal Statista (2023) estima que la penetración del Internet llega en la actualidad aproximadamente a 5.200 millones de personas en el planeta, lo que representa 65% de la población mundial.

Algo similar está sucediendo con el caso de la inteligencia artificial. En 1958 Alan Turing, filósofo y matemático inglés, desarrolló la prueba de Turing, donde a través de la filosofía matemática evaluó si era posible que las máquinas pensaran y razonaran como seres humanos. Desde entonces algunos hitos han marcado puntos de inflexión, como el desarrollo de ELIZA en los laboratorios del MIT, uno de los primeros programas en procesar lenguaje natural, también el desarrollo de MYCIN, en la Universidad de Stanford, un sistema experto que usaba IA para identificar las bacterias causantes de una infección y recomendar dosis de antibióticos de acuerdo con el peso del paciente.

Por otro lado, recordamos cuando en 1996, en un celebre match, el campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov fue vencido por la computadora de IBM conocida como Deep Blue. Acontecimientos similares sucedieron en 2011 cuando Watson, la supercomputadora desarrollada por IBM en conjunto con ocho universidades, venció a los dos mejores concursantes de la época en el juego Jeopardy o en 2016 cuando AlphaGo, programa desarrollado por DeepMind, venció al campeón mundial en el juego chino GO.

Otras señas de evolución alrededor de la IA fueron los bots de Google, la aparición de Siri o hasta de la conocido Alexa. Sin embargo, el desarrollo cronológico tuvo un punto de inflexión cuando este año 2023 OpenAI presentó GPT-4, un modelo de lenguaje multimodal que acepta documentos con texto, fotografías, diagramas o dibujos y audio; Microsoft anunció la integración de GPT-4 en su sistema de búsqueda, siendo respondido de inmediato por Google que presentó BARD, una herramienta colaborativa disponible en más de 40 idiomas, con conversión de texto a voz y manejo de imágenes.

Una auténtica revolución industrial que ha significado el disparo de salida para aplicaciones de todo tipo que apenas tenemos tiempo de integrar a nuestras vidas; la IA se está expandiendo en todos los sectores industriales, de servicio, bancarios y en el caso que nos ocupa en el sector de la salud.

La IA en la medicina

La integración de la medicina en la red tuvo su boom con el fenómeno denominado “Doctor Internet”, cuando personas de todo tipo empezaron a tener acceso indiscriminado a información médica, en ocasiones para beneficio y en otras para perjuicio de pacientes que han tomado decisiones de todo tipo apoyados en consejos de influenciadores o de información sin verificación ni control.

Los recientes progresos de la IA en el sector médico significan oportunidades extraordinarias para el avance en esta rama de la ciencia. La OMS reconoce el desarrollo en diseños de fármacos, paquetes de software, dispositivos de monitorización, herramientas y pruebas de edición genética, modelos digitales personalizados, plataformas en línea, dispositivos de realidad aumentada, así como el perfeccionamiento de  robots quirúrgicos y de acompañamiento.

Por su parte, el portal Sanofi Campus indica que la IA ha demostrado ser altamente eficaz en la detección y prevención de determinadas enfermedades, mejorando notablemente la calidad de vida de los pacientes. Destacan la creación de programas inteligentes dirigidos al ámbito de la cardiología capaces de detectar cardiopatías, con alta precisión, o de sistemas para detectar patologías, que de otro modo permanecerían totalmente ocultas como las de cérvix, útero, cabeza, cuello y próstata, o incluso el apoyo en las ramas de la psiquiatría y la psicología.

Riesgos del desarrollo de la IA en el sector de la salud

Sin embargo, no todo es bonito ni rosa en el desarrollo incontrolado de la IA. Importantes decisiones se están tomando bajo el impulso del tamaño de negocio que significará el desarrollo de la IA para los próximos años. El portal Statista calcula que el año 2025 el mercado de la inteligencia artificial será superior a 300.000 millones de dólares .

Hemos podido ver alertas recientes de todo tipo relacionadas al desarrollo incontrolado de inteligencias artificiales, en una era que los expertos todavía denominan la era blanda de los desarrollos de la IA; Yuval Noah Harari: historiador y escritor israelí, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, famoso por De animales a dioses, comenta que los despliegues no regulados de la inteligencia artificial, crearán un caos social que beneficiará a los autócratas y destruirán las democracias. Por su parte, Geoffrey Hinton, conocido como el «padrino de la inteligencia artificial, alerta que la IA es una tecnología que funciona mejor que el cerebro humano y sobre la cual nadie tiene garantías de cómo podrá mantenerse bajo control. También, el pensador venezolano Moisés Naím, en un foro reciente en las instalaciones del IESA, alertó  que nuestras sociedades no están listas para lo que se nos viene encima como resultado de las aplicaciones de la inteligencia artificial.

Entre los riesgos específicos en el área médica, las voces expertas colocan su acento en cuatro temas:

  • El potencial doble uso de tecnologías, que desafíen límites sobre el control de las personas, así mismo los “robots biológicos”, el biohacking o hasta el desarrollo de armas o de bioterrorismo.
  • La medicina “basada en falsificaciones bajo el control malicioso de corporaciones, academias, instituciones y gobiernos, en oposición a la medicina basada en evidencia científica.
  • La medicina «generada por el paciente», autoexperimentaciones sin apoyo ni seguimiento de los profesionales de la salud.
  • La desigualdad que puede significar desarrollos exclusivos por y para países ricos del planeta o incluso el peligro de una IA que se entrene con datos sesgados, perpetuando sesgos y discriminaciones existentes.

De manera que urgen controles para el desarrollo incontrolado e incentivos para la promoción de la ética, alrededor de un tema que puede ser crucial para la humanidad en los próximos años. Instituciones supranacionales como la Organización Mundial de la Salud (2021), exponen trece prioridades urgentes para la próxima década. Estas prioridades incluyen explícitamente: “Aprovechar las nuevas tecnologías”, “Ganar confianza pública”, “Proteger a las personas de los productos peligrosos”, “Hacer que la atención médica sea más justa”, “Ampliar el acceso a los medicamentos” y “Prepararse para las epidemias”.

Un reto que depende de la voluntad de gobiernos que estén en capacidad de ver un poco más allá de sus asuntos de corto plazo.

Referencias de este artículo:

Fernández, R. (12/09/2023). El uso de Internet a nivel mundial– Datos estadísticos. Statista. https://es.statista.com/temas/9795/el-uso-de-internet-en-el-mundo/#topicOverview

Gómez- González et al. (2020). Artificial intelligence in medicine and healthcare: a review and classification of current and near-future applications and their ethical and social Impact. Cornell University. https://arxiv.org/abs/2001.09778

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2021). Ética y gobernanza de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud. ISBN 978-92-4-003744-1

Sanofi (s/f). Usos de la inteligencia artificial en medicina y sus beneficios en la salud de los pacientes. Sanofi Campus.   https://campus.sanofi.es/es/noticias/2021/inteligencia-artificial-salud

Fuentes:

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2021). Ética y gobernanza

De la inteligencia artificial en el ámbito de la salud. ISBN 978-92-4-003744-1


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