No hablo de política, hablo de humanidad, algo importantísimo, pero hoy carente en la cotidianidad, en la familia, en el núcleo de la sociedad y en los entes que forman al individuo como ciudadano, un espectro que se ha desgenerado y que se ha desviado desde el bienestar en cuanto a ser buena persona, hasta el respeto, el trato y la humildad, donde el beneficio es quien sobresale y la conveniencia es por quien se actúa, pues la naturaleza humana ahora en su gran mayoría parece es estar enfocada en la maldad, en el hacer daño, el atacar, corromper, humillar, destruir y hasta obligar.

Se llega a un punto en donde se deja de vivir el presente por pensar en un futuro incierto que quizá así ni será, donde se ve hacia atrás y se vive del pasado pero no para darse cuenta de errores y de no cometer estos actos anteriores, sino para nutrirse de ellos, acarrear con los traumas y luego en su consecuencia drenar en forma dañina hacia al trato que se le dan a los demás individuos que te rodean, y dicho esto aclaro que no sé mucho de psicología ni del comportamiento del individuo, pero la experiencia en cuanto a ver, sentir y apreciar ciertos escenarios del día a día me han hecho saber que hoy no hay humanidad y que estamos en una especie de época en la que en su mayoría el daño es el que reina y es allí cuando  aparece una viveza, que por cierto nos daña y nos afecta en grande como sociedad.

Hoy las palabras hacia el mundo y su comportamiento quizá no sean de amargura, pero sí son de decepción, hoy vemos padres ir contra sus hijos, arremeter y causarles daño porque solo se creen autoridad, vemos los valores perdidos y una ficción irremediable que simplemente se enfoca en aparentar, y aun así esperan adaptarse a la nueva sociedad, a la que todos opinan sobre todos y juzgan sin pensar, pero nadie se preocupa por su ser y humildad; también vemos a hijos ir contra sus padres e infantes con armas, vemos violencia física y mental y un daño causante de manera constante que quizá no se pueda superar ni remediar. Vemos una manera de generar dolor y tristeza impulsada por caprichos de beneficio a conveniencia, que nacen en quienes creen que hay una raza superior en ego, orgullo y hasta fuerza y es por ello que pretenden siempre oprimir y no ayudar, humillar y pisar, hasta llegar al punto de coaccionar, pero también siendo capaces de impulsar incluso la amenaza bajo el uso de la fuerza y cualquier otra acción cuya naturalidad sea la de dañar, pareciera que la maldad y el odio les satisface y nutre lo que ellos llevan dentro o conocen como “humanidad”

La familia en su mayoría se ha disuelto, pues a pesar de estar allí todas su figuras suele ser disfuncional, es así como las bases o el núcleo de la sociedad se han perdido y ahora es difícil de encontrar, de volver a construir y enfocar, de generar y crear, pues como lo dije anteriormente: ahora se hace evidente que pareciera que existe es una raza superior que jamás permitirá que se trabaje como equipo para poder avanzar y obtener beneficios, para salir adelante y construir la humanidad, porque hoy falta es ser más humanos, más buenos, menos superficiales, menos plásticos, menos irreales, ya es hora de decir: basta de aparentar y es momento de por fin hallar un verdadero bienestar.

Hoy en el mundo el odio se nutre del daño que les hacen los unos a los otros y ahora de acuerdo con esta coyuntura no importa si la herida es física o emocional, el mal ya estará allí presente, haciendo de las suyas, causando dolor y hasta agonía, la manera más lenta y vil de morir o finalizar, también causando locura, irá y hasta desespero, pero esta, señores, es una realidad que todos nosotros ahora mismo debemos enfrentar.


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