El Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas es un organismo creado para la protección del hombre el 15 de marzo de 2006 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, con los votos en contra de Estados Unidos, Israel, Palaos y las Islas Marshall, así como las abstenciones de Bielorrusia, Irán y Venezuela.

Por razones de espacio solo enuncio a título informativo algunos de los temas abordados y decididos recientemente por dicho consejo: Igualdad de remuneración, 11 de julio de 2019; Mandato del relator especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos, 11 de julio de 2019; El derecho a la educación: seguimiento de la resolución 8/4 del Consejo de Derechos Humanos, 11 de julio de 2019; Acelerar los esfuerzos para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas: prevenir y combatir la violencia contra las mujeres y las niñas en el mundo del trabajo, 12 de julio de 2019; Mandato del experto independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, 12 de julio de 2019.

El tema de la alimentación como los derechos humanos y su protección fueron abordados y, siendo estos trabajos reflejo del colectivo, aprobados por unanimidad en fecha 12 de junio de 2019; dos tópicos que, al igual que los desplazados, tocan muy de cerca a los venezolanos.

Dios no  permita que solo sean letra muerta.

En anteriores escritos, análisis radial, comentario en medios audiovisuales y participación en redes sociales, expuse el peligro que corre la Organización de las Naciones Unidas de cesar su operatividad de no identificar y reducir sus enemigos: los regímenes totalitarios.

Durante el intercambio de opiniones con el coronel retirado de la aviación norteamericana Mathias Farías en espacio radial de La Poderosa 670AM de Miami, expusimos durante el mes de septiembre reiterados llamados ante el peligro que representaba la aspiración de la izquierda  totalitaria representada ante el Consejo Permanente en Defensa de los Derechos Humanos de llevar a un escaño en su seno al gobierno de Nicolás Maduro Moros.

Maduro Moros es responsable de la masacre de sus gobernados, la inexistente atención de salud pública y la hambruna reinante en Venezuela, amén de los miles de caídos en la guarnición de sus deberes y privilegios constitucionales como fallecidos en manos del hampa.

Solo hace escasos días la alta comisionada para la atención de los derechos humanos, Michelle Bachelet, presentó un informe en el cual refrendó uno anterior que demostraba que la vida de los venezolanos corría peligro al ser sometidos a vejaciones y torturas en cárceles y centros de detención del Estado.

Todos pensaban entonces que con tales legajos y sujeto a una investigación ante la Corte Penal internacional de La Haya, Nicolás Maduro sería derrotado por ser improcedente su incorporación en Ginebra.

Pero no. El 17 de octubre el gobierno tirano de Venezuela, por 105 votos, es escogido para ocupar una silla en dicho consejo en representación de América latina, esa región que hoy mantienen Raúl Castro de Cuba y Nicolás Maduro de Venezuela en jaque.

La cada vez mayor presencia de miembros representantes de mandadores extremistas, aglutinados e inspirados para la acción en la violación permanente de los derechos fundamentales, avanza en su afán de someter con fines económicos esclavistas a la población a su mando.

Desde ahora en adelante se presentan como víctimas quienes en realidad son sanguinarios depredadores.

Estos trabajan subrepticiamente dentro de la institución mundial con el fin de aniquilarla o anularla en el logro existencial y desarrollo del ser humano, como también intentan vulnerar el amparo permanente por los principios universales del hombre consagrados en la carta de su fundación.

Las naciones del mundo se desarrollan políticamente bajo la convicción de que esta institución y sus organizaciones satélites en materia específica, cuando corre peligro la independencia de estas, cuentan con la participación de la ONU para la preservación de su colectivo.

Sin embargo, a pesar de los aportes que en materia de contenidos y metálico realizan las regiones, los Estados miembros se ven sorprendidos cuando ante el atropello de una fuerza extranjera, frente a quien deben ahora acudir para hacer la denuncia en Naciones Unidas, el Consejo Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos; es el mismo funesto personaje que horas antes accionaba un arma mortal para masacrar a los venezolanos, un pueblo indefenso.

De ahora en adelante el común del ciudadano creerá que aquel ser de hermandad vecinal al brindarle un vaso de agua atentará contra su vida, o que en el recinto donde por ley debe ser remanso de protección o justicia, al servirle un plato de comida le exigirá turbadas actuaciones.

Los funcionarios de Naciones Unidas e instituciones afines que guarden silencio ante la designación del gobierno venezolano, mayor violador en América Latina en la actualidad de los derechos humanos, para un puesto en el Consejo en Defensa de tales privilegios del hombre, serán cómplices de la muerte de miles de seres que fallecen por ausente  alimentación, falta de salud pública, muertes de presos políticos en resguardo carcelario y asesinatos a manos del hampa común.

El mundo libre espera la anulación por contrario a justicia de tal prerrogativa otorgada a Maduro Moros.

Así es la nueva vivencia del parroquiano que hoy sufre un percance más en sus aspiraciones democráticas, cuando observa al sacerdote que pensó que le hablaría de Dios convertirse en diablo.


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