En ocasiones percibo que grupos de personas que comparten características, misiones  o funciones por una temporada, empiezan de un momento a otro a sentirse incómodos, inadecuados, insuficientes o comparten la sensación de querer desaparecer o ser invisibles. Por supuesto, no me refiero a imaginarios infantiles de superhéroes o tendencias suicidas, al contrario, son personas bastantes estables con quizás mucha responsabilidad en sus hombros, que de un momento a otro se ven fatigados y quieren salir del foco visible.

Este tipo de individuos van en avanzada, con todo y los problemas que la vida va presentando, prosiguen a la meta, aceptan desafíos para los cuales no siempre están listos, mantienen la fe animando a otros, aun cuando ellos desfallecen en desaliento en ciertos momentos, y superan los negrecidos que las vivencias proscriben sobre justos e injustos. Todo esto, solo para impulsar nuevas dimensiones de gracia y entendimiento en aquellos que deciden vivir apercibidos.

He visto con mis lumbreras corruptibles como las temporadas descritas suelen ser desanimadas  e incómodas, como si algo nuevo estuviese por ser manifiesto y lo que hasta el momento traes ya no es suficiente. La sensación más fuerte que se comparte es una insatisfacción, no por frustración o marchitez como podría creerse a priori, sino una especie de desencanto por lo faltante, que ya ha sido asignado y aun no se manifiesta visiblemente. Es como si el espíritu ya estuviese al tanto de la porción que se ha estipulado para la temporada que se abre, acerca de la cual se tiene poco o nada de información.

Las transiciones son curiosas y solo se perciben mediante la sensibilidad que se desarrolla en las estaciones previas, y a través de los ojos afinados del espíritu. En dichos periodos, partes vencidas de nuestro accionar y pensar lucen senescentes como hojarasca y nuevas idean crecen como turiones de pensamientos, listos para ser extendidos con la fortaleza y enjundia según sea el caso. La timidez y los silencio abundan, no por mutación interna ni quebranto, más bien, por causa del gestar de lo nuevo, y como todo proceso de gestación debe hacerse en un ambiente controlado y seguro,

En esta valiosa oportunidad lo que anhelo compartir con toda esta descripción es la confianza de que aunque los días y  las noches te confronten en incomodidad, no te halles con eficiencia o complacencia en lo que desarrollas o sientas que algo falta, tu corazón no se desespere ni tu pensamiento se atribule demasiado, porque quizás seas de esos asignados para abrir brecha y hasta que el último no transite a la siguiente estación, no recibirás la libertad de posicionarte en tu nueva dimensión porque estarás direccionando la mirada y el transitar de quienes también fueron determinados para migrar.

Momentos así no duran mucho, pero mientras transcurren es crucial mantenerse enfocado, positivo, expectante y buscando direccionamiento del regente de los cielos, quien sin duda, pondrá el querer y el hacer para lo que más conviene, en aquellos que le hacen partícipes de su historia, confían con celeridad y se rinden a su voluntad. Esta última, siempre más sobreabundante y perfecta que cualquier vestigio de humanidad; de tal manera, que si te encuentras incómodo y embebido en silencios de inconformidad reposa, porque gestas lo nuevo que muy pronto se manifestará.

@alelinssey20


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