La realidad describe una economía a un cuarto de su tamaño y los jóvenes ahuyentados a una emigración forzada que suma casi 8 millones de venezolanos.

Los jóvenes no ven esperanza porque cada día este sistema negador de libertades los ahoga más, con las instituciones y sistema judicial secuestrados.

En tal contexto cada elección que se paute será fallida, por la intervención de organismos electorales serviles y perfectos, al modo de las corporaciones criminales que dominan a Cuba, Nicaragua y Venezuela, que ganan con 90% de los votos.

Esas estructuras modelan comportamientos que terminan en frustración.

El terrorismo de Estado para ejercer el poder indefinidamente se adereza con impunidad y financiamiento ilícito, lo cual produce miseria para el pueblo y ahoga su libre determinación.

Se trata de un escenario aceptado por la “opolaboración”, en el que realizar elecciones resulta problemático para el libre ejercicio de la soberanía popular. Los libertarios resentimos el oprobio de la violación de los derechos humanos. El voto no elige aquí. Y pone una vez más, en evidencia, a los opositores funcionales proclives a un proceso electoral pinchado.

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Nos referiremos a las primarias.

Con las primarias al servicio de los ciudadanos se escogerá al líder que conformará una estrategia compartida con sus mandantes, para lograr el cambio político y las condiciones, de verdad, para unas elecciones justas y verificables.

Hasta el final es la libertad de Venezuela. Y la libertad pasa por realizar las primarias. Hay que derrotar a los escamoteadores que quieren implosionarla con la fuerza ciudadana que sustenta este camino democrático.

Es el momento de la integridad que es decir la verdad, defenderla y aplicarla.

El régimen tiene asignada a sus asalariados funcionales la tarea de implosionar las primarias, si no lo logran, sacará la bala de plata que guarda: sentencias podridas del TSJ. No quiere las primarias, no facilita la logística de los liceos, no deja montarse en avión a la líder primera en las encuestas y si se sube a un camión mete preso al dueño del vehículo.

Los autores del descalabro carecen de apoyo y de vergüenza.

La primaria es el consenso y la mejor unidad es la generada por  los ciudadanos de manera prístina. El voto en este escenario sí elige. Si no somos capaces de organizarla, mucho menos podremos organizarnos en torno a unas elecciones presidenciales y defender los votos sufragados. Supremamente claro.

La sociedad que no penaliza a la mentira, reduce la vida a un mero paso, sin pena ni gloria.

¡Libertad para Javier Tarazona y Emilio Negrín! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!


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