Ciertamente, las interrogantes o aplicar adjetivaciones sobrarían para acompañar el título de esta nota de hoy. No existe incertidumbre, no hay una mera duda de que en el chavismo hay preocupación. Quizá le hubiera ido bien acompañarla de algún superlativo, por ejemplo, “hay mucha…”, o “el madurismo desconcertado pelea a dentelladas”, etc. Cuando los hechos tienen trascendencia, nos impactan y como consecuencia nos dejan huellas indelebles en la estructura cerebral del hipotálamo. No hay manera humana de despojarse de ella en un corto o mediano plazo. Pasará mucho tiempo de esa escena del 22 de octubre revoloteando en nuestras cabezas. Regodeándonos de lo que vivimos y mirando ensimismados como nuestros compatriotas con sus propios pasos se agolparon en los centros de votación para expresarle su apoyo de manera absoluta a María Corina Machado y demostrar total desprecio a Nicolás Maduro y su régimen.

Por supuesto que no escaparon de estas magulladuras el resto de partidos de oposición que participaron en este histórico acontecimiento. Tendrán, entonces, que hacerse profundas revisiones hasta llegar al punto de echar de sus filas partidistas a dirigentes desprestigiados por su comportamiento deshonroso y sustituirlos por aquellos que han demostrado pasión, vocación, responsabilidad, mesura, que los hay en buena cantidad…

Esta preocupación del régimen se ha inflado en la medida en que han transcurrido los días. Se habla mucho de las profundizaciones de las diferencias internas entre los bandos que encabezan Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello por haber permitido y convenido en el acuerdo de Barbados en que se realizará la elección primaria. Si apelamos a un ejemplo, nos encontramos con la nulidad de la primaria solicitada por el fiscal general de la República quien fue, por cierto, el hazmerreír de cientos de miles de compatriotas. Ahora al gobierno se le sumará la convocatoria el 3 de diciembre de un referendo consultivo para definir los mecanismos con los que reclamará el territorio fronterizo en disputa con Guyana, el Esequibo. No obstante, supongo que, a pesar de que todos los venezolanos estén de acuerdo con que la propiedad de ese extenso y rico territorio de 160.000 kilómetros cuadrados pertenece a Venezuela, muchos de ellos no participarán en esa consulta por considerarla innecesaria, una burda treta para tratar de tapar los resultados de la primaria.

Confieso, por otra parte, que nunca he considerado que la administración de Maduro se distinga por su talento, por su genialidad estratégica; muy lejos de esas cualidades del intelecto. Ya veremos cómo a partir de ahora esos tipos de reconocimientos se irán alejando hasta desaparecer por completo.

En el editorial de El Nacional del domingo pasado hay una serie de acotaciones que merece la pena acentuar, por ejemplo: sumar aliados internacionales para la causa democrática en Venezuela es una tarea primordial. La oposición venezolana demostró su apego a la vía democrática y pacífica con la realización de la primaria y lo que se logró con sus efectos: una alta participación que superó los cálculos de unos y otros y la elección y proclamación de su candidatura unitaria para las elecciones presidenciales del segundo semestre de 2024. El Acuerdo de Barbados, que el régimen celebró con más entusiasmo que la propia oposición, diseña una hoja de ruta que compromete a todo el mundo político nacional, pero también a los gobiernos que estuvieron presentes, como el de Colombia, por ejemplo, que proclamó su «trascendental papel» en la firma del acuerdo, y también a los de Argentina, Brasil, México, Rusia, Países Bajos, Estados Unidos, Francia, Canadá y Noruega, país facilitador de las negociaciones.

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